Desde Córdoba
El “nunca fue tan fácil una elección” toma cuerpo de manera especial en Córdoba. La presencia de los tres tercios se repite, al igual que en todo el país. No obstante, el orden de los factores cambia el producto. Sale Sergio Massa, entra Juan Schiaretti.
En las bases, el movimiento tiene efecto de cara al balotaje. En realidad, cobró fuerza, ya que la incipiente rebelión en la granja de dirigentes cordobesistas a favor de la candidatura del ministro de Economía venía agitándose desde sectores enfrentados, sotto voce, con el Gringo.
Con Schiaretti y Martín Llaryora lejos del teatro de operaciones producto de una gira por Arabia Saudita en busca de fondos para el acueducto Santa Fe – Córdoba, el reclamo por una elección entre el oficialismo y el candidato libertario toma cada vez más cuerpo.
Más allá de los “rebeldes”, la necesidad de definición empezó a tocar la puerta del cordobesismo. En ese marco, sólo días después de las generales, los nombres comienzan a levantar la cabeza, incluso antes de la supuesta declaración de neutralidad.
Levantando las manos
Alta Gracia es una de las localidades más importantes del conocido gran Córdoba. Además de albergar a un niño de nombre Ernesto Guevara de la Serna en los albores del siglo pasado, la ciudad del Tajamar fue noticia dentro del mundillo de Hacemos Unidos por Córdoba.
Su intendente, Marcos Torres Lima, fue el encargado de abrir el juego de los schiarettistas puros que levantaron la mano para apoyar a Sergio Massa.
A título personal, el jefe comunal que en septiembre logró la reelección con el 57% de los votos, el máximo apoyo desde la vuelta de la democracia, señaló que “la mejor opción es Massa”. Acto seguido llegó la nota al pie: “Todos los peronistas tenemos que pelear para que no se vuelva a repetir el mismo modelo kirchnerista que le hizo mal al país y a Córdoba”.
Un plato con cero dosis de kirchnerismo, elevadas cantidades de cordobesismo y fina capa de peronismo.
No se trata de un dirigente más. El hermano del jefe comunal es Facundo Torres Lima, actual ministro de Empleo y Formación de la Provincia. Es decir, uno “de adentro”.
“La definición es personal”, anticipó Torres Lima, haciendo punta entre los dirigentes del riñón schiarettista antes de una definición orgánica de las cúpulas.
Los de atrás vienen marchando
En ese marco, la ambulancia de Unión por la Patria tuvo renovados bríos en Córdoba. El martes por la noche, en una cena en el recientemente inaugurado restaurante Perón – Perón, la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz, mantuvo un encuentro con dirigentes peronistas y kirchneristas cordobeses cuya particularidad estuvo dada por la adscripción al proyecto de Massa, pero que también trabajaron para la candidatura de Martín Llaryora.
Entre ellos estuvo el intendente de la localidad de Cruz Alta, Agustín González, quien en diálogo con Página12, sostuvo que la recuperación de Massa en las generales se acrecentará en el balotaje. “Los intendentes saben que los candidatos no son lo mismo”, señala el jefe comunal, quien junto a otros intendentes reclaman una definición pronta de parte de Schiaretti y Llaryora.
En ese marco, sostuvo que “cada vez hay más llamados” entre distintos colegas respecto de la necesidad de apoyar al ministro de Economía sin tener que ocultarse. “Fuimos claros desde un inicio”, explica González, quien forma parte un grupo de jefes comunales entre los que se encuentra Edgar Bruno, de Canals, uno de los más críticos de la postura de Schiaretti de acercarse a Juntos por el Cambio.
Por su parte, Martín Guzmán, intendente de La Para, también reclamó un pronunciamiento claro. “Es muy mezquino”, sostuvo en declaraciones a Radio Nacional Córdoba.
“Si Schiaretti y Llaryora se pronuncian prescindentes, bajan una línea similar. Así se genera una sensación similar hacia abajo. Milei representa la antipolítica”, expresó Guzmán, quien tributa en el espacio de intendentes que está bajo la órbita del exsecretario de Obras Públicas de la Nación, Martín Gill, un potencial ministro de Llaryora.
Un dato no menor lo configura el hecho de que Schiaretti y Llaryora estarán fuera del país hasta principios de noviembre. A la vuelta, una eventual definición para la segunda vuelta cotizará su peso en votos.
El paraguas de la “neutralidad”
En tanto, las esquirlas de la implosión de Juntos por el Cambio también se siente en Córdoba. Si bien la mesa provincial emitió un comunicado en la que sostuvo la “neutralidad” basándose en el hecho de que “la gente nos puso en lugar de oposición”, las diferentes líneas internas comenzaron a jugar su juego. Por caso, la diputada Laura Rodríguez Machado, quien adscribe a la línea de Patricia Bullrich, señaló que “todos sabíamos que había dos propuestas, una populista encarada por Sergio Massa y otra de la Libertad que contenía a Patricia Bullrich y a Javier Milei. Por ende era bastante razonable que ahora decidamos apoyar a Milei en esta balotaje”, explicó. Sin embargo otros intendentes, en su mayoría de la Unión Cívica Radical, afirman, por debajo de la mesa, que votarán a Massa usando el paraguas de “el límite es Milei” o el políticamente correcto: “Los argentinos son los únicos dueños de los votos, ni un dirigente ni un partido”.