Veinte años después de iniciada la investigación por los secuestros de obreros de la Mercedes Benz, Juan Ronaldo Tasselkraut, su gerente de producción durante los primeros años de la dictadura, fue elevado a juicio para que rinda cuentas. La jueza federal de San Martín Alicia Vence envió al tribunal oral la investigación después de que la Cámara Federal de Casación Penal confirmara el procesamiento de Tasselkraut por su intervención en la privación ilegal de la libertad de dos trabajadores. Tasselkraut jamás ocultó cómo la automotriz se benefició con la represión. Cuando le tocó declarar en 2001 en un Juicio por la Verdad, le preguntaron si relacionaba el aumento de la productividad de la planta con los secuestros de operarios. “Y… milagros no hay”, dijo.
Veinticinco años después del golpe de Estado, Tasselkraut no lograba ocultar su fastidio ante las irreverencias de los trabajadores de la Mercedes Benz, la fábrica que se instaló en 1951 en el país –inicialmente en el partido de San Martín y después se mudó a González Catán, La Matanza–. Cuando le tocó sentarse ante la Cámara Federal de La Plata, que llevaba adelante el juicio por la Verdad, enumeró todos esos fastidios: un rendimiento de la planta que no llegaba al 30 por ciento, que los operarios tomaran sol dentro del predio o algunos hechos de sabotaje. “Después de un tiempo, no volvieron a pasar esas cosas”, recordó con una mueca.
En el Juicio a las Juntas se escucharon testimonios sobre los operarios desaparecidos de la Mercedes Benz. Durante los años de impunidad, se presentó una denuncia en Alemania contra la automotriz. Hace 20 años que tramita una denuncia ante la justicia federal argentina. Y Tasselkraut –que niega haber estado involucrado en los secuestros y desapariciones– se las ingenió para salir indemne. Hasta ahora.
En abril del año pasado, la jueza Vence había dictado su sobreseimiento. Sin embargo, a los pocos meses, la Cámara Federal de San Martín revocó parcialmente el fallo de Vence. Tasselkraut estaba imputado por lo que había pasado con siete operarios de la automotriz que fueron privados de su libertad y llevados a Campo de Mayo. Para el tribunal de apelaciones, había mérito para procesarlo solo por dos secuestros y, por ende, lo sobreseyó en el resto de los cinco casos. En agosto pasado, la Cámara Federal de Casación Penal –con los votos de Alejandro Slokar y Ángela Ledesma– confirmó este procesamiento, lo que allanó el camino para que el empresario siguiera su camino hacia el juicio oral.
Tasselkraut quedó procesado por los secuestros de Héctor Ratto y de Diego Núñez –que está desaparecido–. Los dos fueron secuestrados en agosto de 1977 y, según se reconstruyó gracias al testimonio de Ratto, fue Tasselkraut el que brindó información para que las privaciones ilegales de la libertad se concretaran y les permitió a los grupos de tareas operar dentro de la planta de La Matanza.
El 12 de agosto de 1977, Ratto participó de una asamblea dentro de la fábrica. Cuando volvió a su lugar de trabajo fueron a buscarlo unos empleados de seguridad de la empresa. Primero le dijeron que lo llamaban desde su casa. Después le avisaron que tenía un permiso para salir de la planta e ir hasta su domicilio. Estaban evidentemente interesados en que saliera de la fábrica. Sus compañeros de trabajo advirtieron el peligro y fueron ellos hasta la casa para chequear que todo estuviera bien.
Al rato, Tasselkraut apareció y admitió que no había existido tal llamado, sino que había dos personas de civil que querían llevarse a Ratto detenido. El gerente le pidió al operario que lo acompañara a su oficina. Allí, se encontró con los dos agentes de civil y les preguntó por qué lo querían detener. Tasselkraut le dijo que tenía su palabra de que no se lo llevaría nadie que no vistiera uniforme. Mientras esperaba, Ratto escuchó que pasaban la dirección de su compañero Núñez, que ya había estado secuestrado y había sido liberado con anterioridad. Pero esa vez, Núñez no tuvo la misma suerte. Sigue desaparecido.
El 31 de agosto de 1977, los directivos de la fábrica dejaron asentado que la marcha de la producción se había "normalizado". Como marcó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la empresa --que, para entonces, era la principal proveedora de camiones Unimog para el Ejército argentino-- también aprovechó el envión para aumentar el ritmo de trabajo y provocar nuevos despidos.
En la Corte Suprema hay planteos de las querellas por los casos de los otros trabajadores de la Mercedes Benz que no fueron contemplados en el procesamiento. Como el máximo tribunal no tienen plazos, es difícil prever cuándo resolverá.
Tasselkraut tiene como abogado defensor a Jorge Valerga Aráoz, uno de camaristas del Juicio a las Juntas. Valerga Aráoz es también quien defiende a Alberto Lemos, el exadministrador del ingenio Ledesma y exmano derecha de Carlos Pedro Tadeo Blaquier. Lemos sigue empeñado en demorar el juicio en el que tendrá que dar explicaciones por los secuestros y desapariciones ocurridos en Jujuy en 1976.
Mientras en Salta se juzga a Marcos Levín –dueño de La Veloz del Norte– por los secuestros y torturas sufridas por 17 empleados de la empresa de transportes, en la Cámara de Casación se analiza su situación. En 2016, Levín se convirtió en el primer empresario en ser condenado por crímenes de lesa humanidad después de que un tribunal de Salta lo encontrara culpable por el secuestro y los tormentos que sufrió el chofer Víctor Cobos. Al año siguiente, la Casación se apuró para revocar esa condena. Cinco años después, la Corte dejó sin efecto ese fallo y se espera que el máximo tribunal penal del país se pronuncie nuevamente en las próximas semanas.