Ricos Vs. Ricos. Así está la cosa en la segunda temporada de The Gilded Age (estreno de ayer por HBO Max) con una nueva guerra civil estadounidense. O mejor dicho, una contienda en el seno de la clase alta neoyorquina circa 1880. La edad dorada es la pileta suntuosa sobre la cual nada esta ¿precuela? de Downton Abbey en un nuevo continente. Concebida por Julian Fellowes, con un estilo lujoso similar, el drama histórico presenta los conflictos de clase -y entre clases- de la alta alcurnia con los nuevos ricos, de los advenedizos y de los pobretones que trabajan para aquellos. Aquí no hay una sola familia con sangre azul, pero sí muchos clanes –los Russell, los Astor, las Brook- haciendo bulla entre lujos y parlamentos tan articulados como maliciosos.
Estos ocho episodios se centran principalmente en las luchas de poder de la clase alta, enfatizando la riqueza, el estatus, las posibles consecuencias de varias malas decisiones y los corsets sociales en medio de una época próspera y convulsa. Amén de varios nuevos personajes y sub tramas, el argumento principal pasa por la batalla personal de Bertha Russell (Carrie Coon) contra la vieja guardia de Manhattan luego de que le negaran un palco en la Academia de Música. A la dama ni siquiera le gusta la ópera, pero abrirá un nuevo frente por el Metropolitan y todo lo que viene consigo. “Sólo intento ganar la guerra, así que shhh”, será su mantra esta temporada.