-Profe, Milei dice que no quiere pactos con comunistas, metiendo en la misma bolsa a China, Cuba y Venezuela. ¿Su ataque al Mercosur y a Brasil puede lesionar nuestro intercambio comercial? Dice que vamos a alinearnos con Occidente y explica que los máximos referentes son Estados Unidos e Israel. 

El profe de Economía Internacional está feliz. Alguno de sus alumnos se interesa y vincula la materia que cursan con la realidad cotidiana. El ámbito es un aula de una universidad del conurbano bonaerense. 

-En primer lugar, permítanme darles un marco histórico, sobre todo por el peso que ocupa en nuestro sector externo China. Argentina normalizó en 1972 sus relaciones con China. En el “Comunicado conjunto sobre Establecimientos de Relaciones Diplomáticas entre la República Argentina y la República Popular China”, se establece entre otras cosas el respeto mutuo y la no intervención en asuntos internos a partir del 19/2/1972. Por lo tanto, de movida las declaraciones de Milei, al calificar a China como país totalitario, violentan el espíritu de 1972. 

-Profe, eso pasó hace tiempo. 

-Es cierto, pero las políticas exteriores para ser sólidas necesitan ser respetadas y sostenidas en el tiempo. Te pongo un ejemplo: China en ese mismo comunicado reconoció el principio de “Integridad Territorial” que incluye explícitamente el reclamo argentino por las Islas Malvinas. ¿A vos te gustaría que, como se firmó “hace mucho”, se desentiendan de ese compromiso? China, en el marco de su comercio exterior, suele dar pasos muy prolijos, pensados y sobre todo planificados. Desde 1972 en adelante se ha relacionado gradualmente con Argentina. En 1988 con Raúl Alfonsín se firmaron acuerdos de cooperación e investigación sobre la Antártida. En 1990 con Carlos Menem se avanzó en acuerdos del establecimiento de empresas conjuntas. En 2000 Fernando de la Rúa firmo acuerdos de Cooperación Tecnológica y sin dudas desde 2004/2015 se afianzaron las relaciones y la llamada Asociación Estratégica. Las relaciones se fueron cimentando más allá de los Gobiernos, más allá de banderas políticas.

-¿Y Mauricio Macri?

.Macri en 2017 visito China, firmó 21 acuerdos y en el marco del G-20 de 2018 en Buenos Aires firmó más convenios. Alberto Fernández en febrero de 2022 firmó trascendentes acuerdos con inversiones chinas en áreas energéticas. China es uno de nuestros principales socios comerciales, para que tengan una idea representa el 79,1 por ciento del volumen exportado de carne bovina, más allá de ser uno de los principales destinos del complejo cerealero. 

-Milei dijo que no impediría el vínculo comercial entre privados, por lo tanto no veo en qué puede perjudicarnos romper relaciones con China. 

-En el caso de China tal cual como explican los economistas Grzgorz Kwithowski y David Luebeck (Is the high degree of state control over enterprises a distintive feature of the Chinese economy? Septiembre 2023, Conferencia Anual de la Iniciativa para la promoción de la Economía Política) de las cien empresas chinas más grandes, 78 son de propiedad estatal. Es decir, el vínculo entre las políticas del Estado chino y su comercio exterior no es incongruente. 

-Pero en Argentina la producción y exportación de carnes, por ejemplo, las realiza el sector privado. 

-¿Quién determina y controla los protocolos sanitarios? Romper relaciones o poner  en duda los acuerdos bilaterales podría hacer caer los protocolos y requisitos sanitarios que son de estricto cumplimiento cuando se comercializa bienes de carácter alimentario. En este caso la carne argentina debe estar supervisada por el Servicio Nacional de Sanidad Animal, por lo tanto de caerse los lazos políticos entre China y Argentina, entran en crisis los protocolos sanitarios. Ya sufrimos discriminaciones en el comercio internacional por causas de tipo sanitario. Nuestro primer conflicto con EEUU surgió en 1926 cuando el presidente John Calvin Coolidge, con la excusa de que la carne argentina estaba infectada de aftosa, prohibió la importación de carne argentina. Para Eduardo Azcuy Ameghino en “La Fiebre Aftosa y la Cadena Cárnica Argentina: Una historia de Frustraciones” (2003), “la utilización de la aftosa como herramienta para direccionar el flujo mercantil de acuerdos al interés de aquellas naciones cuya disponibilidad de poder e influencias le permiten imponer sus criterios”. A veces nos dejaron afuera del comercio internacional por simple decisión política,  como en el Plan Marshall, cuando pese a compromisos asumidos por EEUU, deliberadamente vetó el ingreso de productos argentinos a Europa, a los efectos de que no compitieran con los de origen estadounidense. Eso lo denunció “Descartes”, como firmaba Perón en el Diario Democracia, en su notable artículo “Así paga el Diablo, el reverso de la moneda”, cuando denuncia las presiones y extorsiones sufridas en el país por EEUU en el marco del plan Marshall. Y escribe que “el supercapitalismo internacional no satisfecho con despojar a otras naciones de recursos indispensables… no contento con el incumplimiento sistemático de promesas, miente descaradamente.” 

-¿Es posible que China deje de comprarnos si gana Milei? Tenga en cuenta que ellos consumen nuestros productos. 

-Según Gustavo Ng, coautor periodístico de la Revista Dang Dai, las exportaciones argentinas apenas representan el 0.38% del total de las importaciones chinas. 

-¿Y no podemos, como dice Milei, priorizar nuestra relación comercial con EEUU?

-Tenemos una relación de competencia en productos agropecuarios con EEUU y no de complementariedad como tenemos con China. Tal situación nos ha ocasionado permanentes conflictos, como ya vimos desde 1926 y con las múltiples formas de proteccionismo aplicado por EEUU a sus productos agropecuarios. Permitime que recuerde al secretario de Estado para Asuntos Económicos William Clayton, quien dijo  que los pecados por los que criticamos a otros países tienen su contraparte en EEUU. Es decir, haz lo que yo digo y no lo que hago. Estos "desencuentros” quedan muy claros en el libro de Joseph Tulchin La Argentina y EEUU, Historia de una desconfianza , de 1990.

-Trump hace poquito prometió que si es Presidente otra vez va a aplicar un arancel del  diez por ciento a las importaciones. 

-Efectivamente, y te aseguro que tampoco Biden se queda atrás. Me surge una pregunta: ¿los productores agropecuarios argentinos estarán dispuestos a poner en riesgo sus exportaciones o, más allá de diferencias y dificultades, se sumarán a una política de unidad nacional que favorezca sin dogmatismos una política exportadora enérgica, amplificada, que no descuide el mercado interno? ¿Se podrá garantizar la milanesa, el asado y a la vez exportar? ¿Qué opinan? Les anticipo mi respuesta: dependerá de qué canción canten las urnas.