Mario Sandoval, el represor de la Policía Federal Argentina (PFA) que actuó en el grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), es otro de los criminales de lesa humanidad que se entusiasmó con “las fuerzas del cielo” que representan Javier Milei y Victoria Villarruel.  Desde la Unidad 34 de Campo de Mayo —donde cumple la pena de quince años de prisión que le impusieron por haber secuestrado al estudiante Hernán Abriata en 1976—, Sandoval salió al cruce de los intelectuales que llaman a no votar por el economista libertario. Días atrás, el exmarino Jorge "Tigre" Acosta había celebrado que se aproxima la "hora del conocimiento de la verdad" mientras la activista pro-impunidad Cecilia Pando reclama la libertad de los represos presos.

Sandoval se presenta como profesor. Es el cargo que ejerció en La Sorbona, en Francia, antes de ser identificado como uno de los represores que actuó en la última dictadura. En 1985, Sandoval se fue de la Argentina, dejando atrás su pasado en el Departamento de Asuntos Políticos de la Superintendencia de Seguridad Federal (SSF). Al tiempo se radicó en Francia, donde obtuvo su ciudadanía en 1997. En 2008, Nora Veiras lo identificó y reveló que se había reciclado como asesor en inteligencia económica de Nicolás Sarkozy. Durante siete años, la Argentina reclamó su extradición —que se terminó concretando en diciembre de 2019, tras la asunción de Alberto Fernández—.

Antes de ser enviado a Buenos Aires para rendir cuentas, "Churrasco" Sandoval conformó el Comité de Ayuda y Solidaridad con los Prisioneros Políticos en la Argentina (CASPPA) de Francia. Cada tanto, la web de ese grupo reproduce textos de Sandoval o de quienes comulgan con sus ideas. El 13 de septiembre pasado, Sandoval publicó una “carta abierta a los ‘intelectuales’ de Argentina que alertan sobre las ‘amenazas a la democracia’ por la avanzada de Milei”.

“Ustedes no pueden permitir que continúe la kleptocracia (sic), la oclocracia y la logocracia de los K utilizando arbitrariamente los derechos humanos, una justicia politizada, imponiendo una historia y verdad oficial, generando violencia, inseguridad, inestabilidad social. ¿Ninguno de ustedes tiene interés en ello, no?”, los desafió.

La diatriba de Sandoval estaba posiblemente dirigida a un grupo de intelectuales —entre quienes se encuentran Graciela Fernández Meijide, Roberto Gargarella, Hugo Vezzetti, Federico Lorenz, entre otros— que, por esos días, pedían un compromiso tanto a Unión por la Patria y Juntos por el Cambio para votar por cualquiera de aquellas dos fuerzas si llegaban al balotaje con La Libertad Avanza (LLA). El martes, se conoció una declaración del mismo grupo que anunció que le darían su apoyo a Sergio Massa en la segunda vuelta contra Milei.

El 6 de septiembre, el CASPPA había hecho otra publicación bajo el título “No tengamos miedo” en la que exigía juicios contra los sobrevivientes de los años ‘70 por lo que ellos denominan víctimas del terrorismo. “Exigimos juicios para aquellos militantes, medios de comunicación, periodistas, expertos que niegan el reconocimiento a esas víctimas, que niegan la historia, que niegan los juicios a los autores de esas víctimas”, se envalentonaba el grupo de Sandoval. El comunicado se divulgó en la misma semana en la que Villarruel encabezó un acto en la Legislatura porteña bajo un lema similar que sirvió para congregar a distintos sectores que impugnan los juicios de lesa humanidad.

El 30 de julio pasado, Sandoval les había escrito una carta abierta a los pre-candidatos presidenciales. “Si ustedes son sinceros con los valores que dicen defender, deben inscribir en sus programas y declarar públicamente qué hará su próximo gobierno para poner fin a los juicios revolucionarios y a la justicia de venganza politizada con los exagentes del Estado de los ‘70, que viola la Constitución Nacional, las convenciones internacionales, la legislación nacional, dejando que adultos mayores mueran en las cárceles por un odio visceral ideológico y político de algunos”, escribió el represor que se presenta como un perseguido político.

