Estados Unidos y sus aliados europeos y japoneses anunciaron ayer que negocian otra serie de severas sanciones de la ONU contra Corea del Norte, aunque la posición de China y Rusia, ambos con derecho de veto, es proclive al diálogo. “La guerra no es algo que Estados Unidos quiera. No la queremos ahora, pero la paciencia de nuestro país no es ilimitada” declaró la embajadora norteamericana ante Naciones Unidas, Nikki Haley. La funcionaria acusó al líder norcoreano Kim Jong-un de “suplicar por una guerra” tras haber lanzado una bomba de hidrógeno el domingo.
“Es necesario que la ONU tome “las medidas más fuertes posibles”, declaró Haley durante la sesión de emergencia del cuerpo ejecutivo de la organización, al día siguiente de un sexto ensayo nuclear de Pyongyang. El octavo grupo de medidas sería sometido a votación del Consejo de Seguridad el 11 de septiembre.
El clima es particularmente tenso, luego de que el régimen norcoreano desafiara al mundo al realizar el domingo un ensayo con una bomba de hidrógeno de una potencia sin precedentes y cuando parecía prepararse para otro lanzamiento de un misil balístico.
La bomba, de una potencia estimada en 50 kilotones, es cinco veces más poderosa que en la prueba anterior de Corea del Norte y tres veces más que la lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima en 1945, según dirigentes surcoreanos.
“No podemos perder más tiempo”, dijo el embajador nipón Koro Bessho a periodistas antes de la reunión pedida por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Japón y Corea del Sur. “Necesitamos que Corea del Norte sienta la presión; que si siguen por este camino habrá consecuencias”, agregó. “Debemos trabajar juntos hacia una nueva resolución”.
Corea del Norte puso a Japón en estado de alerta al disparar la semana pasada un misil de mediano alcance que sobrevoló su territorio.
El embajador francés, François Delattre, destacó por su lado que “la amenaza pasó de ser regional a global”, por lo que es necesario que el Consejo de Seguridad actúe.
Moscú y Beijing condenaron la detonación nuclear, pero su posición frente al proyecto de sanciones era incierta. El embajador chino ante la ONU, Liu Jieyi, dijo en el Consejo que “China nunca permitirá el caos y la guerra en la península”. “Gracias al diálogo, podremos lograr la desnuclearización de la península coreana”, afirmó.
“Veremos lo que hay en el proyecto de resolución”, declaró después de la reunión el embajador ruso ante la ONU, Vassily Nebenzia. Pero “las sanciones por sí mismas no ayudarán a encontrar una solución y no estoy seguro de que influirán sobre la otra parte”.
La representante estadounidense no explicó qué tipo de medidas estudia Washington, pero diplomáticos dijeron que podrían apuntar contra los insumos petroleros de Corea del Norte, el turismo o los ingresos en divisas de trabajadores enviados al extranjeros, principalmente Rusia y China.
Los miembros del Consejo Permanente esperan un borrador para hoy.
La condena internacional al ensayo nuclear se extendió al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien denunci¢ un acto “profundamente desestabilizador” para la seguridad regional.
Estados Unidos advirtió el domingo con lanzar una “respuesta militar masiva” en caso de que Corea del Norte amenace su territorio o el de sus aliados. El secretario de Defensa, Jim Mattis, subrayó sin embargo que Washington no buscar “la aniquilación total” del aislado país.
En diálogo telefónico con el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, Trump advirtió que Estados Unidos está listo para usar su “capacidad nuclear disponible” si Pyongyang sigue amenazando su territorio o a sus aliados, informó la Casa Blanca la noche del domingo.
El mandatario, cuyas pasadas advertencias al régimen norcoreano han sido desoídas, también dijo que Estados Unidos considera detener el comercio con “todo país que haga negocios con Corea del Norte”.
Ante el nuevo desafío a la comunidad internacional lanzado por Pyongyang, Seúl y Washington anunciaron el despliegue en Corea del Sur de una nueva serie de lanza-misiles Thaad (Terminal High-Altitude Area Defense), el escudo estadounidense que provoca la furia de Beijing.
Seúl lanzó además ayer un ejercicio con misiles balísticos “de tipo Hyunmoo y aviones caza F-15K”, según indicó la agencia de noticias estatal Yonhap.
Las Fuerzas Armadas surcoreanas señalaron que el alcance de los blancos simulados fue equivalente a la distancia del sitio de ensayos nucleares norcoreano Punggye-ri en el noreste del país.
Los medios en Seúl reclamaron al gobierno que no se dotara de sus propias armas nucleares, poniendo en duda la eficacia de la alianza con Washington, resultante de un acuerdo establecido hace décadas para proteger a Corea del Sur bajo el paraguas del fuego nuclear norteamericano.
Trump evocó ayer durante una conversación telefónica con su par surcoreano, Moon Jae-In, la eventual venta de material militar por “miles de millones de dólares”, en plena crisis con Corea del Norte. No dio detalles sobre la naturaleza o la fecha de los contratos.