WeWork, una de las estrellas del mercado de oficinas compartidas en Estados Unidos, anunció el cese de pagos, después de enfrentar un año de graves dificultades financieras. En 2019, la valoración de WeWork en el mercado de valores alcanzó la impresionante cifra de 47.000 millones de dólares, pero en la actualidad apenas supera los 44 millones de dólares.
La joya del coworking en Estados Unidos, decidió lanzarse al abismo financiero después de un año tumultuoso. En 2019, esta empresa fue una reina en Wall Street, valorada en 47.000 millones de dólares. Hoy, su brillo se desvaneció y su capital no supera los 44 millones.
El cuento de hadas de WeWork comenzó como una oda al coworking, ofreciendo oficinas elegantes en las ciudades más destacadas del planeta. Sin embargo, el imperio se desmoronó tras una pandemia sin precedentes y una expansión comercial que no dio los frutos esperados.
En un último giro, la compañía anunció esta semana, su entrada en la suspensión de pagos, buscando así, según la reglamentación norteamericana, acceder a un acuerdo con sus acreedores para reestructurar una deuda masiva. David Tolley, a cargo de la empresa después de la destitución de Neumann, trabaja en este plan, respaldado por acreedores que representan el 92% de la deuda.
El plan de reducción
La empresa comenzó con la reestructuración que incluye la reducción de 3.000 millones de dólares de deuda y el cierre de oficinas en Estados Unidos y Canadá. En Nueva York, por ejemplo, se cerraron 40 oficinas, incluyendo la emblemática de Union Square y la del centro comercial Fulton Center, aunque otras 47 continúan operativas.
A nivel global, la compañía tenía más de 700 oficinas en junio pasado, la mayoría operadas por la empresa misma, aunque también existen algunas bajo régimen de franquicia.
El proceso de suspensión de pagos, que se declara con una deuda que supera los 17.000 millones de euros, se limita en principio a Estados Unidos y Canadá, permitiendo a la empresa mantener su actividad en el resto del mundo.
La caída del imperio de Neumann
La historia de Neumann, el excéntrico fundador de WeWork, tiene similitudes con la de la empresa que creó en 2010. El expropietario de la mayor compañía de coworking del mundo, pasó de ser una figura icónica a caer en desgracia.
Neumann, originario de Tel Aviv, tuvo una vida fuera de lo común. Se trasladó a Nueva York en 2001 con el objetivo de "conseguir un gran trabajo, divertirse mucho y ganar grandes cantidades de dinero". Su carrera incluyó el diseño de calzado y la dirección de una empresa de ropa de bebé.
Junto a su socio Miguel McKelvey, Neumann desarrolló la idea de alquilar espacios de oficinas compartidas, lo que finalmente se convirtió en WeWork. La compañía se expandió rápidamente y llegó a tener la valoración más alta de cualquier startup en Estados Unidos.
Pero, con el tiempo, WeWork diversificó sus negocios y expandió su imperio bajo la marca "We", incluyendo proyectos como WeLive (viviendas comunitarias) y WeGrow (una escuela). El crecimiento desenfrenado, las excentricidades de Neumann, amante de las fiestas, y los graves problemas de gestión llevaron a los primeros problemas financieros en la empresa.
Finalmente, WeWork pospuso su salida a bolsa en 2019, y Neumann renunció como CEO. A pesar de esto, logró vender sus participaciones por 1.000 millones de dólares y seguir como asesor de la compañía.