“La colonización consiste en creer que lo trascendental y lo épico pasa en otras latitudes, por eso 'El Eternauta' es transgresor, porque sitúa el combate por el destino de la humanidad en la cancha de River, lo que obliga a repensarnos como parte del destino universal”. El que habla es Gabriel Medina, docente y especialista en diseño de juegos, integrante del Laboratorio de Medios de la Universidad Nacional Guillermo Brown (UNAB).  A cargo del área está Candelaria Dorso, que "siempre que cuenta con la chance" busca compartir la reflexión de su colega. Esta vez lo hace para explicar el sentido de crear videojuegos nacionales, algo que desde la entidad browniana se viene realizando desde hace ya tiempo. 

En conversación con Buenos Aires/12, Dorso explica que en la visión que prima en el laboratorio es que “la tecnología moldea la forma en que entendemos el mundo, cómo nos relacionamos, y hay que analizar como esto nos permite imaginar un futuro en conjunto”. A partir de esta premisa, sostiene que el espacio de producción de videojuegos “potencia” este recurso. “Los videojuegos son un medio, un género discursivo, donde hay que ir por la soberanía cultural en relación a los temas sobre los que se ofrece contenido y sobre las narrativas que se tratan”, advierte.

La Secretaría de Extensión es el ámbito que impulsa este proyecto, a la vez que bajo su órbita se encuentra el laboratorio. Desde el área, sostienen que los “videojuegos son mucho más que un simple entretenimiento” si no que es la “gran punta de un iceberg cultural” del presente. La perspectiva que se tiene sobre la iniciativa se enmarca en la idea de que esta industria es una “gran comunidad donde circulan y toman forma las narrativas, la fantasía y las estéticas de los jóvenes, incluso en tensión con los estereotipos, narrativas y tendencias imperantes en las grandes productoras globales.

Para Dorso, fue “emocionante” ver el aluvión de solicitudes para inscribirse en los cursos introductorios ofrecidos por la Universidad. La propuesta esta destinada a estudiantes sin conocimientos previos o que buscan explorar la temática y se dividen en Programación, Creación, y Pixel Art, este último orientado a realizar escenas y personajes. Todos son de modalidad virtual y duran entre uno y dos meses, dependiendo el caso. “Fue muy gratificante ver como al primer día el 50 por ciento del cupo estaba cubierto e incluso llegaron mensajes de familias preguntando si se podía anotar un niño de once años”, suelta entre risas.

Si hubo un disparador para diagramar esta propuesta, fue la Exposición de Videojuegos y Arte Digital, también organizada por la UNAB y en conjunto con la Municipalidad de Almirante Brown. A fines de septiembre se llevó a cabo la segunda edición, que constituye la muestra de proyectos locales para artistas multimedia, diseñadores y, por ejemplo, especialistas en ilustración digital, como el caso de Axlotl98 de Don Orione.

“Es una propuesta que llevamos a cabo desde el Laboratorio con una isla de videojuegos itinerante, con diseñadores independientes, de temas variados, donde surgió, incluso, un videojuego para no videntes”, cuenta Dorso sobre las experiencias en las exposiciones que, tras conversaciones con los asistentes, motorizó la idea de desarrolla una propuesta universitaria acorde a la demanda creciente de esta industria. “Tomamos dimensión de la movida que se está generando en la región y nos parece trascendental que la universidad pública se involucre”, destaca, ya que, afirma, es la única con propuestas de estas características que sean totalmente gratuitas.

Según la Asociación Argentina de Videojuegos (ADVA), el mercado mundial de videojuegos cuenta con más de 2.300 compañías y 65.000 empleados. En este contexto, Argentina tiene más de 130 empresas desarrolladoras de videojuegos y de servicios conexos, brindando empleo a 2.000 profesionales y produciendo más de 55 videojuegos al año, donde el 35 por ciento tienen un contenido educativo. Además, las exportaciones argentinas de videojuegos alcanzan, de acuerdo a los últimos datos, los 70 millones de dólares anuales, representando el 80 por ciento de la producción total, y tienen como principales destinos a Canadá, Estados Unidos, y los países de la Unión Europea.


