En la redacción de The Newsreader (su segunda temporada se estrena el lunes 6 por Universal+) no hubo lugar para el suceso de Cocodrilo Dundee y Detrás de las noticias, unque la estela de ambas películas está presente en la notable ficción creada por Michael Lucas. En estos nuevos seis episodios, la pareja delante de cámara y el resto de los involucrados se encargan de alimentar el caótico backstage de News At Six –el informativo más exitoso de Melbourne- a finales de los ‘80. “El desafío fue ampliar la mirada, tenemos todo este mundo televisivo y de la lucha entre las cadenas. Además de lo que le pasa a nuestros protagonistas tenemos los grandes eventos de esa época -la crisis de la heroína, las luchas de los pueblos aborígenes, por mencionar algunos-, y buscamos dar con ese alcance”, dice el showrunner de este intenso drama made In Australia.
La gran novedad para Helen Norville (Anna Torv de The Last of Us y Mindhunter) y Dale Jennings (Sam Reid) es que se convirtieron en material informativo al hacer público su romance. Y desde su canal van a exprimir al máximo la cuestión presentándolos como “la pareja de oro de las noticias”. “Sabemos que detrás de escenas las cosas son un tanto más complicadas”, explica su creador. Además de la misoginia y la cosificación como estándar, la conductora debe lidiar con la fragilidad de su salud mental. El chico estrella, por su parte, lucha contra su propia ambición y su atracción por ambos sexos. “Lo interesante es que su relación no tiene una sola definición posible. Se aman, pero es todo es un remolino. No se sabe bien si es algo romántico, platónico o por conveniencia, como si fueran hermanos. Nos gusta profundizar en esas contradicciones y ver hacia donde nos llevan”, apunta Lucas, entrevistado por Página/12.
Al igual que en sus antecesoras The Hour y The Newsroom, cada episodio de la ficción esté entrecruzado con algún evento histórico reconocible más allá de Oceanía. Pero no es un simple elemento decorativo: lo intrigante es el modo en que los informes sobre el SIDA, la explosión del Challenger o Chernobyl repercute en la vida y profesión de sus criaturas. Es así como The Newsreader también resuenan cuestiones sin fecha de vencimiento como la competencia profesional, el debate sobre la ética periodística y el estándar del infoentretenimiento. Otro logro radica en su corte visual de la era donde mandaba el beige, las hombreras y las reproductoras beta. “Hay eventos que tienen su impulso global, como la crisis de la bolsa en el '87 o la separación de Lady Di del príncipe Carlos. Hay otros que, probablemente, sean menos conocidos, pero siempre tratamos de que tengan eco con Helen y Dale. Son hechos que los ponen a ellos en diálogo con su situación, como la epidemia de heroína, que tiene una reacción emocional en nuestros personajes”, explica Lucas.
-Se ha dicho que The Newsreader no es una ficción sobre los ’80 sino que parece hecha en esa década. ¿Qué rol juega este período?
-Los ’80 son fascinantes porque tienen una resonancia bastante clara de donde estamos hoy en términos de los medios de comunicación y la sociedad en general. Muchos de sus tópicos siguen siendo relevantes hoy en día. Algunos de los hechos que cubrimos han cambiado bastante, pero otros son esencialmente los mismos.
-Helen y Dale son perfectos al aire, pero conviven con una identidad mucho más convulsionada. ¿A quién se aplica mejor el título?
-Es muy cierto, son más que “cabezas parlantes” que leen las noticias. Al final de la primera temporada, el personaje de Anna Torv lidió muchísimo con eso de tener que hacerle caso al teleprompter. Ella lucha con el título de la serie. Creo que ahora exactamente eso le pasa a Dale. The Newsreader es un término constrictivo y de ahí viene parte del drama.
-¿Qué se puede esperar de la tercera temporada, situada en 1989?
-El final de la década fue increíble en términos de noticias. Tenés la masacre de la plaza de Tiananmen, el boicot a Sudáfrica por el Apartheid y la caída del muro de Berlín. Son eventos blockbuster. Siempre pensamos la historia de Helen y Dale en tres actos, y hacia allí es adonde nos dirigimos.