La princesa Leonor prometió este martes "una entrega sin condiciones” como heredera del trono en España tras el juramento que la legitima como futura reina, en una jornada solemne y cargada de simbolismo en el día que cumplió 18 años, la mayoría de edad en el país.
"Confíen en mí", aseveró con la mano en el corazón en sus primeras palabras en el Palacio Real en Madrid después de jurar la Constitución española, reafirmando la continuidad dinástica como futura sucesora de su padre, el rey Felipe VI, y de la monarquía parlamentaria en España.
Tras recibir del rey el Collar de la Orden de Carlos III, la máxima distinción civil en España, Leonor de Borbón se comprometió a ejercer con "total dedicación" su papel de heredera de la Corona en su periplo hasta ser la tercera reina no regente en la historia de España, tras Juana I e Isabel II, y la primera en democracia.
El juramento la legitima para suplir a su padre, de 55 años, como jefa de Estado en caso de fallecimiento, abdicación o incapacidad, sin necesidad de que haya una regencia. Juró además fidelidad al rey, "no solo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España".
Felipe VI tomó la palabra en esta jornada "llena de significado para España" para destacar precisamente que el juramento de su hija "encarna la continuidad de nuestra monarquía parlamentaria". "Larga vida y acierto a la princesa", exclamó el jefe de Estado en el brindis en honor de su hija desde la mesa imperial del Comedor de Gala del Palacio Real ante unos 150 invitados.
La familia real llegó al acto tras un recorrido por el centro histórico de la capital de España en dos Rolls-Royce de época con techo acristalado, escoltados por la Guardia Real a caballo, en un trayecto engalanado y con un público que les dedicó constantes vivas e incluso cantó el cumpleaños feliz a la princesa.
Otros miles esperaron en vano ante el Palacio Real a que saliera a algún balcón a saludar la familia real, entre ellos muchos turistas, como Christine y Peter Jones, dos británicos que apreciaron "muy pocos gritos e ilusión" comparado con celebraciones en Londres de la familia real de su país.
Los grandes ausentes fueron los abuelos de Leonor, los reyes eméritos Juan Carlos I, en su caso al considerarlo inadecuado la Casa del Rey tras su marcha de España en 2020 rodeada de polémica, y Sofía, que sí está previsto que participen en una celebración familiar posterior.
Tampoco acudieron representantes de grupos nacionalistas e independentistas catalanes, vascos y gallegos ni de parte de la coalición de izquierda Sumar, entre ellos varios ministros del Ejecutivo en funciones, contrarios a la monarquía.