Todo listo para la 38º edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que se celebrará entre el 2 y el 12 de noviembre y cuya presentación oficial tuvo lugar el miércoles por la noche en el Auditorio Manuel Belgrano de la Cancillería Argentina. El acto contó las presencias del Presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, Nicolás Batlle; el Presidente del Festival, Fernando Juan Lima, y su director artístico, Pablo Conde, además del ministro de Cultura Tristán Bauer y su par de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional Santiago Cafiero, entre otros funcionarios de distintas áreas gubernamentales.
Desplazado hacia principios de mes por el balotaje presidencial, el único festival Clase A de Latinoamérica se realizará en conmemoración de los 40 años de democracia, que también “significan cuarenta años de un cine sin censura”, como destacó Batlle. Bajo ese paraguas se desplegará una programación que, aunque algo reducida debido a cuestiones económicas y al menor parque de salas, buscará radiografiar el estado del cine contemporáneo a través de un conjunto de producciones de todo el mundo, además de la realización de múltiples actividades paralelas.
Los festivales suelen hacer cortos muy breves que dialogan con algún eje temático particular y que luego van exhibiéndose de manera rotativa en la previa de las funciones. El eje de este año será, claro, el aniversario redondo del triunfo de Raúl Alfonsín. “Las piezas están armadas sobre la base de fragmentos de algunas de las más de 700 películas que fueron censuradas durante la dictadura por el Ente de Calificación. En aquel momento se guardaban esos recortes y se hacía un expediente explicado por qué se los había censurado”, recordó Juan Lima antes de puntualizar en la importancia del rol del Estado en el fomento audiovisual. “No hay un festival de la envergadura del de Mar del Plata sin ese apoyo. Los festivales son espacios de libertad, y la misión del Estado es encontrar el difícil equilibrio entre apoyar e intervenir pero sin apropiárselo”, agregó.
Con entradas a la venta de manera online a partir de mañana a un valor de 400 pesos la general y 200 para estudiantes y jubilados, el festival tendrá como película de apertura la versión restaurada de Hombre de la esquina rosada (1962), dirigida por René Mugica y basada en el cuento homónimo de Jorge Luis Borges, continuando así con la nueva costumbre marplatense de levantar el telón con películas vinculadas con la historia del cine (Los muchachos de antes no usaban arsénico, de José Martínez Suárez, en 2019; Tres en la deriva del acto creativo, obra póstuma de Fernando Pino Solanas, en 2021; Sin aliento, de Jean-Luc Godard, el año pasado). La clausura será diez días después con la exhibición de Fallen Leaves, el más reciente trabajo de Aki Kaurismäki.
Entre medio habrá una panzada de películas de todo tipo y color, de todas las duraciones y formatos, que se verán en el cine Auditorium, el cine Teatro Colón, el espacio Chauvín y seis salas del Paseo Aldrey. ¿Y el resto? Malas nuevas: no estará el complejo Ambassador, ni las dos pantallas del Shopping Los Gallegos, ni tampoco las del Cines del Paseo, pérdidas que encienden las alarmas ante la más que probable dificultad para conseguir entradas para los títulos más esperados. Esos títulos suelen tener directores de renombre detrás y se agrupan en la sección paralela Autoras y Autores. Aquí estarán, entre otras, Cerrar los ojos, de Víctor Erice; El libro de las soluciones, de Michel Gondry; Eureka, de Lisandro Alonso; In Our Day, del abonado Hong Sangsoo; La bestia, de Bertrand Bonello; esa fija para la temporada de premios de Hollywood llamada Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos; La práctica, de Martín Rejtman, y La sociedad de la nieve, de Juan Antonio Bayona, que será el invitado estelar de esta edición.
La programación mantendrá sus siete apartados competitivos: Internacional de Largos, Latinoamericana y Argentina de Cortos y Largos, Alterados y Work in Progress (WIP). En la primera habrá once películas, tres de ellas nacionales y exhibidas en carácter de premiere mundial: Elena sabe, de Anahí Berneri; Partió de mí un barco llevándome, de Cecilia Kang, y Las almas, de Laura Basombrío. La Latinoamericana, por su parte, tendrá nueve producciones de toda la región, con El castillo, de Martín Benchimol; El viento que arrasa, de Paula Hernández, y Las cosas indefinidas, de María Aparicio, como representantes locales. El apartado competitivo nacional habrá, como en el internacional, once contendientes, con Clara se pierde en el bosque, debut en la realización de la actriz y escritora Camila Fabbri; El empresario, de Germán Scelso (codirector de la notable e incomodísima El hijo del cazador, vista en la edición 2018); Elda y los monstruos, de Nicolás Herzog, y La gruta continua, de Julián D’Angiolillo.
También se repiten los focos temáticos, dedicados este año al realizador argentino Esteban Sapir; a la actriz, guionista y directora española Ana Mariscal; a la influencia mutua entre el cine y los cómics; al cine de Georgia, a las nuevas voces del cine británico de género y a la historia del cine francés. Adolfo Aristaraín será homenajeado a través de una breve retrospectiva luego de que, durante la presentación, su hijo recibiera en su nombre el premio Astor a la trayectoria.