José Franklin Chalá Cruz es licenciado en Antropología por la Universidad Salesiana y doctor en Estudios Culturales Latinoamericanos por la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue asambleísta de la República del Ecuador en el período 2017-2021 por la Revolución Ciudadana de Rafael Correa, y actualmente se desempeña como Director del Centro de Investigaciones Familia Negra (CIFANE), y como concejal del cantón Ibarra. Este cantón es el más populoso de la provincia de Imbabura, ubicada en la Sierra Norte del Ecuador. Según él mismo señala: “Ibarra es una ciudad colonial. En este cantón hay más o menos 30 mil afroecuatorianos”. Toda esta zona que se conoce como el Valle del Chota es un asentamiento histórico de población afroecuatoriana. El Dr. Chalá Cruz además de dedicarse al estudio de las comunidades de esta zona, es un activo militante de su comunidad, a la cual define como “un asentamiento netamente afroecuatoriano, con una historia, una cultura, una visión de futuro muy importante; somos parte de la construcción del cantón, de la provincia y de la patria”.
El Valle del Chota, además de la notable vinculación con los afroecuatorianos, se ha convertido en un lugar emblemático para el resto de los afrolatinoamericanos...
Sí, porque en el Valle del Chota se fundó esa alianza que hoy conocemos como ARAAC (Articulación Regional de Afrodescendientes de América latina y el Caribe). ARAAC es desde donde históricamente estamos bregando como movimiento afrolatinoamericano por tener una presencia en las Américas y el Caribe, pero en función de nuestras propias particularidades como afrodescendientes en el marco histórico, en el marco cultural, en el marco simbólico, en el marco político de cada país.
Venimos articulando desde la III Cumbre Mundial contra el Racismo, la Xenofobia y otras formas conexas de Intolerancia que se realizó en Durban, Sudáfrica (2001). Yo me siento un hijo de ese proceso, en donde se declaró la esclavitud como un crimen de lesa humanidad. Por su magnitud, por su carácter organizado y por su carácter violento. Después del secuestro de nuestros ancestros africanos y el sometimiento de los afrodescendientes, lo que quedó prácticamente es el despojo como seres humanos.
La esclavitud para nosotros en este territorio ancestral prácticamente finalizó en 1980. Solo para muestra este dato: los afrodescendientes aparecemos en la Constitución de la República del Ecuador apenas en 1998. La pregunta es, ¿En dónde estábamos antes? No estábamos en la escuela, en la historia, no se conocían nuestros procesos. Además había, como llamamos nosotros, un racismo epistémico. Eso implica concomitantemente, estos niveles de pobreza, de pobreza extrema y explotación. Por eso es importante, desde ARAAC, articular a nivel internacional y seguir debatiendo la urgencia de las reparaciones históricas y contemporáneas. Porque hemos sido invisibilizados, hemos sido negados en cada uno de nuestros países. Y esto que te digo no es una queja, realmente es un análisis histórico contemporáneo.
Cuando estuve en la legislatura nacional presenté un proyecto de ley que se llama -De los derechos colectivos-. Así logramos que en la Constitución del 2008, que tuvo lugar en la presidencia de Rafael Correa Delgado, se nos reconozca como pueblo afroecuatoriano titular de 21 derechos colectivos. Entre ellos, el derecho a la educación con pertinencia cultural, es decir, nuestra educación. Nosotros la llamamos la educación cimarrona. Otro tema importantísimo es la reparación. Reparaciones por ser sujetos de este crimen de lesa humanidad de la esclavitud, pero también del racismo contemporáneo.
¿Qué fue la Corporación de Desarrollo Afroecuatoriano (CODAE)?
