"La comunicación de la ciencia es importante. Más en tiempos como estos donde vemos candidatos o gente con poder que fogonea, sin ningún tipo de miedo, pseudociencias o noticias falsas". Así lo señaló Nadia Chiaramoni, investigadora científica del CONICET, docente y licenciada en biotecnología en la Universidad Nacional de Quilmes.

La investigadora afirmó que el valor de comunicar la ciencia radica en “que todos” puedan “ejercitar el pensamiento crítico” y, también, para que se fomente una preocupación “en buscar fuentes confiables de información”.

En comunicación con el Suplemento Universidad, Chiaramoni expresó: “Escuché siempre decir a (el investigador y divulgador científico) Diego Golombek que hay que apoyar a la ciencia pero, en realidad, hay que apoyarse en la ciencia. Y la comunicación, no sólo la divulgación, de la ciencia hace que nos apoyemos en ella”.

“Incrementar la inversión que hay en ciencia y las políticas públicas alrededor de eso va a incentivar al desarrollo del país. No existe un país desarrollado que no invierta en ciencia. Entonces, eso es fundamental”, sostuvo la científica.

En clave política y en el marco del incipiente ballotage que definirá quién será el próximo Jefe de Estado de Argentina, Chiaramoni reflexionó sobre la importancia de poner el eje en la política y la divulgación de lo que se realiza en materia de ciencia.

Es fundamental que todos nos involucremos en política. Tenemos que explicar cuál es la importancia de las cosas que hacemos, de las cosas que investigamos, porque quizá un legislador, un senador, un diputado no tiene idea porque se formó en otra cosa. Entonces me parece muy importante que haya científicos que vayan y le expliquen qué es lo importante de cada inversión para que se entienda bien”, remarcó.

La ciencia en las universidades del Conurbano

La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) nació en 1989 sobre terrenos donados por la empresa textil Fabril Financiera y abrió sus puertas con sólo 10 aulas para sus primeros mil alumnos. Su oferta académica le abre sus puertas a miles de alumnos por año que pueden acceder a la educación superior de manera pública, libre y de calidad.

La docente y licenciada en biotecnología de la UNQ, Nadia Chiaramoni, nació y creció en el partido de Quilmes. Cuando culminó sus estudios del nivel secundario, supo del reciente origen de la Universidad que luego eligió para estructurar su formación académica.

“Cuando estaba en la secundaria iba a ir a estudiar Genética a otro lado pero un preceptor de mi colegio me alertó de la Universidad Nacional de Quilmes, que recién estaba arrancando -eran galpones cuando yo arranqué a estudiar en el ‘96-. Me recibí ahí”, comentó la investigadora, que además agregó que tras finalizar sus estudios en el 2001, y por la crisis social, económica y política que atravesaba nuestro país, tuvo que “ir a trabajar un tiempo a Brasil” pero que al volver consiguió “una beca CONICET” en la Universidad que la formó.

“Lo que me gusta mucho de la Universidad Nacional de Quilmes es que tiene un anclaje fuertísimo en el territorio, entonces también para mí comunicar desde ese lugar, es eso: es pertenecer. No es ser sólo una científica perdida en el mundo sino pertenecer a una comunidad”, sostuvo la investigadora del CONICET.

Por último, la biotecnóloga recordó que “en el colegio secundario disfrutaba más de las materias que eran científicas” y mencionó que su afición por lo científico radicaba en que le gustaba “hacer cálculos” y, finalmente, decidió “hacer una carrera que sea científica y no una que tenga que ver con ciencias sociales”.

La popularización de la ciencia a través del humor

El Ministerio de Ciencia y Tecnología se dedicó durante el 2014 a “la popularización de las ciencias” y, dentro de esas iniciativas, se encontraba el curso de stand up que dictó Diego Wainstein a “científicos y científicas que tuviesen la inquietud de comunicar”, destacó Chiaramoni.

El curso se dictó sólo en la provincia de Buenos Aires. En esa edición, la única hasta el momento, se anotaron 300 personas y quedaron seleccionadas 30, de las cuales sólo una porción que siguió hasta el final formó “Popper” Stand Up Científico que significa “popularización entre risas”. “Somos científicos y científicas de distintas áreas que comunicamos la ciencia con humor”, concluyó la científica.

El humor es una posición política, es una postura. Cada uno puede reírse de lo que quiera pero eso también tiene sus consecuencias, bancate la que se te viene si te atreves a reírte de cosas incorrectas delante de personas que podés lastimar: yo no me la banco esa. Entonces, prefiero no reírme de ciertas cosas. Si voy a lastimar a minorías o a personas que son como yo, la verdad que prefiero no reírme de eso”, opinó la licenciada en Biotecnología, que además es investigadora científica del CONICET y docente. Ganó el Primer Concurso Nacional de Stand Up Científico y Monólogos Científicos y viajará el 28 de noviembre a Madrid para disputar la final de la primera edición del Certamen Iberoamericano de monólogos científicos denominada “Solo de Ciencia”.

Respecto del concurso, expresó que para ella es “muy importante representar al país”.

El certamen nacional se realizó el 6 de octubre en el auditorio Astor Piazzolla del Centro Cultural Borges y tuvo como objetivo la divulgación -a través del humor y la actuación- de la ciencia y la tecnología en sus diferentes formas.

De la competencia participaron 17 científicas y científicos y tuvieron 3 minutos para realizar su acto que fue juzgado por Sol Despeinada, Félix Buenaventura, Charo López, Andrés Rieznik y Constanza Pedersoli.

El sistema científico argentino, la diversidad en los cupos y el sector privado

Chiaramoni se refirió al CONICET y destacó como “fundamental que se tomen políticas respecto de recursos humanos que favorezcan, sobre todo, los cupos en ciencia”.

“Si bien existe el mismo número de mujeres que de hombres, quedando medio en lo binario, los puestos jerárquicos y los puestos de toma de decisiones todavía siguen ocupados en su mayoría por hombres y si me corrés, hombres blancos hetero cis. Entonces me parece que falta mejorar los cupos en ese sentido”, añadió.

Respecto del sistema científico argentino aseguró que “no es perfecto” pero que “es plausible de ser mejorado” lo que “no significa que haya que eliminarlo de raíz y reemplazarlo por una oficina administrativa donde todo se ocupa el sector privado”.

En este sentido, expresó: “No es verdad que el sector privado invierta fuertemente para el desarrollo científico, invierte fuertemente para algo que le reporte alguna ganancia monetaria sino no lo hace. Entonces, de esa manera hay un montón de, sólo pensando en salud, de enfermedades que van a quedar desatendidas porque nadie invierte en ellas porque no reportan una ganancia”.

Sobre los movimientos negacionistas sostuvo que están “incentivados por intereses del sector privado”. Un ejemplo claro se ve en cuanto a la negación del cambio climático: “Ponen dudas sobre el sistema científico para tener la excusa perfecta para no financiarlo”, concluyó.