La cineasta Lucrecia Martel recibió ayer el título de Doctora Honoris Causa de la Universidad Nacional de Salta. En su discurso agradeció el reconocimiento, destacó el rol de la educación pública y de lo público como un lugar de encuentro que rompe con la segregación y la homogeneidad. También se expidió sobre la deuda histórica con los pueblos indígenas y la necesidad de que accedan a sus territorios.

El acto se realizó en el anfiteatro K de la UNSa, que estuvo colmado de público. Al inicio se escuchó el himno nacional argentino y la marcha a Malvinas. Luego el locutor leyó las salutaciones que enviaron el gobernador Gustavo Sáenz, y los presidentes de las Cámaras de Diputados y de Senadores de la provincia y del Concejo Deliberante de la ciudad de Salta. También el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, envió un agradecimiento a la invitación que recibió y adhirió al reconocimiento a la realizadora salteña.

Mediante la resolución 428, dada por el Consejo Superior el 12 de octubre de este año, se resolvió la distinción honoris causa a la directora, productora y guionista salteña "en reconocimiento a su destacada trayectoria, excelencia y compromiso social y político". El rector de la UNSa, Daniel Hoyos, entregóa el título.

La iniciativa surgió de la coordinadora del Laboratorio de Producción Audiovisual Experimental, Ana Echenique, de la Facultad de Humanidades y también de la Facultad Multidisciplinar de Tartagal. En la ceremonia también cantó sus coplas la artista salteña Mariana Carrizo, que formó parte de la producción "Terminal Norte" de la cineasta durante la pandemia.

En esta distinción se señaló que a través de sus producciones Martel visibiliza las condiciones de vida de los pueblos indígenas y las violencias de género, "como categoría sociocultural plasmada en la ficción cinematográfica". Se la reconoce también como "una voz disidente posicionada en pos de las luchas y de los movimientos de mujeres y diversidades sexo genéricas".

"Me siento como Messi"

"Cómo decirles lo importante que esto es para mí. Cualquiera puede imaginarse ese sueño de niña de que una muere y todos lloran en el velorio, que todos hemos tenido alguna vez cuando sentimos que no nos aman lo suficiente. Es un poco esto. Les agradezco infinitamente. Para mí, es mucho más de lo que hubiera imaginado para mi vida. Me siento como Messi ayer recibiendo el balón de oro", dijo Martel.

La cineasta se refirió a la importancia de la educación pública y de "lo público". Aunque no hizo mención explícita a la coyuntura política-electoral, es en este escenario en el que se ha puesto en disputa la intervención o ausencia del Estado, por lo que las palabras de Martel resultan significativas.

"La primera vez que yo entendí qué significaba la educación pública fue acá en la Universidad de Salta", manifestó. La cineasta contó que pasó por las aulas de esta casa de altos estudios y entre sus recuerdos anecdóticos mencionó que empezó sus estudios de nivel superior en "un total desconcierto" ya que se había anotado en diversas carreras, también de Tucumán y de Buenos Aires.

Tal vez por lo propio de su trabajo como cineasta, remitió al público a una anécdota que bien podría ser una escena de sus películas: "La primera vez que fui a un teórico (...) no sé qué era, había que comentar unos textos y de repente alguién habló en el fondo de la sala o por lo menos detrás mío y la voz era una voz que yo no podía relacionar con el lugar donde estaba. Era la voz de una compañera que hablaba como si fuera un pregón casi, la cualidad sonora de la voz, primero sentí mucha incomodidad porque pensé que ese no era el sonido que correspondía a una universidad, que ese sonido venía de otro lado", recordó. 

"Esa compañera mía, esa voz, la volví a escuchar en el mercado porque ella era la que pregonaba, vendía las verduras (...) Era esa voz entrenada en el trabajo la que en el aula se expresaba ardientemente opinando (...) sobre un texto. Eso es lo público, la experiencia única posible que tenemos en ese misterio que es la existencia humana de cruzarnos en algún lugar, de vernos sin la homogeneidad con la que ya se organiza la ciudad, porque hay muchos de nosotros que hay barrios que ni conocemos", señaló Martel.

