“Jugué con esa rigidez, con este espacio cuadrado, e instalé los paneles. El hall del Teatro Argentino es enorme y responde a una arquitectura que es muy simétrica, de hormigón fuerte. Así se genera una contraposición entre esa geometría y la liviandad de los paneles transparentes que introducen la naturaleza. Este espacio servirá como escenario para que actúe Paula, con su performance, y se escuche la música de Lautaro. La idea es que tiendan un puente entre el espectador y la instalación”, afirmó Balbina Lightowler, la artista que es artífice de la nueva instalación visual “Piel de cardo”, montada en el Teatro Argentino de La Plata y que será intervenida performativamente hoy por la bailarina Paula Etchebehere y el músico Lautaro Cottet. La performance completará esta pieza que resuena en la naturaleza de la Provincia de Buenos Aires, que fue el hilo conductor de estos tres artistas.

En el hall del Teatro Argentino se encuentra Piel de cardo, una instalación compuesta por cuatro paneles flotantes que fracturan el espacio. En ellos se puede ver siempre la misma fotografía de un cardo, que fue expandida e intervenida por la artista a través de distintas técnicas hasta desarmar la huella inicial del acto fotográfico. Así, lo que antes era un elemento de la naturaleza se convirtió en texturas y colores desarmadas. 

La obra nació en 2021, a partir de dos becas del Fondo Nacional de las Artes, pero es el resultado de una idea que la artista viene desarrollando y con la que viene experimentando desde 2008. Según expresó Lightowler, todo nació en el reencuentro sensible con la naturaleza bonaerense que vivió en su infancia. 

“Mi vínculo con la naturaleza viene de la niñez. Fui una niña criada en la ciudad, pero los fines de semana, y todos los veranos, vivía en la quinta de mi abuela en Moreno, en La Reja. Era un espacio que sólo tenía naturaleza, árboles, y unos amigos al lado. Esa experiencia quedó pegada en mi vista, en mi cuerpo. Luego pasó el tiempo. En 2007, volví a recuperar la sensación cuando comencé a ir a Villa Gesell. Ahí sentí la misma experiencia de cuando era chica. Así, comencé a trabajar con la fotografía e intervenirla con pintura y medios digitales”, afirma la artista que, hasta ese momento, producía cuadros de pintura abstracta que habían sido expuestos en diversos Salones Nacionales y exhibiciones individuales en galerías privadas.

Balbina Lightowler y Paula Etchebehere.

Fue en Villa Gesell, también, donde Lightowler conoció a la bailarina Paula Etchebehere y el músico Lautaro Cottet. “Los tres tenemos esta doble nacionalidad entre Villa Gesell y Buenos Aires”, bromea la artista sobre su vínculo con ambos. Etchebehere es una reconocida bailarina, actriz y directora teatral que llevó sus obras a distintos teatros nacionales y municipales, hasta al emblemático Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires. Por su parte, Cottet es también reconocido en lo suyo: es baterista y multiinstrumentista, trabajó junto a Daniel Melingo, Los Super Ratones, Lito Vitale, y formó parte del grupo Man Ray entre 1995 y el 2000.

Cada uno se encontró en la ciudad costera con su bagaje artístico y convergieron en la instalación Piel de cardo que, desde sus comienzos, fue pensada para articular en su interior una performance que interviniera el espacio, ampliara la obra y entablara un diálogo con los espectadores. Este interés por lo espacial es un pilar fuerte en la carrera de la artista principal, que descubrió las artes visuales mientras atravesaba la carrera de Arquitectura en la UBA. 

“El tema del espacio para mí fue siempre muy importante. Desde que encontré la pintura, con sus movimientos y colores que me permitían salir de la cabeza que era la arquitectura. Después, cuando llegué a la fotografía comencé a experimentar con las transparencias e hice instalaciones con luces de colores que construían climas, dejaban espacios oscuros. Me interesa mucho toda esa dimensión escenográfica”, afirma Lightowler.

Sobre la integración del sujeto con el entorno que buscan las piezas visuales de Lightowler, el poeta Diego Alfaro Palma afirmó que la obra de “Balbina nos lleva a ese momento anterior a la ruptura del contrato de la simbiosis con el mundo: nos integramos con lo que no somos y formamos parte de esa extrañeza. Por eso, es posible que sólo el arte en estos tiempos pueda darnos una verdadera sensación de esa marca imborrable que hemos realizado en el planeta y de lo que perdemos al no fundirnos con el vocabulario silencioso de los bosques o los reflejos del agua. El poeta John Keats ya lo decía: “el tacto tiene memoria”; y de seguro, traducir esa experiencia con intensidad podría devolvernos la verdadera memoria del cuerpo y de la materia”.

Piel de Cardo se puede visitar de martes a sábados, de 16 a 19 horas. La performance, producida por Virginia Petrozzino, tendrá lugar hoy a las 17.50 y a las 18.30 hs. La entrada es libre y gratuita.