El boom de los autos eléctricos e híbridos en Argentina no para de crecer. Según las estadísticas de patentamientos difundidas por la Asociación de Fabricantes de Autos (Adefa) sobre la base de cifras de la consultora Siomaa, el patentamiento de estos vehículos creció un 18,8% con respecto al mismo período (enero-septiembre) del año pasado.
Quiénes compran más vehículos eléctricos en Argentina
Según el informe de Adefa, el 47.1% de los vehículos híbridos y eléctricos se patentaron en la ciudad de Buenos Aires (3.363 unidades). A ellos les siguen muy de lejos los habitantes de las provincias de Buenos Aires (811 unidades), Santa Fe (741) y Córdoba (533).
Los motivos varían: por un lado, el fenómeno de los vehículos eléctricos sigue siendo principalmente urbano. Además, la Ciudad de Buenos Aires es uno de los distritos del país donde los autos híbridos, eléctricos y mild-hybrid están exentos del impuesto a las patentes. Esta última razón hace que, incluso, habitantes de otras provincias fijen su residencia en la CABA para aprovechar el beneficio de tener un híbrido o eléctrico sin la necesidad de pagar el tributo.
Otro dato a destacar, según Adefa, es el patentamiento de autos 100% eléctricos. En comparación con el mismo período de 2022, crecieron 83.3%, pero por el momento, su volumen solo abarca las 286 unidades.
Los 10 autos híbridos y eléctricos más vendidos en Argentina (en 2022) y sus precios actualizados
- Toyota Corolla Cross (híbrido): desde $18.398.000
- Toyota Corolla (híbrido): desde $18.368.000
- Toyota RAV-4 (híbrido): no se dio a conocer el precio sugerido.
- Ford Kuga (híbrido): desde $25.160.000
- Coradir Tito (eléctrico): desde $6.304.875
- Toyota C-HR (híbrido): no se dio a conocer el precio sugerido.
- DS7 Crossback (híbrido): desde US$128.400.
- Ford F-150 (híbrido): desde $79.818.000
- Audi A4 (híbrido): desde US$57.900.
- Peugeot 3008 (híbrido enchufable): Desde $14.710.000
Qué es un auto híbrido y cómo funciona
Los híbridos son vehículos que combinan dos motores: uno tradicional a combustión interna y otro eléctrico. El primero usa combustible líquido (nafta en la mayoría de los casos), mientras que el segundo utiliza energía almacenada en un paquete de baterías.
En el arranque y en momentos de poca exigencia, actúa el motor eléctrico, que no gasta combustible ni emite gases contaminantes. Luego, entra en acción el motor convencional y funcionan juntos o individualmente.
La eficiencia de este vehículo también reside en que el conductor no debe "tocar" nada para que cambie el funcionamiento de los motores de uno a otro, sino que el mismo sistema determina solo en qué momento entra en acción cada motor y se ocupa de la recarga.
Las baterías –que alimentan al motor eléctrico– se cargan usando energía del motor térmico y en las fases de desaceleración, cuando el eléctrico invierte su funcionamiento y transforma la energía del movimiento –cinética– en eléctrica.