“…No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro…” J.P. Sartre.
Las personas toman decisiones en base a la realidad. La inconmensurable realidad. Pero, que en nuestra existencia, se focaliza en la cotidianeidad existencial, ello es así para evitar el sentimiento oceánico, ése que te desborda y te inmoviliza. La Argentina, nuestra compleja y querida Argentina, llena de contradicciones y heterogeneidades. Con históricos intentos válidos de equidad social y ambiental inclusiva que en el siglo pasado se referenciaron en los gobiernos constitucionales y en la reforma universitaria, me refiero a los años 1916, 1918, 1946, 1949, 1963 , 1973 y en 1983.
Esos procesos políticos nos señalan que se construye realidades con lo que se hace. No con lo que se dice que se haría. No buscando las recetas mágicas perfectas a aplicar, cuando la realidad repudia los infantilismos de aquellos fanáticos que profetizan simplismos a los profundos problemas que padecemos.
Cuando la política se transforma en un dechado de biografías narcisistas, y no en historias colectivas, tenemos un gran problema: las energías comunitarias se disuelven en hartazgos.
Max Weber señalaba que hay dos vertientes a observar en la política, los que viven de la política y los que viven para la política. Los primeros son puro narcisismo político, los segundos son los primeros necesitados para una sociedad regenerada y armonizada. Juan Bautista Alberdi, nos marcaba que los argentinos somos buenos para copiar lo malo y malo para copiar lo bueno. ¿Será así? Por los hechos del exiliado a perpetuidad pero presente en nuestra historia parece que no.
Podemos superarnos. El padre de la Constitución Argentina, apoyó el primer Acuerdo de San Nicolás, sin el cual no hubiera existido nuestro país. El que lo convocó tenía la suma de los defectos políticos, Justo José de Urquiza, titular de desconfianzas propias y ajenas, y aun así arremetía contra tautologías de un país que no nacía. Esa fue su redención.
Así nacía la Argentina de la modernidad. Alberdi, hoy nos hubiera liderado para un segundo Acuerdo de San Nicolás. Él fue el político que intentó superar la grieta de rosistas y antirosistas, y que también supo vislumbrar la construcción de nuestro país. Alberdi supo volar más allá de las banderías y de las biografías personales para ir, sí, por la historia colectiva para una sociedad armonizada.
El pasado es para recordarnos lo que sucedió, para no repetir lo nocivo y buscar el bienestar general. Tenemos que construir un nuevo convenio social de decencias básicas, respeto por la honestidad y el esfuerzo en un marco de justicia social y ambiental para regenerar nuestra democracia, lo que no se regenera se degenera nos dirá Edgard Morin.
Para ello requerimos de las diez tesis para un voto que son:
1- Democracia siempre, representativa, federal y participativa. Una nación independiente, desarrollada que predomine la equidad social y ambiental.
2- Universidad pública, gratuita y reformista para la ciudadanía.
3- Salud y educación pública con equidad social y ambiental siempre.
4- Respeto como políticas públicas permanente del Estado por los Derecho Humanos, los Derechos Sociales, de Género y Ambientales en efectiva vigencia siempre.
5- Que siempre la democracia prevalezca sobre el poder económico y que éste se ajuste a derecho.
6- Que la inflación sea tipificada penalmente como transferencia ilegal de recursos de la ciudadanía a la gran corporación económica. En tal sentido la inflación es una ilegal e ilegítima disputa del ingreso, es delito de lesa ambientalidad inclusiva y violación de la propiedad privada (artículo 17 de la Constitución Nacional) del salario, la jubilación, y de los derechos sociales y humanos. Que en consecuencia, reiteramos, la inflación viola la propiedad privada de la ciudadanía a manos de la feudalización del poder económico.
La emisión monetaria en sus diversas formas e instrumentos de respuesta al déficit fiscal debería ser controlada e investigada por el organismo pertinente previa ley sustantiva a sancionar y que encuentre articulación con el espacio constitucional del artículo 85 CN y en la ley 24.156, como así también las adaptaciones necesarias a realizar en la ley 24.144.
En tal sentido, dicha norma jurídica deberá reforzar las facultades del Poder Legislativo referente a la toma de deuda de parte del PEN. La opinión técnica del nuevo organismo tendrá carácter vinculante bajo pena de nulidad absoluta. La modificación y/o derogación de la ley con las nuevas atribuciones sólo se podrán realizar con el voto de las 2/3 partes de los miembros de ambas cámaras reunidas en Asamblea Legislativa.
7) Los derechos humanos, los 30 mil desparecidos, los salarios, las jubilaciones siempre públicas, los derechos de disidencias de género, sexuales y libertad de elección, los derechos sociales, y las tasas de plusvalización razonables de la corporación económica, al igual que las políticas de incentivo al trabajador y la producción empresaria, deberán ser políticas públicas prioritarias permanentes del Estado.
8) Desde el ambientalismo inclusivo, el Estado deberá establecer que el acceso al agua potable y al saneamiento son derechos humanos fundamentales. La eliminación de la indigencia y pobreza de agua y saneamiento deberá ser política permanente del Estado. El agua, el aire y la luz solar serán declarados bienes comunes públicos de la comunidad armonizada argentina. Es de lesa ambientalidad la contaminación del agua, el aire y el suelo. El Estado deberá establecer un serio camino de adecuación ambiental inclusiva, en simultáneo con la sociología de lo cotidiano, para ello la estatalidad deberá recurrir a la participación social ciudadana para los proyectos energéticos, para que así ejerza la sociedad armonizada el control social en la prevención, precaución y remediación ambiental inclusiva. A tales efectos deberá también el Estado abordar permanentemente con políticas de superación y mejoramiento la crisis del cambio climático.
9) Será política pública permanente del Estado garantizar el derecho humano a la paz entre los habitantes de la sociedad armonizada. Paz sin inflación, sin inseguridad con un garantismo garantista no abolicionista, por una sociedad sin injusticias sociales y ambientales, sin mercantilización de la vida y con un Estado con perspectiva ambiental y de género en todos sus niveles.
10) Por el derecho humano y social a una sociedad armonizada con la vida y con una paz sustantiva, dónde lo individual encuentre desarrollo en lo colectivo y que protejamos al pobre declarando ilegal la pobreza.
Estas tesis nos deberían reunir para el Segundo Acuerdo de San Nicolás y que sepamos ahora votar elegir para realizar este acuerdo nacional. Lo heterogéneo encuentra su hegemonía en la diversidad de las compensaciones. Lo caótico encuentra su plenitud en la falta de liderazgos compensatorios que den respuestas a la gente. Hay que escuchar liderando y así acompañará el liderado, pero es escuchando y no negando.
(*) Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales. Abogado . Docente UNR.