Perú es el karma del fútbol argentino. Cada vez que el camino hacia una Copa del Mundo viene complicado, el elegante estilo peruano de toque y pelota contra el piso aparece en Buenos Aires para estirar la incertidumbre hasta el último instante. Pasó ya tres veces, en 1969, 1985 y 2009. Por lo visto, volverá a pasar pronto, en menos de un mes.

Fue en la cancha de Boca, el 31 de agosto de 1969, cuando argentinos y peruanos definieron por primera vez el pasaje rumbo a un Mundial. México esperaba un año más tarde y la Selección Argentina dirigida por Adolfo Pedernera necesitaba ganarle al gran equipo armado por Waldir Pereira “Didí” para conseguir la clasificación. Perú había ganado 1-0 en Lima y en esa tarde soleada y tensa de la Bombonera puso sobre la cancha un equipazo en el que brillaban cracks como Héctor Chumpitaz, Roberto Challe, Ramón Mifflin y Teófilo Cubillas

Argentina fue al frente por necesidad y Perú soportó bien la presión. Y en el segundo tiempo, Oswaldo “Cachito” Ramírez, un puntero izquierdo que reemplazaba al titular Alberto Gallardo, acertó un contraataque preciso y anotó el 1-0 ante el estremecedor silencio de la Bombonera. Rafael Albretcht de penal igualó a 10 minutos del final. Pero un minuto después, otra vez Ramírez definió con maestría y adelantó a los peruanos en la carrera hacia México.

En medio de la total desesperación del equipo y de la gente, Alberto Rendo hizo una jugada sensacional y a dos minutos del cierre puso el 2-2 que al final no sirvió de nada. Por primera vez desde que en 1957 empezaron a disputarse las Eliminatorias para los Mundiales, Argentina se quedó con las manos vacías mientras Perú celebraba uno de sus más grandes golpes de escena.

El 30 de junio de 1985 y en un estadio Monumental atestado pudo haber cambiado la historia del fútbol argentino. Argentina y Perú volvieron a pelear una plaza para jugar otro Mundial en México. Aquel equipo de Carlos Bilardo pasaba con el empate. Pero inesperadamente Perú terminó ganando 2-1 el primer tiempo, con goles de Guillermo Velázquez y el puntero derecho Gerónimo Barbadillo (Pedro Pasculli había abierto el marcador para la Argentina).

En la segunda etapa, Julio César Uribe pudo haber anotado el 3-1 que hubiera liquidado las chances argentinas. Pero una notable atajada del Pato Fillol se lo impidió. A diez minutos del final y en medio de una tensión insoportable, el enorme Daniel Passarella cruzó toda la cancha, bajó con el pecho en el área peruana un tiro libre de Jorge Burruchaga y sacudió el poste izquierdo con un zurdazo. Ricardo Gareca, el actual, técnico peruano, capturó el rebote, tomando de la camiseta a un defensor y anotó el empate que depositó a la Argentina en México. Esa tarde, el héroe fue Passarella. Maradona lo fue un año más tarde.

Las imágenes de 2009 están mucho más frescas. Y aquel gol de la victoria de Martín Palermo a dos minutos del final y en medio de un furioso vendaval de viento y agua y el panzazo del técnico Diego Maradona sobre el césped empapado del Monumental resultaron las postales de un partido dramático que Argentina, que venía a los tumbos en esa Eliminatoria, terminó ganándole 2-1 aquel sábado 10 de octubre a un Perú ya fuera de toda chance.

Un dato: en aquel equipo de la agonía, que cuatro días más tarde superó 1 a 0 a Uruguay en el Centenario y se clasificó para el Mundial de Sudáfrica, jugaban Sergio Romero, Mascherano, Di María y Messi. Dentro de un mes, tendrán que volver a jugarse la ropa frente a los peruanos.