El reconocido nacional e internacionalmente bioquímico e investigador de Conicet Gabriel Rabinovich, quien recibe esta noche el Premio Konex de Brillante junto a la ecóloga Sandra Díaz, defendió la necesidad de hacer ciencia básica, al asegurar que en la Argentina no sólo se puede "hacer tecnologías asociadas a descubrimientos de países centrales" sino que hay "talento humano y potencia para desarrollar cosas nuevas e iluminar el mundo".
Nacido en la ciudad de Córdoba hace 54 años, donde hizo su carrera de grado y doctorado, a los 24 años Rabinovich descubrió una proteína (galectina 1) clave en diferentes procesos y después de 30 años de investigación (y varias tapas en las más prestigiosas revistas de ciencia del mundo), creó junto a su equipo Galtec, una start up con la que esperan en dos años tener listo un anticuerpo para el tratamiento de cáncer así como una terapia para enfermedades autoinmunes para hacer ensayos clínicos. Además, es investigador de Conicet y dirige el Laboratorio de Glicomedicina, en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme).
El descubrimiento de galectina 1 (Gal1) y sus funciones son fundamentales en el contexto actual de los tratamientos de inmunoterapias contra el cáncer, en particular en el desarrollo de terapias que debilitan al tumor a partir del bloqueo de determinados blancos vinculados a proteínas de unión a azúcares (glico checkpoints), una nueva era de la que Rabinovich y su equipo son protagonistas.
En cuanto a algunos de los principales desafíos que enfrentea la ciencia argentina, Rabinovich identifica los siguientes: comunicar mejor la actividad científica, profundizar el trabajo entre investigadores y grupos diferentes y aceitar el vínculo con la sociedad.
"Tenemos un desafío muy grande que es insertarnos cada vez más en la sociedad, para eso me parece que es importantísima la comunicación. Hay que contarle a la población lo que hacemos porque muchas de las valoraciones que aparecen cuando se habla sobre Conicet o de la investigación tienen que ver con un desconocimiento profundo de qué es lo que se hace dentro de los laboratorios", sostuvo.
El investigador --quien desde 2016 es Miembro Asociado Extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) y desde 2022 miembro de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO)-- también señaló que "a las y los científicos argentinos muchas veces nos falta valorarnos".
"Sin embargo, los recursos humanos en Argentina son impresionantes, y la evidencia es que un investigador que va un un laboratorio de cualquier parte del mundo, tanto privado como público, triunfa", aseguró.
Otro punto importante para Rabinovich es el trabajo colaborativo: "Hace falta colaborar muchísimo más inter laboratorios e inter instituciones; creo que vamos a crecer muchísimo más si perdemos eso de cuidar cada uno su quintita; cuando uno ve los papers grandes que aparecen en las revistas de alto impacto hay 30 ó 40 autores de diferentes lugares".
"Es importantísimo conocer cuáles son las necesidades de las personas y de la sociedad. A mí me cambió la vida el momento en que comencé a sentir que el trabajo que hacía respondía a una necesidad", expresó.
Y continuó: "Hoy me escriben diariamente personas que tienen cáncer o que tienen un familiar con cáncer y yo siento que estoy acompañándolos al responderles, aunque nos faltan dos años como mínimo para poder llegar con un tratamiento".
"Pero creo que en general hay disociación entre la persona que hace ciencia y la sociedad y muchas veces el mismo científico no sabe para qué está haciendo lo que hace; sin embargo, cuando la motivación parte profundamente de una necesidad social, se potencia", concluyó el investigador.