El investigador y sociólogo Luis Alberto Quevedo, docente e integrante del Área Comunicación y Cultura de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO-, reflexiona en BuenosAires/12 de cara al balotaje del 19 de noviembre, que definirá quién conducirá los destinos del país durante los próximos cuatro años.
--¿Por qué fue Sergio Massa el candidato más votado en las elecciones generales?
--El 36 por ciento de Massa se justifica desde varios lugares. Uno de ellos es que Unión por la Patria mantuvo una estrategia combinada, ordenada y ajustada, que casi no tuvo errores. La campaña electoral, entre las PASO y las generales, fue muy distinta a las campañas anteriores. Las PASO, las generales y el balotaje son tres partidos muy diferentes, que se juegan con actores y reglas distintas. Massa fue de menor a mayor, e hizo una muy buena campaña de cara a octubre.
--¿A qué le llama "una buena campaña"?
--Son cosas muy puntuales y específicas. La primera, es que Massa tuvo un posicionamiento de Presidente, de líder del espacio y conductor del peronismo. Yo creo que en una campaña importa mucho la construcción de las imágenes, y Massa da a Presidente: es aplomado, correcto, de buen lenguaje, no agresivo, y eso devela mando y decisión. Eso lo transmitió muy bien y contuvo todos los votos de UxP. La segunda, es que a pesar de tener muchas restricciones por el acuerdo con el FMI, hizo todo lo que tuvo a su alcance: la devolución del IVA, el final del impuesto a las ganancias para la mayorías de los trabajadores y trabajadoras y los créditos para las PyMes. Son pocas medidas, pero son las que tenía a mano y jugó todas sus cartas. Y la tercera es la territorialidad. El peronismo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, se volcó al territorio a militar y discutir.
--¿Por qué la inflación no fue decisiva en el resultado?
--El tema económico y la percepción de la población sobre ello es fundamental para cualquier elección. La habilidad de Massa no estuvo en manejar la inflación, que es la variable más dura y es la gran desorganizadora de la vida económica y psicológica de la gente. Él no lo pudo resolver, pero dio señales que irá por un camino de mejorar esas condiciones.
--¿Y la oposición no dio señales de poder mejorarla?
--El gran grito de la oposición fue '¿Por qué votan a Massa si él no puede resolverla?', pero la sociedad respondió 'Nosotros no creemos que ustedes tampoco puedan'. Es difícil de entender, pero eso habla de una madurez de la sociedad argentina, que no va detrás de cualquier promesa vacía, como la de Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio. La economía necesita la construcción del sentido de futuro, y allí Massa fue más eficaz.
--¿Massa puede sumar votos en la provincia de Buenos Aires? ¿De qué manera?
--Massa ya captó votos allí, y la clave estuvo en pedirle que voten a aquellos que no lo hicieron en las PASO, por eso hubo un aumento importante en la participación. Los siete puntos de diferencia en el nivel de participación del electorado, son siete puntos que no fueron a votar a la izquierda, a Bullrich, ni a Milei. Votaron a Massa, y ese es el resultado de convocar al territorio e ir a escucharlo. UxP estuvo al lado de la gente y de sus problemas, y eso fue valorado. Además, Massa pidió disculpas en varias ocasiones, y eso es valioso.
--¿En la provincia el comportamiento electoral es homogéneo o cambia según el territorio?
--Existen muchas diferencias allí. Primero por género, ya que los hombres y las mujeres no miran igual la política. Después por edad, porque no es lo mismo que un joven cargue la dificultad de acceder al trabajo, o que alguien más grande no pueda acceder a una vivienda. Y también hay realidades distintas con el interior, porque existen zonas más ricas y estabilizadas que contienen el mundo del trabajo a diferencia del conurbano, que es más duro, salvaje y más dificil para rebuscarse la vida.
--¿Por qué ocurre eso en el conurbano? ¿Las propuestas de Milei apuntaron allí?
--Del conurbano hay que entender que existe una presencia arrasadora de la informalidad. El gran problema es que la gente no está protegida, ni por el Estado ni por previsiones personales, lo que genera que el trabajador informal quede a la intemperie. Ahí buscó sus votos Milei, diciendo que él era lo mejor que les podía pasar. El oficialismo se centró en decir que Milei quitaría derechos, pero los que la sufren en el conurbano sienten que no tienen ningún derecho. Milei planteó que lo mejor es que el Estado no esté presente. Esa batalla cultural que dio La Libertad Avanza no fue menor, y de hecho ganó allí.