Una diplomatura al alcance de todos

Al frente de la Diplomatura en Diseño y Desarrollo de Videojuegos, que junto a los tres niveles de cursos introductorios es totalmente gratuita, está Daniela Fernández, una referente en la materia y becaria del Fondo Nacional de las Artes en el 2018, con el proyecto “ITA”, un videojuego sobre relatos del litoral de origen Guaraní que fue presentado en universidades nacionales, en el festival internacional A-MAZE 2020- “Games and playful media” de Berlín, en la Universidad La Sorbona en París y en el CCCB de Barcelona, en el marco de “Isabelle Arvers World Tour, Latin America Session”.

Cuenta que se sumó a la propuesta de UNAB a través del presidente del Concejo Deliberante de Almirante Brown, Nicolás Jawtuschenko. “Le comenté mi deseo de que en zona sur existiera alguna carrera relacionada con los videojuegos, que fuera gratuita, para aquellos que no podían acceder a la educación privada o que no pudieran trasladarse a la Ciudad de Buenos Aires”, relata, y marca una definición: “Le dije que había trabajado en una institución privada y me quedé con una sensación fea cuando supe que alumnos que vivían relativamente cerca de mi casa y en otras zonas del conurbano sur abandonaban porque no podían seguir pagando”.

Con esta perspectiva, su mirada está puesta en brindar un fortalecimiento académico a un “medio que está avanzando cada vez más tecnológicamente”, producto de “cierta democratización” de contenidos a través de internet y de las redes sociales que permiten, desde la propia casa, “hacer un videojuego”. A partir de su formación anclada en el mundo audiovisual, sostiene que reemplazó “la cámara como dispositivo audiovisual técnico por los videojuegos”, por lo que llega a una conclusión sobre la actualidad de esta industria cultural: “Los géneros de videojuegos tradicionales comienzan a mutar, un poco como pasó con el cine.”

Tenemos videojuegos de todo tipo: casuales, experimentales, educativos, y, además, cada vez son más los videojuegos que tratan temas actuales, lo que los convierte en una herramienta potente para contar algo del mundo en el que estamos viviendo”, cuenta Fernández. También, destaca que hay grupos de desarrolladores que no se enfocan simplemente en generar juegos que les den ingresos, si no que diseñan videojuegos “como piezas de expresión artística y cultural”, una instancia “positiva, ya que ahí es donde comienzan a aparecer cosas novedosas.”

Oriunda de Claypole, recuerda que no contaba con el tiempo y los recursos para estudiar diseño de videojuegos en su momento. Hoy en día, al frente de la diplomatura, Fernández señala que el objetivo sobre la formación de los egresados es que cuente con “las herramientas necesarias para poder sentarse en su casa con un grupo de amigos o colegas y saque un videojuego que los represente, y que represente también la identidad argentina.”

La diplomatura va a hacer hincapié en el diseño argentino, siendo conscientes también de que estamos en una universidad del conurbano, en zona sur, y desde acá nos sentamos y hacemos videojuegos para expresar algo que deseemos”, cuenta a este medio.

En el 2021, Fernández realizó “Laidaxai y el árbol negro”, un videojuego que reúne relatos sobre relatos y leyendas Qom y fue realizado junto a miembros de la comunidad de Chaco. “El desafío que tenemos es el de generar contenidos nacionales, pero que tenga interés en el exterior”, remarca. Desde su lectura, el Laboratorio de Medios de la UNAB está “para experimentar” y “aprender a encontrar lo novedoso y llamativo en lo nuestro para en un futuro poder exportar nuestra cultura”.

En este contexto, resalta que la diplomatura se desarrolle en una universidad pública “porque eso es un gran avance para tomar a los videojuegos como un medio de expresión más, así como uno puede ir a estudiar cine, diseño gráfico, comunicación social”. “Los videojuegos son un mundo aparte que requiere de un estudio formal en el ámbito de lo universitario, y que esto se de en una universidad pública, donde la diplomatura se hace de forma gratuita, es increíble”, destaca Fernández.

Con una duración de un año, aproximadamente, esta propuesta se suma a los cursos introductorios. Pero, además, hay una tercera iniciativa que son los dos cursos correlativos de un mes de duración en modalidad virtual sincrónica para quienes ya tengan experiencia en el mundo de videojuegos y les permita avanzar profesionalmente hacia diseños más sofisticados.