La iniciativa recogió la experiencia de la pandemia en salud comunitaria desplegada de forma conjunta por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el Ministerio de Salud bonaerense y organizaciones sociales; coordinó y fortaleció ese trabajo de extensión de las facultades y actualmente brinda atención primaria desde un abordaje integral de la salud en cinco localidades del Gran La Plata.

En los barrios de La Plata la emergencia por la pandemia de COVID-19 dejó un trabajo territorial aceitado entre el gobierno provincial, la UNLP y las organizaciones populares. Lo que en un primer momento del aislamiento fue un despliegue para acercar información, testeos y desde diciembre de 2020 también vacunas, se consolidó más tarde como una política integral y formalizada de salud llamada Sistema Universitario Regional de Salud (Sures). Este programa reúne el trabajo de extensión de las distintas facultades de la UNLP en los barrios populares de la región, coordinado por las secretarías de Extensión y de Salud de la casa de estudios y el respaldo del Ministerio de Salud bonaerense.

Existen cinco sedes del Sures localizadas en organizaciones o clubes de barrio de la capital bonaerense, donde se realizan prácticas curriculares, prácticas pre profesionales y proyectos de extensión de facultades vinculadas a la salud. Allí, las y los vecinos reciben atención en clínica médica, odontología, pediatría, vacunación, salud mental, control visual y también castración de animales. Además, se llevan adelante talleres abiertos y gratuitos de nutrición, educación sexual integral, postura y movimiento, al igual que capacitaciones permanentes en temáticas de interés para la comunidad.

La iniciativa universitaria se enfocó en “sostener y ampliar” el trabajo iniciado durante la pandemia. El secretario de Extensión de la UNLP, Sebastián Palma, que “estos proyectos de extensión y de curricularización de la extensión ponen a la universidad en la colaboración de una tarea tan fundamental como el cuidado de la salud”. El programa atiende la salud y, a la vez, forma estudiantes: “Hubo muchos proyectos de extensión de distintas facultades en salud, lo que no había antecedente es unificar todo en un espacio físico y articularlo en una política común a través de la enseñanza, la extensión y la salud”, agregó Palma.

Por su parte, el secretario de Salud de la universidad platense, Sergio Lazo, destacó que “durante el periodo de pandemia se fortaleció el vínculo entre el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires y la UNLP articulando a través de un convenio que estableció pautas de trabajo comunitario y de abordaje territorial. Esta sinergia producida posibilitó generar en la región esta nueva forma de trabajo”.

Salud donde más se la necesita

Los cinco Sures se encuentran en la organización barrial La Casita de los Pibes de Villa Elvira, en el Club Corazones de El Retiro, en la unidad sanitaria del barrio Sin Fronteras, en Abasto, en el club Dardo Rocha de Ringuelet y en la organización La Casita de los Chicos de Gorina. Cada uno funciona en coordinación con el hospital público bonaerense más cercano, lo que permite darle mayor integridad al sistema de salud y descentralizar la atención de los hospitales hacia los Sures. “Los hospitales públicos de La Plata, que pertenecen a la provincia y los Sures vienen trabajando juntos. Esto posibilita planificar acciones en salud comunitaria con una lógica territorial y también facilitar la inserción precoz de los estudiantes universitarios en el sistema de salud”, aseguró Federico Paruelo, director de Niñez y Adolescencias del Ministerio de Salud bonaerense.

Además, la ubicación de los Sures responde a las necesidades de las zonas más postergadas de la ciudad. "Las sedes Sures están, no casualmente, orientadas hacia los barrios más vulnerados del Gran La Plata. Ahí se articulan actividades que tienen que ver con las prácticas profesionales y de extensión de las carreras vinculadas a la salud, junto con las organizaciones políticas y sociales de la comunidad, en consonancia con los efectores locales", aseguró Carlos Franca, coordinador del programa.

Cada uno de los Sures tiene un funcionamiento rutinario de atención que se complementa con jornadas integrales para acercar la salud a la población. "En el Sures de Abasto se acercan vecinos y vecinas para el servicio de odontología o de cuidado de los animales domésticos, trabajos que hacen las facultades de Odontología y Veterinaria. También van madres a vacunar a sus hijos y por problemáticas de violencia de género. Todo eso demuestra la importancia de que esas demandas puedan resolverse como corresponde desde el Estado", resaltó Ana Rusconi, directora de Prevención de Adicciones de la UNLP y coordinadora de los Sures.

"El Sures ayudó a la mejor gestión de lo que ya existía en el territorio. Por ejemplo, el consultorio que ya funcionaba desde antes del programa duplicó su horario de atención. Además Sures dota de mejor equipamiento", dijo, por su parte, María Laura Ramírez, coordinadora del Sures de El Retiro, quien destacó también la territorialidad de la UNLP. "Hay una tradición entre los vecinos y las vecinas de que la universidad tiene un lugar importante en el barrio ayudando con sus distintas herramientas", añadió.

La salud integral

El programa concibe a la salud desde la prevención, la promoción y la integralidad de la persona. "Sures tiene una concepción de la salud de forma integral y no biologicista, teniendo en cuenta los determinantes sociales y de forma situada, en función de las características del lugar donde habitan los vecinos", definió Agustina Suárez, coordinadora médica del programa.

Otro eje es la capacitación a las y los vecinos para sostener una vida saludable mediante la alimentación, la actividad física y los controles médicos. En ese accionar juegan un papel clave las promotoras de salud, quienes viven en los barrios donde están emplazados los Sures y, por lo tanto, conocen de primera mano las demandas de la comunidad. En su mayoría mujeres, encabezan las mesas de trabajo de cada Sures donde coordinan a quienes allí participan: autoridades de hospitales, docentes, estudiantes, médicos, militantes sociales y vecinos.

A su vez, reciben formación en la UNLP y en el Ministerio de Salud bonaerense a través de diplomaturas sobre salud comunitaria. "Si bien hay similitudes en la situación de los barrios, que tienen que ver con las condiciones de vulnerabilidad social de la población, cada zona tiene sus particularidades y allí cobra importancia el rol de las promotoras que conocen los barrios y las relaciones con las organizaciones", dijo Rusconi.

En el Sures de Abasto, por ejemplo, la formación de promotoras comenzó durante la pandemia y hoy trabajan en la posta sanitaria todos los días por la mañana y la tarde. "En la ciudad hay un déficit en la atención primaria que pone de relieve este programa que fomenta la atención primaria, la territorialidad y el protagonismo de la gente en el barrio que toma en sus manos la salud, se forma y hace relevamientos de las personas que allí viven", apuntó Gonzalo Martínez, médico clínico en ese Sures del oeste platense que se desempeña en la formación de promotoras y la atención de vecinos. "Con ese arraigo fundamental, hacen que nosotros podamos llegar de otra manera a las personas e inclusive adelantarnos y prevenir muchas cosas", concluyó.