Sin aire 5 puntos
The Dive, Alemania, 2023
Dirección: Maximilian Erlenwein
Guión: Joachim Hedén y Maximilian Erlenwein
Duración: 91 minutos
Intérpretes: Louisa Krause y Sophie Lowe
Estreno: Disponible en salas.
El ser humano, hecho a imagen y semejanza del mundo, está compuesto por un 70% de líquido. Es decir, las personas se parecen más al planeta que a Dios, que es 100% dialéctica, pero ese es otro tema. Mejor volver al agua, esa frontera infinita y subexplorada que justamente se abre como espejo y contracara de lo celestial. Ambos abismos son objeto desde siempre de distintas fantasías, curiosidad que el cine se ha encargado de replicar y multiplicar. Aunque, debido a cuestiones técnicas, siempre le resultó más sencillo resolver las puestas en escena en el espacio exterior que bajo el mar. Pero gracias al apogeo de la tecnología digital, las películas acuáticas parezcan vivir un auge, del cual el estreno de Sin aire resulta un emergente.
Películas acuáticas y subacuáticas hubo siempre, pero en años recientes hicieron aparición un par de títulos que dan cuenta del interés por ampliar el rango de historias que es posible ambientar en escenarios líquidos. No se incluyen acá Megalodón y otras representantes de la sharkxploitation, que desde 1976 y Steven Spielberg mediante no para de crecer. Mucho menos obvio resultó el estreno en Netflix de La casa en las profundidades, que con el rol protagónico de James Jagger, hijo del cantante de los Rolling Stones, llevó bajo el agua al clásico subgénero de las casas embrujadas.
Ahora le toca a Sin aire, nombre local de la película alemana The Dive (algo así como “La inmersión”), que pone en escena una versión minimalista del cine catástrofe, en donde dos hermanas buceadoras deben sobrevivir a un accidente submarino. Distanciadas hace tiempo por cuestiones familiares que de a poco irán “saliendo a la superficie”, con perdón de la expresión, May y Drew se reúnen para realizar juntas una excursión bajo el agua en una pequeña bahía. Cuando ya han pasado un buen rato allí, el derrumbe de algunas rocas del acantilado que tienen encima dejará a la mayor de ellas atrapada, obligando a la más chica a actuar contra reloj para salvarle la vida.
Sólida en sus aspectos técnicos y retrato verosímil del buceo como disciplina, Sin aire se empeña en tratar de crear un ambiente de drama a partir de un pasado familiar traumático, anclado en la niñez de las protagonistas. En ese terreno la película se aparta del relato de aventura y suspenso, para volverse innecesariamente psicoanalítica, metiendo de forma forzada esos complejos infantiles con la intención de sumar una tensión que nunca llega por ese lado. Especie de versión submarina de 127 horas (Danny Boyle, 2010), pero con menos tiempo para resolver el problema, Sin aire quiere ir profundo en su mezcla de drama emocional y thriller, pero no logra ir mucho más allá de la superficie anecdótica.