Fue una institución creada en el mandato de Correa, adscrita a la Presidencia de la República, encargada del diseño y la ejecución de políticas públicas para la población afroecuatoriana. Hoy se llama Consejos Nacionales para la Igualdad. Fue todo un desafío su creación. Desde ahí logramos que se institucionalice en el Ecuador y, al mismo tiempo, implementar política pública. Por ejemplo, política pública de educación superior, para que los jóvenes, mujeres y hombres puedan acceder a la educación superior, a un título de cuarto nivel, a nivel de posgrado, a nivel de maestrías. Esto fue importantísimo. En una población de 18 millones de habitantes en el Ecuador, el 0.02% tenían títulos de cuarto nivel. Por eso iniciamos todo un proceso sostenido para que los jóvenes puedan ingresar a la Universidad y obtener este título de tercer y cuarto nivel. Esto implica que en 10 años se pueden ir acortando esas brechas en el campo del educativo. Lo otro que iniciamos con mucha fuerza es el tema de política pública de vivienda en todo el país. Pudimos hacer viviendas de interés social, que en ese momento tenían un costo aproximado de 17 mil dólares, cuando el Estado ecuatoriano, a través del Ministerio de la Vivienda del Ecuador, apenas entregaba 7 mil dólares a la población. Entonces eran unas viviendas pequeñas. Nosotros rompimos ese esquema.
¿Cómo fue y cómo es la relación del movimiento afroecuatoriano con el correísmo?
El vínculo de la afrodescendencia fue bueno, estuvimos con la Revolución Ciudadana desde el 2007. Ahora mismo soy el Director Provincial de la Revolución Ciudadana en Imbabura. La población afroecuatoriana fuimos los que mejor aprovechamos los 10 años de la Revolución Ciudadana. Es decir, en temas de educación como te mencioné; en temas de trabajo y empleo hubo avances, y en el campo político tuvimos un número de asambleístas bastante interesante, entre los que estaba yo. Eso nos permitió posicionar nuestra agenda, con el tema de reparaciones, con el tema de lucha contra el racismo a través de los delitos de odio, el ser reconocidos como pueblo y los 21 derechos colectivos. Tuvimos el primer Ministro de Cultura afrodescendiente, el primer Gobernador en la provincia del Guayas, que es la provincia más grande de la costa ecuatoriana. Hay un vínculo muy fuerte, muy cercano entre la Revolución Ciudadana y el pueblo afroecuatoriano. Es en donde definitivamente podemos tener niveles de participación real en la toma de decisiones.
Luego en el 2017 Lenin Moreno fue elegido por la Revolución Ciudadana, pero en menos de 3 meses nos traicionó. Hizo un clivaje hacia la derecha y eso generó una ruptura de la Revolución Ciudadana. En la Asamblea Nacional éramos 74 asambleístas, ahí hubo una ruptura, nos quedamos del lado de Correa 30 asambleístas y el resto se fue con Moreno por un plato de lentejas. Esto significó la persecución a los que nos quedamos del lado correcto de la historia, con Rafael Correa Delgado. Hubo encarcelamiento, se prohibió a Rafael Correa Delgado como candidato. Y claro, la prensa fue maquinando. Tuvo unos titulares en los que se lo sentenció y luego se inventaron un cuaderno en un viaje desde Quito a Guayaquil, que dura 20 minutos, un cuaderno con cifras, con datos, con detalles. Son cosas disparatadas. Bueno con todo esto, el movimiento afroecuatoriano también se fue en parte. Se fueron buscando cómo anclarse con la derecha. Pero afortunadamente la gran mayoría está con la Revolución Ciudadana. Está con nosotros la gran mayoría afroecuatoriana y eso realmente es muy importante.
¿Cuál es tu balance de los resultados de esta elección?
Nos robaron la democracia. Nos robaron la presidencia. Y lo digo con mucha seguridad. En la primera vuelta Luisa González estaba sobre el 45% de aceptación popular, eso significa que podíamos ganar en una sola vuelta. ¿Pero qué es lo que pasa? 8 días antes de ir a las urnas, hay un magnicidio. Asesinan a un candidato que estaba entre el cuarto y quinto lugar, Fernando Villavicencio, y acusaron a la Revolución Ciudadana como que fuimos nosotros quienes lo habíamos asesinado. Con ese asesinato jugaron con el ánimo de los ciudadanos ecuatorianos y cuando fuimos a las urnas muchos analistas políticos decían que ni siquiera íbamos a llegar al balotaje. Después de que las encuestas nos daban ganadores en primera vuelta, no íbamos a entrar al balotaje. Pero pudimos recomponernos y ganamos con 10 puntos esta primera vuelta y pasamos al balotaje.
