En la ciudad de Cali han comenzado a ondearse pancartas avivando el odio y la violencia racial en las contiendas electorales, mediante frases como “En Cali No votamos por Negros” o “Los chimpancés no están hechos para gobernar”. Estas pancartas realizadas por un grupo autodenominado KKK, recordando las siglas del grupo racista blanco de extrema derecha Ku KLux Klan, que promueve actos violentos de odio racial y propaganda racista en Estados Unidos desde su creación en 1865. Refleja como ideas de supuesta superioridad racista se han propagado en el mundo sin ser cuestionadas. De modo que, en Cali quienes firman estas pancartas son la versión criolla de esta ideología supremacista.
Las personas negras estamos en toda la potestad y derecho constitucional de postularnos a cargos político-electorales en todo el territorio nacional. Así que, tal y como expresó el hermano Malcom X, “quienes busquen privarnos de ese derecho es un criminal”[1]. De modo que, ¿Qué están haciendo las autoridades colombianas por encontrar a este grupo KKK, que amenaza con la paz, integridad, seguridad y Bienestar de alrededor del 27% de la población caleña, quienes son personas negras? ¿Cuáles son los dispositivos para desarticular los grupos que detentan ideologías de supremacistas que fomentan el odio racial en el país?
Las respuestas sistemáticas ante las oleadas de odio racial y violencia racista en Colombia son nulas. Cómo más podría ser en un Estado que ha invisibilizado estadísticamente a la población étnica en sus Censo a poblacionales, un país que a pesar de haber reconocido por decreto la enseñanza de la historia de la población negras/afrocolombiana en la escuela desde 1998 con el decreto 1122, pasados 25 años ni siquiera ha creado una asignatura al respecto. ¿Cómo luchar contra las ideologías que hacen propaganda al odio racial sin la voluntad política de sus gobernantes, instituciones judiciales y educativas?
Definitivamente, es necesario posicionar las voces de personas negras en instancias de decisión política, “siempre que sea para eliminar los males políticos, económicos y sociales que afligen a nuestra comunidad”[2], tal y como expresó Malcom X. Para mí, sin voces que planteen nuestras necesidades, propongan soluciones a nuestros problemas y exijan la implementación de medidas para las transformaciones, no es posible conseguir cambios sustanciales frente a las realidades que atraviesan y afectan al pueblo negro a lo largo y ancho del territorio nacional.
Estamos participando en un sistema “democrático” bajo condiciones inequitativas de participación política, intentando que se realicen carreteras y acueductos para nuestros pueblos, cuando nuestros votos en instancias del Congreso, Asambleas, Concejos, Alcaldías no llegan a contar ni al 1% de la participación general. El hermano Malcom X, subrayo que para él “el voto significaba simplemente la libertad”[3] y quiero hacernos énfasis que no estamos siendo libres. Ya no tenemos cadenas, pero continuamos atados a las decisiones que otros quieran hacer sobre nuestros territorios, cuerpos, educación, salud y economía.
Una sola persona afrocolombiana que haga parte de las instancias políticas, cuenta, pero no puede por si sola cambiar la estructura de opresión racial. Dos o tres, suman, pero tampoco logran cambios estructurales. ¿Pero, si fuéramos un frente unido para combatir en el campo político los males que insisten en buscar la destrucción de nuestro pueblo? Seguramente, lograríamos agenciar mayores transformaciones sociales. Llegar a las instancias de decisión política con una agenda colectiva desde el proceso adelantando en las campañas electorales. Una agenda validada por el voto popular del pueblo Negro.
Sin embargo, sé que se precisan nuevas estrategias en las maneras de librar las contiendas electorales, salirse del formato tradicional occidental de me hago campaña a mi mismx o a mi partido político, para pasar a hacer campaña en coalición para solucionar problemáticas comunes. Además, de reeducarnos como pueblo en las maneras de hacer política – electoral. Quizás, estoy soñando con algo imposible. Sé que mi existencia como mujer negra libre era imposible en el marco de realidad del colonizador – esclavista; pero, nunca una realidad negada para mis ancestrxs víctimas de la esclavización. Así que, comencemos a construir desde los marcos de creación de realidades libertarias.
La lucha contra las ideologías que hacen propaganda al odio racial, tales como la versión supremacista criolla del Ku Klux Klan en Cali, requieren del voto del pueblo negro para candidatxs negros que luchen contra la degradación, explotación y opresión de nuestro pueblo. ¿A quién le darás tu voto?
[1] Discurso de Malcom X: El voto o la bala, realizado el 3 de abril de 1964 en Cleveland – Estados Unidos. Tomado del libro Habla Malcom X. P. 57.
[2] P. 63 Ibid.
[3] Ibíd p.60
* Licenciada en Lengua Castellana y Humanidades de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Integrante de la Colectiva Matamba Acción Afrodiaspórica, Colombia.
Publicado originalmente en www.diaspora.com.co