En el centro urbano de Redwood City, en la península de San Francisco, objetos callejeros están cobrando vida, mostrando que además de bancos de plaza, parquímetros, postes, barandas o buzones son también simpáticos monstruitos. Todo gracias a un doctor Frankenstein de cabotaje, el artista norteamericano Damon Belanger. Sin necesidad de electricidad, apenas un poco de tiza y bastante pintura gris, Belanger les ha dado oportunidad de “asustar” a los transeúntes. Un simple y creativo método, porque lo único que ha necesitado para convertir a estáticos adminículos en criaturas es pintarles... sombras. Sombras que, lejos de ajustarse a la realidad, los vuelve fantasmas, robots o posesos animalitos, algunos de evidente inspiración timburtiana. “El tema que aúna las piezas de Shadow Art, esta serie, es la transformación y sorpresa. Generalmente las personas no prestan atención a las sombras, a menos que algo inusual suceda. Entonces, pensé: ¿qué otra cosa podría ser o proyectar tal o cual objeto, dados su tamaño y su forma? ¿Y si los transformaba y volvían a vivir?”, cuenta el especialista en street art y diseñador gráfico, y de sucinta manera comparte que “solo quería dar a cosas mundanas, un espíritu vivo, para que la gente pueda divertirse un poco en su día a día”. Oh, noble causa.