John le Carré: Volar en círculos 7 puntos

The Pigeon Tunnel, Estados Unidos, 2023

Dirección: Errol Morris

Guion: John le Carré y Errol Morris

Duración: 92 minutos

Intérpretes: John le Carré, Jake Dove, Garry Cooper, Simon Harrison, Charlotte Hambling, Richard Durden.

Estreno: Disponible en Apple TV.

Es curioso que varios de los escritores más populares de la literatura inglesa de posguerra coincidan en su paso por los servicios de inteligencia británicos antes de haberse dedicado a las letras. Graham Greene, autor de obras emblemáticas como El tercer hombre; Ian Fleming, creador del icónico James Bond; John le Carré, quizás el mejor autor de novelas de espías, entre las que se destacan El topo o El espía que surgió del frío. Los tres comparten un pasado en el oficio del espionaje, cuya narrativa acabó colándose en sus obras. A veces de manera ocasional, como en el caso de Greene, otras ocupando el centro de sus creaciones literarias, como ocurre con Fleming y Le Carré.

Volar en círculos es justamente la adaptación del libro de memorias de este último, dirigida por el documentalista Errol Morris. La película no es otra cosa que una narración en primera persona realizada por el propio Le Carré, que ocasionalmente es guiada o redirigida por algunas preguntas que el cineasta introduce desde un estricto off. Aunque se basa sobre todo en el recurso clásico de la cabeza parlante, la puesta en escena diseñada por Morris es lo suficientemente compleja y elegante como para que la convención pase bastante desapercibida.

El autor inglés desanda su vida en orden cronológico, abordando tanto los costados íntimos y familiares como los vinculados a sus múltiples oficios, de la docencia a la escritura. Pero con especial detenimiento en su etapa como espía de las agencias de inteligencia británicas MI5 y MI6. No faltan las obligadas referencias a sus notorios colegas de género, Greene y Fleming. A pesar de que se trata de menciones mínimas, en ambos casos sirven para poner en evidencia el tipo de vínculo que Le Carré establece con la figura y la obra de uno y de otro.

Para hablar de su padre (un estafador que obligó a su familia a una vida errante de escapes y mudanzas) y de su madre (que los abandonó cuando el escritor tenía cinco años), Le Carré utiliza una bella frase de Greene que ilustra el valor de la propia memoria en el oficio literario: “La infancia es el saldo acreedor de un escritor”. Está claro que para el protagonista, Greene aparece como una figura admirada e influyente. Un maestro. En cambio Fleming representa una mirada opuesta del mundo del espionaje, tanto en lo ético como en lo estético. Con Fleming hay competencia.

“Mi negocio ha sido crear fábulas verosímiles [..] que hagan que la gente no se sienta como James Bond. Que no digan ‘¡Ojalá ese fuera yo!’, sino más bien : ‘¡Por Dios, yo no quiero ser ese!’” En efecto, las novelas de Le Carré carecen del artificio pop, muscular y hedonista que desborda el personaje de Fleming, soldado no solo al servicio ciego de Su Majestad, sino de sus propias pulsiones. Al contrario, las criaturas de Le Carré tienen mucho de burócratas, de miserables y están llenas de dudas y conflictos morales. “¿Realmente es posible saber que es uno el que está del lado correcto?”, le pregunta Morris a Le Carré cuando este confiesa haber pasado información de un amigo comunista por haber “elegido el lado incorrecto”. La respuesta es terminante: “No, la verdad es que no”. Esa duda no solo habita con maestría en cada una de sus novelas, sino que se multiplica en este documental.

Con habilidad, Morris juega con una puesta en escena repleta de espejos, que convierten a cada cuadro en un laberinto visual. Abominablemente borgeanos, los espejos resultan además una representación posible para esas duplicidades recurrentes, que aparecen tanto en el relato del documental como en la obra de Le Carré, repleta de doble agentes. Volar en círculos ofrece una interesante oportunidad para revisar la Guerra Fría desde un lugar poco frecuente e indagar en la compleja mente de un espía.