La Jornada de Temáticos que cada año organiza Colegio Estudios Analíticos es una vital ocasión para que sus miembros y participantes presenten investigaciones en su singular camino de intereses y lecturas. Durante los días 20 y 21 de octubre tuvo lugar dicho encuentro, en el que las mesas y trabajos se ordenaron en torno a tres vectores: El analista y su práctica, Articulaciones: Discurso y Subjetividad, e Interrogantes sobre lo real. En los meses previos, diversos textos fueron preparando la atmósfera de trabajo, intercambios y escrituras. 

Mi trabajo versó sobre la intuición inicial de Freud, definida por Lacan de ética: Desde sus inicios Freud advirtió la incidencia del trauma en la formación de síntomas y en el sufrimiento subjetivo. A lo largo de sus artículos y correspondencia con colegas y discípulos podemos seguir la serie de detallados interrogantes que acompañaban la investigación sobre este tema. En medio de un contexto donde se advierte su fuerte decisión por transmitir y defender los postulados de la nueva disciplina que se encontraba fundando, llegaba a su consulta un caso que con el tiempo pasaría a llamar el Hombre de los Lobos. Historial apasionante que dejó a Freud pensando, entre otras cosas, en la hipótesis de la marca que le habría producido a este joven ruso una escena vista en sus primeros años de la infancia. Por la complejidad que el caso representaba continuó mencionándolo hasta sus últimos artículos, repensando las intervenciones que había llevado a cabo en la dirección de dicho análisis.

En medio de su incansable investigación, sobre el final de su obra, Freud fue subrayando la importancia del trauma de nacimiento, sobre todo en su vinculación con la angustia. Además de los acontecimientos traumáticos que suceden en el transcurso de la vida, iría delineándose otra dimensión del trauma.

Años más tarde, en 1946, durante la apertura de las Jornadas de Psiquiatría en Bonneval, J. Lacan pronuncia su discurso Acerca de la causalidad psíquica. Allí, refiriéndose al Estadio del Espejo, remarca como uno de los puntos más geniales de la intuición freudiana el haber captado que en las manifestaciones repetitivas de los juegos de ocultación infantiles yace “una primera onda estacionaria de renunciamientos que va a escandir la historia del desarrollo psíquico”. Carácter iterativo que alude a tiempos fundantes y originarios ligados al trauma de nacimiento y al destete.

Respecto del nacimiento subjetivo, que no puede darse sin la intrusión del Otro, con su acción específica del lenguaje, en el Seminario X Lacan señala que luego de dicha aspiración y posterior asfixia inicial, se desprenderá un grito como señal de la primera e inaugural pérdida. Opacidad extraña que siempre albergará un enigma a partir del cual comenzará a girar y a ordenarse el movimiento del sujeto.

Posición frente al enigma de la pérdida que Freud captó desde su Proyecto de Psicología para neurólogos y nunca abandonó; posición que distancia la práctica del análisis de otras prácticas y que Lacan, en el Seminario VII, muy acertadamente llamó una “intuición inicial, central, que es de orden ético”.

*Miembro de Colegio Estudios Analíticos.