En el camino al balotaje, las fuerzas de seguridad toman prisioneros a 8 individuos vinculados con el sicariato, como acusados por el asesinato de Fernando Villavicencio. Al que sería quien habría disparado a Fernando, lo llevan herido a la Fiscalía en vez de al hospital y muere en custodia de la policía. Luego cuando estábamos a 7 días para el balotaje, asesinan a los 7 sicarios restantes en el interior de la cárcel. Y otra vez acusando a la Revolución Ciudadana de estos asesinatos, aunque estaban en custodia del Estado. Esto hizo que el impulso de subida que estábamos teniendo con Luisa González, prácticamente se haya detenido. Esto es así porque sigue en el imaginario de la gente que es la Revolución Ciudadana la responsable.
Después salió la esposa de Villavicencio, salió también Cristian Zurita, quien fue el reemplazo del candidato Villavicencio, a acusarnos a nosotros. Pero bueno, pasadas las elecciones dijeron que no, que eso fue un apresuramiento. Todo fue un burdo montaje.
Todo esto fue para robarnos la democracia. Y es así en ese robo de la democracia que gana Daniel Novoa. Este es el hijo de una de las fortunas más grandes del Ecuador. Eso significa que metieron en esa campaña mucha plata, muchos recursos. Infelizmente roban la democracia y no permiten que Luisa González sea la presidenta. Nos ganan con el 51%. Eso quiere decir que la Revolución Ciudadana tiene una expectativa grande de 48%, solamente nosotros, sin ningún tipo de alianza. Daniel Novoa sacó el 51% pero con una alianza con toda la derecha y la extrema derecha recalcitrante también.
¿Con este panorama, cuál es el rol que tiene por delante el movimiento social afroecuatoriano?
Esta etapa que se viene es muy importante. Tomará posesión en diciembre Daniel Novoa, pero ahí todavía hay un tema que asusta a la ciudadanía común y corriente, a la ciudadanía de a pie. El plan de Novoa y su vicepresidenta. Ella plantea quitar la responsabilidad del Estado en el tema educativo, eso significa privatizar la educación. Que no es competencia del Estado, dice esta señora. También dice que la salud hay que privatizarla, que el Estado nada tiene que ver en el tema de salud. Sobre el empleo, dice que tampoco es cosa del Estado, sino exclusivamente de la empresa privada. Eso significa el abandono del rol del Estado hacia la población y, sobre todo, la población más empobrecida y negada históricamente.
Por eso la Revolución Ciudadana, la afroecuatorianidad, el movimiento de los pueblos y nacionalidades indígenas, prácticamente lo que estamos planteando es estar con la Revolución Ciudadana y recuperar el gobierno en el 2025.
Entonces lo que el pueblo afroecuatoriano está planteando es al interior de la Revolución Ciudadana, consolidarnos y generar nuestra agenda política y nuestras demandas en temas de educación, en temas de salud, en temas de acceso a la tierra, el territorio, en temas de acceso al empleo, en temas de inversión, educación universitaria, en mantener una Universidad emblemática que se creó con Rafael Correa, que se llama Yachay. Le decimos la ciudad del conocimiento. Allí está vinculado todo el tema de la innovación, la tecnología, la investigación, para salir del ciclo de la pobreza. También tenemos una universidad grande estatal, que se llama Ikiam, en la Amazonía. En esta universidad tenemos el laboratorio más grande de América Latina, nuestra selva, que es de alguna manera un laboratorio natural en defensa de la vida. El movimiento afroecuatoriano y los ciudadanos más pobres, estamos planteando reforzar la Revolución Ciudadana dentro de una planificación de un proyecto de vida. El proyecto es de vida, un proyecto de dignidad.
