Un caballo cimarrón cruza un potrero de Villa Fiorito hasta dar con Dalma Maradona. “Esta es una señal, mi papá amaba a los caballos”, dice la protagonista de La hija de Dios (disponible en HBO Max). Es apenas un instante de la serie documental de tres episodios sobre “el genio del futbol mundial” pero desde el vínculo con su círculo más íntimo. Biopic oficialísma de su primogénita que cuenta con el plus del material de archivo, anecdotario y momentos claramente maradonianos: alguna vendetta del campeón mundial en plena fiesta de casamiento, un Diego de entrecasa bailando u ofreciendo torta, sus adicciones relatadas en primera persona y hasta su presencia espiritual en el mundial de Qatar. “Y que no nos hayan dejado entrar al estadio en Napoli”, dice Maradona, también productora del envío, entrevistada por Página/12.

Dirigido por Lorena Muñoz (Releyendo Mafalda), con guiones de Josefina Licitra y Sebastián Meschengieser, el trabajo toca fibras íntimas y engrosa el tercer mandato de la Iglesia Maradoniana: declarar tu amor incondicional por Diego y el buen fútbol. Hay otra constante. Ninguno de los entrevistados (Guillermo Coppola, Sergio Goycochea, Carlos Tévez, Lalo Maradona, Jorge Burruchaga, Fernando Signorini y colegas en Nápoles) puede contener su emoción al rememorar al Diez frente a Dalma. “Yo nunca lo pensé como un rol de entrevistadora sino por el valor de las charlas frente a estos personajes. Primero porque es gente que quiero mucho y tuvo una relación con mi papá. La cámara era la excusa y una necesidad para hacer el documental. Pero está bueno que quede plasmado como una charla. Es muy real lo que pasa. Eso se siente”, explica Maradona.

El proyecto de Infinity Hill –la productora de Axel Kuschevatzky- surgió tras la muerte del ídolo en 2020. “La idea fue mostrar algo nuevo sobre lo que ya se sabe. Este es mi recorte, mi mirada de él. Es una historia de amor. Una persona. Un futbolista. Y mi vínculo con él. Sé que mi papá es un personaje tan grande, hay tanto material, abarca tantas cosas, por eso para mí es imposible darle un cierre definitivo. Acá tuvimos que compactarlo en tres episodios”, plantea dejando abierta la puerta .

-¿Qué redescubriste de tu papá al encarar este trabajo?

-Si bien ya conocía todo, me pareció muy bueno descubrir a tantas personas que hablaban de él con tanto amor. Sé que se habló, se habla y se hablará de mi papá, con lo bueno y con lo malo. Desde chica me contaban anécdotas de mi papá y en este caso, pude dar con las personas que me decían cómo él les había cambiado la vida. Eso es hermoso: encontrarme con una persona que me confirma lo que antes sabía de oído.

-El material de archivo familiar es impactante. ¿Cuál de ellos crees que va a sorprender más al espectador?

-Que mi mamá cortara del diario las veces que aparecía el apellido Maradona impreso es increíble. Guardaba esos papeles porque no quería que nadie tirara el nombre. Esta mujer es una freak. Eso es algo pequeño pero que nunca se vio. Me hubiera gustado tener más material de él con mis hijas. Tengo un montón, pero siempre querés tener más.

-El segundo episodio está dedicado casi íntegramente a sus vidas en Nápoles.  ¿Cuán fuerte fue volver a ese lugar y que te nieguen la entrada al estadio por los problemas con el actual presidente del club?

-Fue muy fuerte. En el medio aparecieron unos napolitanos, re maradonianos, que querían que entremos sí o sí, no les importaba nada. Unos fanáticos, y por eso los amo, pero decidimos que mejor no. La decisión fue la de mostrar todo. Para mí fue doloroso. No me dejaron entrar al estadio que lleva el nombre de mi papá. Lo contamos, pero no podía contar la historia de mi papá sin haber ido a Napoles. Fuimos a Fiorito, Argentinos Junios, La Boca. Quería estar ahí. No se pudo hacer, pero fue hermoso. El resultado fue espectacular, muy maradoniano.  

-“Todo lo que tenía que decirle a mi papá, se lo dije en vida”. Repetís eso en varios momentos del documental. ¿Sentís que este trabajo es una manera de defender el legado Maradona?

- También digo que me hubiera gustado tener otra edad para defenderlo mejor. Siento que a él no lo tenía que defender nadie. Creo que este documental es un regalo para él y para mí también, por haber sido parte de su vida.