El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) cerró ayer su gira como precandidato por el empobrecido nordeste, donde sigue siendo un héroe popular pese a las denuncias de corrupción que pesan en su contra.

En Sao Luis, capital del estado de Maranhao, Lula puso por la tarde punto final a un recorrido que lo llevó a 25 ciudades de su núcleo duro de votantes, donde desempolvó su agenda de reivindicaciones sociales –que ayudaron a sacar a 30 millones de brasileños de la pobreza– y criticó el ajuste del presidente conservador Michel Temer. La caravana deja un collage de imágenes del líder de 71 años que fundó el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda): Lula con la cabeza y el rostro cubiertos por las manos de sus admiradores, arengando a sus seguidores con el puño apretado, tocando un tambor en actos callejeros, recibiendo un título honoris causa envuelto en una toga roja. “Es una figura aún muy influyente en el sistema político brasileño. Su impacto en las redes sociales aumentó durante la gira, generó un efecto sobre el debate público y puede preservar a su electorado más cautivo, que es el de renta más baja, en función de su discurso de reivindicaciones sociales”, dijo Rafael Cortez, politólogo de la consultora Tendencias. Pero su vuelta al poder está tapizada de incertidumbres, pese a aparecer primero en los sondeos de cara a los comicios de octubre de 2018. 

El próximo 13 de septiembre Lula deberá sentarse otra vez frente al juez Sergio Moro, quien ya lo condenó a 9 años y medio de prisión por supuestamente haber recibido un tríplex de lujo en el balneario de Guarujá a cambio de favorecer a la constructora OAS en la trama de sobornos de Petrobras. Moro lo autorizó a recurrir la sentencia en libertad, pero si la sentencia es confirmada en segunda instancia sus sueños de un tercer mandato se apagarán y deberá luchar para que su notable travesía desde la pobreza extrema hasta la presidencia no termine en una prisión.

“El objetivo de la caravana fue claro: consolidar su fuerza personal en el nordeste y consolidar al PT. Pero él también está preparando una candidatura alternativa, porque sabe de las dificultades que enfrenta y se está preparando para que, llegado el caso de que no pueda competir, pueda aportar un nombre como ya lo hizo en el pasado con Dilma Rousseff”, dijo Sylvio Costa, director del portal especializado Congreso en Foco.