Por entonces, la única que daba mensajes más contundentes pro-impunidad era Patricia Bullrich, que había hablado de militares "injustamente" encarcelados en una visita a la zona de Punta Alta. Milei inicialmente había descartado un indulto para los criminales de lesa humanidad, pero después Villarruel criticó los procesos —con términos similares a los de Sandoval— y dejó abierta la puerta a algún tipo de revisión sobre lo actuado por los tribunales argentinos.

El pliego de condiciones

Cuando fueron las elecciones presidenciales de 2019, Sandoval todavía estaba en París. Sin embargo, desde allá, buscó condicionar, a su manera, el proceso electoral. Por entonces, escribió una columna que llevaba por título "Los presos políticos y sus familias no regalan sus votos". En ese escrito, él estimaba que el voto militar ascendía a un millón de electores y le reclamaba a Mauricio Macri que tomara una serie de iniciativas por decreto. Entre ellas, se contaban:

  • Poner fin a la política de Estado de derechos humanos;

  • Anular o declarar ilegales los juicios de lesa humanidad por violación a los principios constitucionales o convencionales;

  • Mandar a sus casas a todos los acusados por delitos de lesa humanidad que fueran mayores de 60 años;

  • Reconocer e indemnizar a las “víctimas del terrorismo”;

  • Declarar que no fueron 30.000 desaparecidos, ni genocidio ni terrorismo de Estado.

En una publicación que se difundió en la web Prisionero en Argentina y que después se removió, Sandoval también contó que Carlos Somoza, a quien él califica como “prisionero político”, le hizo llegar una propuesta por correo a Macri el 14 de agosto de 2019. A los dos días, le contestó Susana Martinengo —por entonces coordinadora de Documentación Presidencial de la Casa Rosada y después protagonista de una causa de espionaje— que la “sugerencia será remitida para evaluación al Equipo Presidencial”.

Somoza es, en realidad, un represor condenado por su accionar durante la dictadura. En 1969, entró al Batallón de Inteligencia 601 en lugar de su padre. Dentro de ese organismo de inteligencia, se movía con el seudónimo de César Ernesto Segal. En Campo de Mayo, sus víctimas lo recuerdan como “Gordo 2”, uno de los más feroces torturadores.

El candidato de los dinosaurios

Algunos de los puntos del pliego de condiciones que Sandoval ponía en 2019 para ganar el “voto militar” ya fueron cumplidos por la fórmula de LLA. Milei se despachó en el primer debate presidencial diciendo que no hay 30.000 desaparecidos y que lo que sucedió en la Argentina en los años ‘70 fue una “guerra” en la que hubo “excesos” —la misma justificación que invocaba Jorge Rafael Videla en 1977 ante las denuncias internacionales por las miles de desapariciones—. Villarruel, integrante de la familia militar, impugna todo el proceso de verdad y justicia y dice que fue una construcción de la izquierda, de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Ella también reclama el enjuiciamiento de los militantes de los años ‘70.

Pando —una de las más feroces detractoras de Villarruel— se encolumnó detrás de las “fuerzas del cielo” y expresó su beneplácito por el acuerdo Macri-Milei. Tres días antes de la primera vuelta, Pando publicó un video en el que reclamaba poner fin a los juicios —lo que viene reclamando desde que se iniciaron— y volver a legitimar a las fuerzas ante la posibilidad de requerir su intervención en la represión del conflicto interno.

Otro de los represores que está entusiasmado con la posibilidad de que LLA llegue al gobierno nacional es Jorge Eduardo Acosta, el jefe de inteligencia del grupo de tareas de la ESMA. Como reveló Página/12, Acosta escribió que “se aproxima la hora del conocimiento de la verdad” mientras despotricaba contra los juicios de lesa –en los que él solo cosechó condenas.

En las últimas horas también se conoció otro texto en apoyo a Milei del militar retirado Carlos Augusto Franceschi Carabajal, que llamó a “votar en y con libertad” mientras hablaba de la traición de los radicales y sugería que Massa debe ser “botado” y no votado. En 2005, Franceschi Carabajal protagonizó un escándalo en el Círculo Militar cuando justificó el accionar de la dictadura y apuntó contra el gobierno de Néstor Kirchner. “El adversario sigue la lucha utilizando a las instituciones como escudo y a la democracia como cobertura”, había dicho.

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