La provincia de Buenos Aires divide su toponimia entre los protagonistas de la conquista y la derrota. Una conquista y una derrota que a la luz de la historia lleva apenas 137 años. Aún permanecen los hagiotopónimos, es decir, los nombres heredados de la religión, en este caso la católica, en su mayoría de la época de la colonia: Exaltación de la Cruz, Fátima, Ascensión, Pilar, San Agustín, San Alberto, San Andrés, San Antonio de Areco, San Fernando.

A estos se sumaron los pueblos y ciudades con nombres de chacareros, propietarios y estancieros, o figuras que ejercieron algún tipo de influencia local a partir de las últimas décadas del siglo XIX (lo que se llama antrotopónimos): Daireaux, De Bary, Dennehy, Diego Gaynor, Dufaur, Domselaar, Dudignac, Gorchs, Drysdale, Gahan, Gardey, Dufaur, Fair, Duggan, Dussaud, Perkins, Enrique Fynn, Hale, Ham, Heavy, Glew, Grünbein, Hunter, Hurlingham, Ranelagh, Jeppener, Kenny, Krabbé, Maguire, Colman, Moores, Mulcahy, Newton, Parish, Pasman, Gamen, Pontaut, Pourtale, Shaw, Sevigné, Sundbalnd, Stroeder, Smith, Stegmann, Temperley.Más una buena cantidad de directores de ferrocarril: Anderson, Drabble, Gerente Juan V. Cilley, Goldney, Gouin, Günther, Henderson, Henry Bell, Ingeniero White, Ingeniero Allan, Ingeniero Budge, Thompson, Williams, Lumb, Reginald J. Neild, Roberts.

Junto a estos, y en menor medida, podemos hallar algunos nombres italianos: Aldo Bonzi, Berisso, Crotto, Covello, Defferrari, Manzone, Parravicini; los cuales conviven con una buena cantidad de topónimos indígenas que no fueron reemplazados por los recién llegados: Banderaló, Huetel, Mari-Lauquen, Moquehuá, Nahuel Rucá, Napaleofú, Napostá, Ombuctá, Palatelén, Paragüil, Pehuén-Có, Pelicurá, Pigüé, Puán, Quequén, Quilcó, Quiñihual, Cacharí, Frataló, Guaminí, Pillahuincó, Salliqueló (dónde levantaron el Monumento a la Revolución Libertadora), Curamalal, Carhué, Cariló, Trenque Lauquen, Vallimanca, Carupá, Chapadmalal, Chascomús, Chivilcoy, Claromecó.

El registro de lugares también refleja situaciones de frontera: Fortín Acha, Fortín Olavarría, Fortín Tiburcio, Fortín Vigilancia, acompañados de otros que reflejan el deseo de hacer de la pampa una extensión europea, como Longchamps (luego de un hipódromo francés) o Ranelagh (inspirado en el castillo inglés de conde homónimo al borde del Támesis).

Por último, la provincia posee profusión de nombres militares, entre ellos varios coroneles: Mom, Pringles, Bunge, Suárez, Seguí, Vidal; y debido a su escalafón superior una mayor número de generales: General Alvear, General Arenales, General Belgrano, General Conesa, General Daniel Cerri, General Guido, General Hornos, General Juan de Madariaga, General La Madrid, General Las Heras, General Lavalle, General Mansilla, General O’Brien, General Pacheco, General Paz, General Pinto, General Pirán,  General Pueyrredón, General Rivas, General Rodriguez, General Rojo, General Rondeau, General San Martín, General Viamonte, General Villegas, y así.

El autor es Director Interino del Teatrito Rioplatense de Entidades.