En abril de 2015, el compositor, cantante y guitarrista Federico Pecchia presentó en El Aserradero Racimo de luz, una obra que lo conectaba con distintos ritmos folklóricos latinoamericanos. Mañana, a las 21, el músico bonaerense regresará a la sala de Montevideo 1518 con su cuarto disco de estudio, Corteza, trabajo en el que compartió la producción artística con Kali Carabajal para darle forma a un repertorio vinculado con las músicas argentina: entre obras propias y ajenas, Pecchia se pasea por bailecitos, chacareras, chamamés, gatos, zambas, un escondido y un takirari.
En ese recorrido Pecchia propone una relectura sobre obras como "El 180" (de Alberto Acuña, Segundo Ruiz y Andrés Chazarreta), "La olvidada" (escrita por Atahualpa Yupanqui y musicalizada por los Hermanos Díaz) y "Huarmicita" (takirari de Servando Giménez y Ernesto Leiva). Hay, también, sociedades junto al propio Kali Carabajal, dos obras de Antonio Tarragó Ros (que se sumó a la grabación de "Taipero Poriahu" y "Ñangapiri") y un encuentro con Néstor Garnica en "Los Peñeros".
"Todos fueron momentos muy especiales --distingue Pecchia sobre esas colaboraciones--. De la mano de Kali descubrí muchas cosas, como el arte de la sencillez que promulga. Pude componer con él, conectar con la composición y la sencillez de nuestro folklore, que no por eso es menos profundo. A veces uno, en la juventud y las ganas de querer decir muchas cosas, se pierde en muchísimas palabras. Esto va en contrario, con poco buscar decir más. Lo mismo me pasó con Néstor, que con un par de notas del violín ya consagra una canción. O Antonio, con quien grabamos dos de sus canciones, clásicos de nuestro cancionero... Todas esa oportunidades fueron muy felices".
Para Pecchia, esa búsqueda de la sencillez se empieza a configurar como un camino claro por el cual transitar. "Creo que la música popular tiene éso: los que queremos multiplicar nuestra música, por el afán de poder seguir tocando, tenemos que entender que el público (que en realidad es uno mismo con otro cuero, uno mismo en la situación de escuchar) a veces no necesita tanto ornamento. Y es mucho más difícil generar imágenes, conceptos, ideas, desde la sencillez que desde lo complejo".
Tomando como referencias posibles a Facundo Cabral, Armando Tejada Gómez o el Chivo Valladares ("Que en dos o tres minutos pueden encontrar palabras que a uno lo alumbran"), Pecchia se muestra permeable a múltiples influencias: Shakespeare, Kirshnamurti, conciertos en vivo de Cabral o entrevistas de Jorge Luis Borges son algunas de las fuentes que por estos días inspiran al compositor y poeta, que trasladará al escenario algunos de los resultados de su inquietud constante. "Los discos se hacen cada dos años, es un proceso difícil, largo. Y después uno los tiene que difundir... pero más allá está la vida de uno, donde te la pasás encontrando cosas nuevas. Entonces, como en todos mis conciertos, va ser una mezcla del presente y el momento puro", explica Pecchia, que anticipa: "Veremos cómo está la gente. Compartiremos cosas, siempre a partir de Corteza, que es la esencia, pero proyectando hacia otros lugares".