No puedo dejar de preguntarte sobre una categoría que solés utilizar como referente político, y como intelectual afrodescendiente, que es la sabiduría cimarrona de libertad. El avance de la ultraderecha en la región se montó sobre la idea de libertad y se ha convertido en el término bandera de las derechas globales en este momento. ¿A qué te referís cuando hablás de sabiduría cimarrona de libertad?
Comienzo diciendo que la ultraderecha se está apoderando de los símbolos de la izquierda. La libertad, el bienestar, el derecho a la vida. Si bien es cierto que son temas universales, fundamentalmente quienes han peleado y quienes han acuñado estos términos vienen desde la izquierda. Entonces el tema de la dignidad del ser, no es otra cosa más que la libertad. La sabiduría cimarrona es eso, una semilla de libertad. La sabiduría cimarrona es en función del conocimiento propio. Es decir, es el conocimiento heredado de la mama-África que nos otorga sentido a nuestra existencia. Es lo que hace que tenga sentido la existencia del pueblo afroecuatoriano y los afrodescendientes. Esta sabiduría cimarrona tiene que estar impartida en la currícula educativa a nivel nacional, desde el Estado ecuatoriano, no solamente desde la afroecuatorianidad o la afrodescendencia. Este es un deber del Estado.
Luego el tema de la libertad está vinculado a las luchas de la independencia. A las luchas, primero contra la esclavitud. Nosotros sabemos que el 24 de mayo de 1822, en la famosa batalla de Pichincha, el ejército de la Gran Colombia de Bolívar y Sucre era en un 80 o 90% afrodescendientes. Pese a la condición de esclavizados dieron la libertad a los blancos/mestizos, liberándonos de la Corona española. Entonces, la libertad tiene que ver con la ciudadanía y los derechos ciudadanos. Gozarlos a plenitud. Tomando un poco una frase acuñada por Francia Márquez en el vecino país de Colombia, -Hasta que la dignidad se haga costumbre-.
El concepto de libertad, vinculado al ejercicio de los derechos ciudadanos plenos, sin restricción. Sin que se nos mire como ciudadanos de primera, segunda o tercera categoría, sino como constructores de cada uno de los Estados-nación. Eso es ese concepto de libertad, libertad plena, libertad integral, que tiene que ver con la libertad de la autodeterminación de los pueblos.
Sí, yo me llamo afroecuatoriano, o afrodescendiente, para ponernos en tono de América Latina y el Caribe. Tenemos ese derecho a la libertad en el ejercicio pleno de nuestros derechos ciudadanos como tal. Como constructores de cada uno de los mercados nacionales, y eso implica tener una posición política. Y esa posición política en el caso ecuatoriano nos lleva a tener un corazoncito y una posición hacia la izquierda en donde nos da ese principio de dignidad, ese principio de ciudadanía, ese principio de libertad ontológica y una libertad simbólica. Pero también una libertad en derechos hasta que la dignidad se haga costumbre.
¿Qué pensás del avance de la ultraderecha en Argentina?
Me gustaría decirte algo sobre Milei. Realmente en Ecuador también nos asustamos con sus propuestas de desmantelamiento de la estructura del Estado. Desde Ecuador, realmente me asusta. Esas posiciones de ultraderecha recalcitrante, en donde yo me pongo a pensar si es que este señor llega a la presidencia de la República, prácticamente es dejar en la indefensión a los ciudadanos y a las ciudadanas. Lo miro un poco a la distancia y sí, asusta. Acá llevamos 7 años con el traidor de Lenín Moreno y luego Guillermo Lasso. Prácticamente no hay obra pública, ha descuidado los temas de educación, los temas de salud pública y gratuita, el tema de los libros para los niños, niñas y adolescentes, el tema del acceso a la universidad de los jóvenes, eso en 7 años. Todo esto se redujo y los jóvenes están viviendo un drama espantoso.
No quisiera que en Argentina suceda lo mismo que ya vivimos en Ecuador estos últimos 7 años. Espero que haya unos niveles de reflexión profundos en la Argentina y puedan elegir otro camino, no el neoliberalismo, que nunca ha resuelto los problemas de los sectores más empobrecidos de los países. No quisiera que los hermanos y hermanas argentinos pasen lo mismo.