Una terrible deuda  

"La mejor historia posible es la que registra el sufrimiento del mayor número posible de habitantes de ese lugar y ese tiempo. Si la historia no registra el sufrimiento y los deseos de felicidad o la potencia de alguna manera que desean desarrollar las personas, esa historia es demasiado sesgada y nosotros, salteños queridos de mi corazón, tenemos una terrible deuda con la historia", sostuvo Martel.

La cineasta señaló que "en esta provincia donde se hablan más (o) menos, con discusiones y opiniones, 13 lenguas, no hemos podido dar cuenta más de una parte de la población que habla una y más o menos. No hemos podido dar cuenta de cosas sencillísimas como que cualquier organismo, para tener tiempo, una mínima idea sobre la existencia y la comunidad, requiere de tener un lugar, un espacio donde crecer, donde criar sus hijos, donde tener su economía. Todos nosotros necesitamos vivir en algún lugar, es muy difícil ser nómades, no se nos ha dado a los salteños ser nómades".

"Entonces es vital, es urgente que incluyamos en esa hipótesis posible de historia, mejor de la que ya hemos escrito, incluir la necesidad que hay de que los pueblos indígenas accedan a sus territorios. Esto no puede seguir siendo un discurso", expresó Martel. 

La directora de "Zama", trabaja hace varios años en una película documental sobre Javier Chocobar, integrante de la comunidad indígena de la Nación Diaguita Los Chuschagasta, asesinado el 12 de octubre de 2009, en el paraje El Chorro, en la jurisdicción de la localidad deTrancas, en el norte de Tucumán. El estreno de esta producción se espera para el próximo año. Además de involucrarse con la comunidada, la cineasta salteña filmó el juicio tardío en el que se juzgó a los responsables de este crimen en 2018. 

"Es imprescindible que escribamos una hipótesis posible de historia que incluya a todas las personas que no han sido incluidas sistemáticamente en lo que nos contamos a nosotros mismos sobre qué es Salta, de dónde venimos, quiénes somos", manifestó Martel. 

Como "una pequeña prueba" de las exclusiones o invisibilizaciones que persisten, consideró "incomprensible que en el Museo de Güemes (...) no exista  ni una vez la palabra indio". "Que esta provincia crea que se pudo conformar un territorio nacional sin la presencia, la sangre, el esfuerzo en todos los sentidos: del trabajo, la guerra y todos los esfuerzos de esa parte de nuestra población, es una demencia que debemos corregir", instó la cineasta.

Se viene un momento difícil

"Tenemos por delante una tarea deliciosa, extraordinaria, que nadie nos va a subsidiar ni pagar y solamente nos va a quitar horas de sueño, porque vamos a tener que trabajar. Esto lo digo siempre últimamente porque lo que se viene es un momento difícil, que ya lo estamos viviendo, pero tenemos la capacidad de hacerlo peor", expresó Martel en referencia al contexto socioeconómico y político.

"Para esas horas, para esos años que vienen, que espero que podamos volvernos a juntar aquí, yo ahora vivo muy cerca. Sepamos que vamos a tener que quitarle horas de nuestro sueño, de nuestra salud, porque el sueño es salud, para pensar en lo que el sistema económico no nos va a permitir, no vamos a poder estar rentados para pensar, vamos a tener que pensar sin apoyo económico, vamos a tener que pensar en las horas de insomnio. Entonces menos clonazepam, menos vino, menos drogas, un poco de insomnio y pensar en cómo escribimos una historia posible que dé cuenta de todos los sufrimientos y de todos los deseos profundos de felicidad que existen en esta provincia", sostuvo la cineasta.

El emotivo acto incluyó la participación de las lideresas originarias wichí, weenhayek y guaraní que son parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria de Tartagal La Voz Indígena y que obsequiaron libros sobre la historia de sus pueblos a la cineasta. "Historias de sufrimiento, de avasallamiento (...) llevan nuestros saberes, los testimonios de sufrimiento que no están en las universidades pero sí hemos plasmado en estos libros para que los jóvenes vean que nosotros también existimos y tenemos héroes también", manifestó una de las directoras de la emisora.