La reunión para establecer las bases del debate entre Sergio Massa y Javier Milei se puso tensa en esta mañana de lunes a raíz del pedido de Karina Milei de que su hermano fuera habilitado a llevar papeles, leerlos y exhibirlos. Del otro lado, el equipo de Massa sostuvo la postura que se adoptó en los dos debates anteriores y que de a ratos se incumplió: no se pueden utilizar papeles: un candidato presidencial debe estar en condiciones de explicar por sí mismo y recordar los datos esenciales que necesita. Después de un intercambio, se acordó una virtual libertad de acción: el candidato de LLA usará papeles, los leerá (su principal objetivo) y los mostrará, mientras que Massa ya adelantó que expondrá de manera espontánea, sin leer, como hasta ahora. 


La Cámara Nacional Electoral (CNE), que organiza este tercer debate del domingo 12 de noviembre a las 21 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, tendrá la última palabra. Ya en 2019 votó una resolución por la que explícitamente evitó que los candidatos utilizaran textos o documentación. En ese momento, los tres magistrados —Alberto Dalla Via, Santiago Corcuera, Daniel Bejas— votaron por unanimidad considerando que, incluso, le estaban dando un consejo a los postulantes: leer en un debate exhibe debilidades y, además, en el apuro se termina leyendo mal. 

Hubo una segunda cuestión que quedó pendiente. Los representantes de Massa propusieron la existencia de cámaras cruzadas, es decir que se vea la imagen también del candidato que no esté hablando en ese momento. Tras una consulta que se hará con la producción del debate, es muy probable que la propuesta no avance: la Cámara Electoral suele sintonizar con una imagen más institucional, más formal. En el resto de los temas, los equipos de Massa y Milei se pusieron de acuerdo. El formato será muy dinámico. Habrá atriles, pero los candidatos se podrán mover y cruzar argumentos durante largos módulos sobre seis temas. También hubo acuerdo en los moderadores. 

No leerás

Pese a que estaba vedado, en el debate previo a las PASO y la primera vuelta tanto Milei como Patricia Bullrich optaron en distintos tramos por leer lo que llevaban escrito, en algunos casos incluyendo onomatopeyas y retóricas nada naturales. 

  • El libertario, a través de su hermana, reclamó el derecho a hacerlo nuevamente. El argumento es que ahora son sólo dos candidatos, los módulos son largos y necesita una especie de ayuda-memoria para exponer. 
  • El equipo de Massa, en cambio, sintonizó con el postulado original de la Cámara: quien quiere asumir el máximo cargo del país debe estar en condiciones de explicar sin recurrir a machetes

Todo indica que en el team Milei la idea de leer está asociada también a tranquilizar al candidato, exhibirlo de forma más serena.

Más allá de lo postulado —razonablemente— por la CNE, la experiencia fue mala para los que leyeron: suena antinatural, poco convincente y poco efectivo. El problema es que, por ejemplo, Patricia Bullrich mostró demasiadas limitaciones para hilar frases y tal vez le sirvió leer en algún momento. A Milei es posible que lo haya ayudado a mostrar un perfil más calmado. Algo distinta es la cuestión de mostrar material: "Explicar con un Power Point termina habilitando preguntas en un debate sobre si los datos de power-point son verdaderos o falsos o distorsionados", señalaron desde la Cámara. 

Los jueces resolverán la controversia en los próximos días. 

Más movido

En el encuentro en la CNE, representando al libertario, estuvieron Karina Milei, el apoderado de La Libertad Avanza, Santiago Viola y el politólogo Santiago Caputo, sobrino de Nicky y Toto Caputo, hermano del alma uno y amigo de Mauricio Macri el otro. Del lado de Massa, los representantes fueron Juan Manuel Olmos, vicejefe de Gabinete de la Nación; el consultor catalán de Massa, Antoni Gutiérrez Rubí; el vocero Santiago García Vázquez y el integrante del equipo de campaña, Brian Gimenez

Los dos equipos sí estuvieron de acuerdo en casi todos los demás elementos que se tocaron en la reunión. Uno de los más importantes, la dinámica. En principio se sale del esquema estricto que caracterizó los dos primeros debates. Habrá atriles, pero los candidatos se podrán mover. Expondrán el tema que les toca durante dos minutos, pero luego habrá casi ocho minutos para la confrontación y el debate. No será una libertad total, pero estará cerca. Exposición, réplica, intercambio: esa es la idea. 

Los ejes temáticos

En las cuestiones a abordar, también hubo acuerdo Massa-Milei. Se aprobaron los siguientes ejes temáticos:

  • Economía
  • Relaciones de la Argentina con el mundo.
  • Educación
  • Salud
  • Seguridad
  • Derechos Humanos y convivencia democrática 

Serán bloques de unos diez minutos sobre cada tema. 

Los moderadores

Tampoco hubo obstáculos respecto de los moderadores. Como ocurrió en los dos debates anteriores, dos periodistas conducirán la primera hora y dos la segunda. 

  • El primer binomio está integrado por Luciana Geuna de Canal 13 y Pablo Vigna de la TV Pública.
  • El segundo dúo lo formarán Antonio Laje de América y Erica Fontana de Telefé. 

Como se sabe, los moderadores tienen el papel de encaminar el debate hacia las pautas acordadas y firmadas, tanto por los jueces como por los candidatos y sus equipos. 

La Cámara resuelve

Los jueces Dalla Via, Corcuera y Bejas resolverán entonces las dos controversias que quedan pendientes: el uso de papeles y las cámaras cruzadas. 

  • En el primer tema, si permiten algo, será muy acotado. Anotar, sí; leer, tal vez; exhibir, seguramente no. Los magistrados tienen un comité asesor al que le consultarán. 
  • En el asunto de las cámaras cruzadas -propuesto por el team Massa-, el diálogo será primero con la Cámara Argentina de Productoras Independientes de Televisión (CAPIT) que realiza la producción técnica. Enfocar al candidato que no está hablando le podría dar color al debate, pero tal vez los jueces no quieran tanto color

Se tomen las decisiones que se tomen, el debate tendrá una enorme repercusión. El rating llega —y supera— los niveles de partidos del mundial. Tocó los 45 puntos en el debate de Santiago del Estero y los 39 en el segundo, en la Facultad de Derecho de la UBA. No hay dudas que este tercer encuentro puede superar esas cifras.

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