“Los pibes están en otra, no entienden, no quieren saber. Y votan por Milei porque los confunden con espejitos de colores, dólares, gritos, cambio y rebeldía. Están en la pelotudez.”
Ésta, más a menos, es la síntesis de lo que venimos escuchando de este lado. Y muchos de nosotros lo repetimos. Es lo que vienen instalando para que otros pibes y pibas “entiendan” que para pertenecer, tienen que ir para donde van esos pretendidos todos. Y sucede, pero solo en la superficie mediática. Más abajo, o como dijo Mario Benedetti “pero aquí abajo, abajo, hay hombres y mujeres que saben a qué asirse".
La instalación de que “los y las jóvenes” (dicho así en universal) están a la derecha es tan mal intencionada como absurda. Y por otra parte, una enorme masa de jóvenes que no están ahí comienza a hacerse visible, no por obra y gracias de los medios grandes, sino porque son tantos que ya no hay como ocultarlos. Están ahí a pesar de los “grandes medios”. O sea, hay una suerte de contra-rebeldía que viene desde abajo y -a su manera- arrasa. Se puede ver o negar, aceptar o ningunear, pero están ahí. Y son muchos.
Cuando Lali dice:” No me pone para nada mal que me bardeen por considerar peligroso y triste que haya gente que vote a un ANTI-DERECHO. La violencia con la que bardean y los argumentos son un reflejo de lo que votan justamente. Nos mal acostumbramos a considerar que si alguien opina de una manera es porque está del 'otro bando' y del único bando que voy a estar SIEMPRE (dentro del panorama decadente político y económico en el que estamos) es del lado que no se caga en lo ganado en materia de derechos. Aunque sea eso me queda como votante joven argentina responsable, que no piensa en su ombligo únicamente”. Está hablando una artista joven y famosa, que no solo es escuchada por miles de personas, sino que juega una posición que nada tiene que ver con esos “jóvenes derechizados".
Wos se pronunció varias veces sobre la situación política y social y aun sobre la coyuntura actual. En sus conciertos se escucha y se corea “el que no salta vota a Milei” y claro, todos saltan. Wos no es un chico del under que puede decir lo que se le antoje sin costo alguno. Pero juega fuerte frente a los también miles de fans que van a sus conciertos: “soy la palabra del pueblo contra la represión”. Apuesta su boca y allá va, también rimando que un alguien “no para de toser trabajando doce horas, cobra dos monedas al mes /para mantener a cuatro personas/ y no hables de meritocracia/me da gracia/no me jodas/sin oportunidades esa mierda no funciona”.
Igual lo había dicho en una entrevista en que avisaba ya hace algunos años, que fue a colegio público y vivió en la organización política para estar al tanto de lo que pasaba y que él llegó donde llegó porque tenía la panza llena, porque no tuvo que cuidar a sus hermanos, y que tuvo los medios para grabar su música. Sabe -y proclama- que sería egoísta decir que el que no llega es porque no se esfuerza. Sabe que tuvo unos medios que poca gente tiene. Sobre el final del anterior gobierno, decía que “es imposible que no te parta la cabeza que la policía salga a matar pibes, que hay gente que se beneficie de eso y de creer que los pobres no tienen derecho a ir a la universidad pública. Hay que bajar a los fachos estos". Y de ahí sus canciones entonadas en estadios, con cientos de miles de otros pibes que gritan y lo aplauden por estos días en Morón y Quilmes.
La suma de los artistas jóvenes que se pronunciaron muy firmemente en contra de quienes pretenden llevarnos de nuevo al paradigma de la dictadura son variadas, y no solo nacionales, aunque con fuerte arraigo en la Argentina. ¿Qué se puede esperar de esos púberes que van a conciertos de Taylor Swift, o los que se denominan “army”, que escuchan a BTS, un grupo de KPOP? Pues varias cosas inesperadas.
Las Armys repudiaron a la candidata a vice presidenta de Milei, y cerraron su comunicado con un rotundo:"No esperamos las disculpas correspondientes, debido a sus recientes respuestas. Dada la situación actual, pedimos a la ARMY que por favor denuncien los tweets que contiene estos dichos repudiables. Pedimos no caer y responder en las provocaciones que éstas incitan" mientras que las “Swifties” fueron más lejos: "A pocos días del primer recital de Taylor Swift en Argentina, como fandom nos vemos en la necesidad de hablar sobre las próximas elecciones argentinas y el futuro del país. Como dijo Taylor: tenemos la necesidad de estar en el lado correcto de la historia. Uno de los candidatos, Javier Milei, líder de un partido mal llamado liberal, es en realidad representante de la derecha antidemocrática que viene a sacarnos todos los derechos adquiridos. ¿Por qué esto nos tiene que llamar como fandom? Porque Milei es Trump, y porque no podemos no dar batalla luego de haber escuchado y visto a Taylor dar batalla para que la derecha no gane en su país".
La joven cantante Marilina Bertoldi fue aún más lejos y en el festival Capital de La Plata sentenció: “Votar a Milei es de homofóbico, racista, clasista y antiargentino". Lo dijo apenas un ratito después de que el rapero Trueno dejara un mensaje lacónico y definitivo: “Lo único que tenés son tus derechos. No te regales".
En suma, queda claro que claridad no les falta, y mientras esperamos que muchos de nuestros políticos, defensores de la democracia mientras no peligra, dejen de declararse neutrales con movimientos cobardes de gato escaldado ante la posibilidad de un futuro de horror, por miedo a perder lo que igual no tendrán, quizá debamos volcar la mirada hacia estos chicos que, apostando todo lo que sí tienen, se paran rudos frente a la posibilidad de que todos perdamos todo. Lo dicen, lo dejan escrito, lo firman y salen al frente a corearlo entre miles de otras voces, y con alegría.
Y no es producto de la inocencia fútil, sino de todo lo contrario, porque contra lo que algún tonto pueda querer pensar y aún decir, no son “pibitos” que andan por la vida. Son profesionales que ponen todo en juego, que saben que si la próxima elección sale mal, la van a pasar como el culo justamente por lo que dicen y cantan. Son profesionales que piensan, crean, trabajan, producen, generan empleos y -muy posiblemente- sean la vanguardia del discurso social de este país, dando una batalla que merece respeto. Y para que quede claro: no son ningunos pelotudos.