El portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), James Elder, advirtió esta semana que la Franja de Gaza “se convirtió en un cementerio de niños” a casi un mes del inicio de la guerra con Israel.
Según informó, las cifras de niños y niñas de Gaza afectados por el conflicto siguen creciendo. Además, advirtió que hubo más de 3.450 muertos en los bombardeos, miles de desaparecidos o en cautiverio, y más de un millón que permanecen sin agua, comida ni productos básicos.
“Resulta asombroso que esta cifra aumente significativamente cada día. Gaza se ha convertido en un cementerio de niños. Es un infierno para todos los demás”, declaró Elder.
Para Unicef, las muertes infantiles por deshidratación son "una amenaza creciente" en el enclave, ya que la producción de agua de Gaza se sitúa en el 5% del volumen necesario debido a que las plantas desalinizadoras no funcionan, están dañadas o carecen de combustible.
Y, de cara al futuro, añadió que cuando por fin cesen los combates, los costes para los niños "se dejarán sentir durante décadas" debido a los terribles traumas a los que se enfrentan los supervivientes.
Elder citó el ejemplo de la hija de cuatro años de un miembro del personal de Unicef en Gaza, que ha empezado a autolesionarse debido al estrés y el miedo diarios, mientras que su madre dijo a sus colegas que "no puede permitirme el lujo de pensar en la salud mental de sus hijos” porque “primero necesita mantenerlos con vida".
Por su parte, el responsable de coordinar la ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, dijo que lo que han soportado desde el comienzo de las represalias de Israel por los mortíferos ataques de Hamás del 7 de octubre es "más que devastador".