--¿Esa es la base de sus votantes?
--Sí, allí se explica el 30 por ciento de Milei. Sobre todo porque fue el único que tuvo una promesa de resolverlo. ¿Mágica? Si, pero dijo algo. 'Vamos a dolarizar y con eso se termina todo'. Es absolutamente inverosímil, y puede llevar a la ruina a mucha gente, pero es una promesa y mucha gente la compró. Yo no achicaría el valor que tuvo para el votante de Milei lo económico en esos dos sentidos, porque la habló a quiénes están en la intemperie, y les hizo la promesa de resolver la inflación con la dolarización.
--¿Y sus dichos sobre la dictadura?
--Creer que el 30 por ciento de LLA tiene que ver con el discurso fascista y militarista de Villaruel es un error. Esos discursos fueron más bien importantes para ponerle un techo al crecimiento de Milei. Aquellos que lo votan, lo que quieren escuchar es que va a resolver la economía a través de la dolarización.
--¿Qué opina de sus movimientos luego de las generales?
--Milei hizo dos cosas. La primera, es que en su discurso del domingo a la noche, luego de las elecciones, se volvió profundamente antikirchnerista. Lo hizo porque necesita que el 23 por ciento de Bullrich, que contiene odio al kirchnerismo, pase inmediatamente hacia él. Esa no es una mala operación, el tema es que lo que hizo desde el lunes hasta acá, que es ofrecerle a una parte de 'la casta' pertenecer a su gobierno (incluida la izquierda), genera riesgos para con su propio electorado. La puede pifiar feo, porque todo lo que amplía en nivel de votos ahora, transformándose en un receptor de la casta, lo puede perder en aquellos que lo votaron por su odio a la política. Es un juego muy difícil y no está bien perfilado al balotaje.
--¿Y los radicales?
--Los votos de los radicales no los puede ir a buscar porque los detesta, los odia, los acusa y los maltrata. Esa es su dificultad, que se mostró muy anti radical y los sigue denostando hasta hoy en día. Allí se le complicará juntar votos. Los radicales, que gobiernan en muchos sectores del país con distintas características, pueden tener una doble actitud. Algunos votarán en blanco, que es una ayuda a Massa, porque va primero. Y después, al resto, los unirá el voto vergonzante, el espanto, y el día que vayan a la urna dejarán un voto Anti-Milei.
--Se focalizó demasiado en la juventud. ¿El voto joven es un voto duro?
--En las PASO, Milei tuvo un voto transversal. Sacó más de siete millones, y eso excede regiones, provincias, sexos, edad y todo. Si no, no llegaría a ese número. Pero también hay que marcar que fue predominante el voto joven y masculino. Ese voto lo acompañó en las PASO, lo acompañó en las generales y es muy probable que lo siga acompañando en el balotaje.
--¿Qué ocurrió con los jóvenes de UxP y JxC?
--Una construcción muy interesante de Milei fue la del odio hacia el peronismo. Pero también despreció al PRO por ser los 'jóvenes conchetos'. Entonces los libertarios se colocaban en otra zona de cómo viven su juventud. JxC no constituyó alianzas exitosas con los jóvenes, cosa que Milei sí, porque les dio sentido, discurso y los contuvo (el mejor ejemplo fueron los trabajadores de Rappi que se manifestaron en su favor). El tema es que Massa inyectó entusiasmo en los jóvenes de UxP que venían bastante desanimados. Hubo un impulso de ir a ganar, y eso es obra de Massa. La juventud de UxP se convenció de no entregar la elección y de decir 'Massa es de los nuestros', sin preguntarse demasiado por su historia personal. Entrecerraron los ojos y fueron a pelearla, y ese fue un cambio de cara a las generales, porque tuvieron un despertar que dio resultado.
--¿Se debatió la política en las aulas y los pasillos de la facultad?
La universidad no ha sido una caja de resonancia para los debates actuales. Lo fue con la ola verde y la agenda feminista. Fue muy importante y muy valorado, porque generó una importante movilización de la juventud, sobre todo en las mujeres. En esta elección no vi que exista el debate, para nada. La política sufre desidia y desatención. La izquierda, que siempre está muy presente en esas cuestiones, también fue muy débil. No vi lo que en otras épocas sí hubo: jóvenes movilizados por ideas, convicciones e identidades. Este año no lo tuvimos y lo lamento muchísimo, porque como profesor siempre disfruté que se peleen adentro del aula conmigo. En estos años los alumnos dejaron de pelear, y eso no es bueno.