Desde Toronto

    

Es una constante en el Toronto International Film Festival (TIFF), pero en esta nueva edición que comenzó ayer y se extenderá hasta el próximo domingo 17 hay más cine argentino que nunca en la muestra canadiense, una de las más importantes del calendario cinematográfico internacional, por sus enormes dimensiones y por su capacidad de reunir a la vez un público multitudinario y al grueso de la industria y de la prensa mundiales. Y hay películas argentinas de todos los tamaños, desde pequeñas operas primas por descubrir hasta films de cineastas consagrados, repartidos en distintas secciones, donde se codean con algunos de los nombres más resonantes del mejor cine mundial, como los estadounidenses Alexander Payne y Ben Russell, el franco-tunesino  Abdellatif Kechiche, el rumano Calin Peter Netzer, la alemana Valeska Grisebach, el chino Wang Bing, el canadiense Denis Côté, el francés Bruno Dumont o el documentalista estadounidense Frederick Wiseman, entre muchísimos otros. Y eso sin contar el star-system de Hollywood en su apogeo, con George Clooney a la cabeza, como director de Suburbicon, escrita por los hermanos Coen y protagonizada por Matt Damon.

Ya habrá tiempo de dedicarse a varios de ellos, pero por ahora es importante consignar que el film-faro argentino en el TIFF es nada menos que Zama, de Lucrecia Martel, recién llegado de la Mostra de Venecia, donde cosechó críticas muy elogiosas y que todavía está inédito en Argentina, donde se estrenará el 28 de este mes. El cuarto largometraje de Martel después de La ciénaga, La niña santa y La mujer sin cabeza integra la sección Masters, donde la directora salteña integra una selección que incluye los nombres de la francesa Agnès Varda, el “auteur” coreano Hong Sang-soo, el austríaco Michael Haneke, el japonés Hirokazu Kore-eda y el finlandés Aki Kaurismäki (con El otro lado de la esperanza, sorpresivo y merecido éxito de público en Buenos Aires). Basada en la novela homónima de Antonio Di Benedetto, celebrada en su momento por autores de la talla de Julio Cortázar y Juan José Saer, la película de Martel es su primer guión a partir de un texto ajeno y su primera película de época, en tanto está ambientada hacia 1799 en una remota colonia española en lo que hoy sería Paraguay. “Zama trae una perspectiva del siglo 21 a la historia de la catástrofe colonial en las Americas”, dice Diana Sánchez, programadora del cine luso-hispanoparlante del TIFF, que destaca también la potencia visual y sonora de la película: “Es una obra de arte en movimiento”.

Para Sánchez, es particularmente notable la riqueza y diversidad del cine argentino y en especial de las mujeres detrás de cámara, ya que Martel no es la única este año en Toronto. Hay varias más, empezando por Anahí Berneri, la directora de Por tu culpa, que en el TIFF presenta el estreno mundial de Alanis, su quinto largometraje, protagonizado por Sofía Gala Castiglione, en lo que se anticipa como una actuación consagratoria. Apenas unos días después de ver la luz en Toronto, Alanis participará de la competencia oficial del Festival de San Sebastián con su historia de una mujer del interior, madre soltera de una beba, que se prostituye para sobrevivir en la dura Buenos Aires de hoy. “Alanis retrata magníficamente tres días en la vida de una trabajadora sexual que sufre la hipocresía de leyes que deberían protegerla y, sin embargo, la empujan a la más precaria de las situaciones”, dice Sánchez.

¿Más mujeres argentinas en Toronto? Las hay también en El futuro que viene, de la debutante Constanza Novick, con un doble protagónico a cargo nada menos que de Dolores Fonzi y Pilar Gamboa, como dos amigas de la infancia que van encontrándose y desencontrándose a lo largo de la vida. Se trata de otro estreno mundial para Toronto en lo que se anticipa como un auténtico “woman’s picture”, en la tradición de George Cukor,  con la particularidad de tener como productor a un cineasta hasta ahora completamente ajeno a ese universo, Lisandro Alonso, el gran director de La libertad, Los muertos y Jauja. 

Y siguen las chicas: Tigre, también estreno mundial en el TIFF, marca otro debut en el largo de una directora argentina, Silvina Schnicer, en este caso en colaboración con Ulises Porra Guardiola. La película fue seleccionada para la noche de apertura del programa Discovery, que de eso se trata, de descubrir nuevos talentos. Filmada en una casa aislada y en decadencia en una isla del delta del Tigre, la película trabaja las difíciles relaciones entre la mater familias interpretada por Marilú Marini y sus jóvenes descendientes, que aspiran a heredar esa propiedad. “Una pieza original que explora la soledad femenina, el despertar sexual de los adolescentes y las cargas del pasado”, la define la programadora Diana Sánchez. A su vez, Laura Mora y Marialy Rivas son colombiana y chilena, respectivamente, pero también están en la sección Discovery con sendas películas de sus propios países, pero en coproducción con Argentina: Killing Jesus, la primera, y Princesita, la segunda. 

Para que no se crea que hay desigualdad de género en Toronto, también hay directores varones en el cine argentino presente en el TIFF. Por un lado, estará La cordillera, de Santiago Mitre, protagonizada por Ricardo Darín, que después de su lanzamiento en Cannes buscará desde la muestra canadiense abrirse camino en el difícil mercado estadounidense, para el cual este festival suele ser una puerta de entrada. Y por otro, llega en estreno mundial Una especie de familia, quinto largometraje de Diego Lerman, filmado en Misiones y protagonizado por la española Bárbara Lennie, en una composición “soberbiamente calibrada”, enfatiza Sánchez. La nueva realización del director de Tan de repente y Refugiado encara la historia de una mujer que ha perdido la esperanza de poder adoptar un niño por las largas vías burocráticas y termina sumergida en el laberinto de la adopción clandestina del cual no consigue encontrar la salida sin enfrentarse a un tremendo dilema ético. Como Alanis, Una especie de familia tardará apenas unos pocos días en cruzar el Atlántico para, luego de su paso por Toronto, concursar en la competencia oficial del Festival de San Sebastián. 

Y como si todo eso fuera poco, en la sección Short Cuts asoma el cortometraje Nosotros solos, de Mateo Bendesky, a esta altura un abonado del festival, quien en 2015 ya había presentado aquí un corto previo y el año pasado estuvo en los talleres de formación del TIFF, con tutorías a cargo de Atom Egoyan y Christine Vachon, entre otros nombres de nivel internacional. Lo que se dice, cartón lleno.