China avanza a pasos agigantados en uno de los proyectos digitales más ambiciosos del último tiempo con su yuan digital (eYuan o e-CNY), una moneda digital centralizada y bajo “anonimato controlado”. Se trata del caso más avanzado del mundo de este innovador medio de intercambio que el ministro de Econmía y candidato a Presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa, busca replicar con la Moneda Digital Argentina (MDA), anunciada durante el primer debate presidencial.
El eYuan es una moneda digital de Banco Central (MDBC) –o CBDC, por sus siglas en inglés–, en este caso, regulada por la máxima entidad financiera del gigante asiático. Actualmente, está en fase de prueba y lo utilizan más de 250 millones de habitantes chinos. Se estima que en los próximos años forme parte de la diaria de más de 900 millones. De momento, solo está habilitado en China; en Argentina, al igual que en el resto del mundo, aún no está disponible.
Cómo funciona el yuan digital
Aunque comparte similitudes y elementos propios de las criptomonedas como Bitcoin, el eYuan no es una de ellas. De hecho, tiene una lógica y tecnología distinta: mientras las criptomonedas son un activo descentralizado y anónimo basado en el blockchain, la moneda digital china solo puede ser emitida y supervisada por el Banco Popular de China (BPC) y cuenta con trazabilidad en sus operaciones.
Según el Banco Internacional de Pagos (BIS), las características principales de las CBDC, como el yuan digital, son: que la conversión y el valor es el mismo que con el dinero físico, lo que evita su volatilidad; que son aceptadas y están disponibles para todo tipo de transacciones ‘online’ y ‘offline’ 24/7; que su costo es bajo y casi nulo en los momentos de creación y distribución final del dinero; que constituyen un sistema seguro y resiliente ante posibles ciberataques, caídas de los sistemas o disrupciones; y que son operables entre diferentes sistemas bancarios.
Muchas de estas características son compartidas por el proyecto de Moneda Digital Argentina que anunció Sergio Massa, que también busca blanquear las transacciones, facilitar las operaciones digitales y, en un futuro, incluso reemplazar al peso argentino en efectivo por una versión digital,
Según Gabriel Balbo, analista de Relaciones Económicas Internacionales y especialista en tecnología y geopolítica, la creación del yuan digital, “tiene su sustento en lo que ha crecido la economía digital en China”. En el gigante asiático, alrededor del 90% de la población elige como principal método de pago las plataformas como WeChat o AliPay, lo que serían el equivalente a Mercado Pago en ese país.
El eYuan, en concreto, es almacenable en billeteras digitales y se utiliza junto con un código QR que permite realizar los movimientos de dinero de una cartera a otra. Funciona como complemento del yuan tradicional como medio de pago, por lo que tiene estatus legal, con una billetera para cada ciudadano que solo puede activarse mediante documentos oficiales, y no devenga intereses ni paga comisiones.
Al compartir la tecnología de contratos inteligentes de las criptodivisas, el e-CNY es programable, algo que permite idear distintos escenarios comerciales y casuísticas de uso, que en los sistemas tradicionales resulta complejo incorporar; por ejemplo, enviar o recibir dinero en una determinada cuenta, con la condición de que los fondos puedan empezar a usarse sólo para comprar en determinados negocios.
El trasfondo geopolítico y las dudas por la privacidad de los datos personales
En un contexto de recrudecimiento en las relaciones entre Estados Unidos y China en los últimos años, el surgimiento del eYuan no escapa al trasfondo geopolítico. “Es una iniciativa que busca restarle poder al dólar a nivel global”, opinó Balbo en diálogo con Página|12, quien aseguró que para desplazar a la divisa norteamericana en los mercados financieros internacionales, el Gobierno chino creó “un instrumento que resulte lo más confiable posible”.
Pero además, el analista advirtió que “el yuan digital también tiene su correlato a las cuestiones asociadas al control”. “Todos los temores que existen con respecto al posible control de la población a través del seguimiento de sus transacciones financieras tienen sustento”, agregó.
Aunque en WeChat y AliPay los usuarios ya conceden el acceso a sus datos personales –lo que permite identificar sus intereses y hábitos de consumo–, el e-CNY del Banco Central chino implica que está información ya no está solo en manos de los privados, sino también del Gobierno, algo que genera un intenso debate en todo el mundo entre quienes defienden la necesidad de que el Estado cuente con esos datos para combatir la evasión fiscal y la informalidad y quienes consideran que se trata de un avasallamiento a la privacidad.