A tres años de su última actuación en Buenos Aires, Satori vuelve para presentarse este viernes 10/11 en Crobar y el domingo 12/11 en Las Palapas, Mendoza. Y le espera un largo viaje. "En este momento estoy en Londres, donde di un set, y luego tengo que tomar un avión para Dubái, porque me esperan para un espectáculo. Y de ahí tomaré otro vuelo hasta Argentina, serán 19 horas de viaje", dice por videollamada. "En esta época digital, es duro este trote. Es la parte difícil de esta vida hermosa. No es muy diferente a la dinámica de los futbolistas de alto rendimiento. Tenés que practicar, comer sano, moverte y hacer disfrutar a decenas de personas", cierra, y algo similar podrían narrar Solomun, que toca el sábado 11/11 en Punta Carrasco y será destacado por la Legislatura porteña, o Indira Panagotto, quien acaba de remixar a Mercedes Sosa.
► A Satori no le gustan los DJ sets
A contramano del imaginario cañero y progresivo que tiñe la electrónica de su país, el productor y DJ neerlandés, que fijó residencia en Ibiza en la pandemia, esbozó un sonido orgánico del que da cuenta su reciente apropiación de Ride Me High, clásico del músico estadounidense JJ Cale. Sobre la base del clásico de 1976, menjunje de country, blues y rock, Satori incita un viaje mántrico al que invita a ese estilo blusero típico de los guitarristas de Malí y también al house. "Tiene que ver con mi ADN", justifica. "Mi madre es sudafricana y mi hermana es música de country. Mientras que JJ Cale es uno de mis héroes. Hay tristeza, rock, ritmos agitados y está presente mi pasado."
En ese mapamundi de estilos, un track suyo como Mori Shej aparenta un diálogo entre Marruecos y México. Pero en realidad alude a los Balcanes. "Mi padre es serbio", revela. "Me gusta cuando las cosas son como cócteles, y me gusta unir nuevos territorios. Si bien Países Bajos fue una universidad para mí, sobre todo durante el auge del minimal, sabía que tenía que llegar a la multitud de otra manera, en lugar de recurrir al beat efectivo. Nunca quise sonar a lo que está de moda."
Afín a su estética sonora, su performance está lejos de los convencionalismos. "No me gustan los DJ sets; prefiero recrear mi propia música. Meto un teclado, una flauta o micrófono. Me expreso mejor así, es el momento en el que la magia sucede", comparte quien antes de su desembarco en Argentina estaba preparando su reversión de You Want It Warker, himno de Leonard Cohen. Lo que lo suma al selecto club de productores de música electrónica que osaron empujar la narrativa del cantante y compositor canadiense a la pista de baile, junto a iconos del tamaño de Paul Kalkbrenner y Solomun.
► Solomun, "Huésped de Honor" de la Ciudad
Justamente Solomun se presentará este sábado 11/11, en Punta Carrasco, a un tris del Río de la Plata. Apenas se anunció el regreso del ídolo bosnio a la capital argentina, en julio, las entradas volaron. En un chasquido de dedos se tornó en otro sold out, al igual que sucedió en noviembre de 2022, cuando firmó una de sus mejores performances en esta ciudad.
Por esa condición de local, Solomun recibirá este viernes la distinción de "Huésped de Honor de la Ciudad de Buenos Aires", en un acto que se llevará a cabo en el Salón Eva Perón de la Legislatura porteña, a las 14.30, y que contará con un homenaje al artista por "su destacada contribución al campo de la música electrónica y al turismo de la ciudad". Habrá discurso de bienvenida a cargo de autoridades del gobierno local. Así, la capital reconocerá la importancia de la música electrónica como una forma de expresión artística que trasciende fronteras y culturas.
En 2023, este paladín de las bandejas celebró el décimo aniversario de su residencia veraniega Solomun + 1 en la sede del club Pachá, en Ibiza. Durante 21 domingos consecutivos, convocó a colegas de diferentes lugares y matices. En su programación desfilaron figuras de la talla de Four Tet, Jamie XX, Boys Noize, Marcel Dettmann y Dixon. La temporada estuvo marcada, además, por una serie especial de sets All Night Long del propio anfitrión. Meses más tarde, en octubre, el productor y DJ puso a circular en las plataformas musicales su remix de Something On My Mind, single confeccionado a partir de la juntada de Purple Disco Machine con Duke Demont y Nothing But Thieves.
► Indira Paganotto, la loba solitaria
A 2 mil kilómetros de Ibiza, en Las Palmas de Gran Canaria, Indira Panagotto le confiesa al NO lo que la motivó a remixar (en clave de psy techno) la versión que grabó Mercedes Sosa en 1971 de Gracias a la vida, hito de la música popular latinoamericana de la autoría de Violeta Parra. "Fue por mi locura", espeta. "Estaba obsesionada con los sonidos indios y el flamenco, pero la última vez que toqué en Buenos Aires, en Madarine Park, hace justo un año, sentí la necesidad de conectar con la gente de ahí. Empecé a buscar, y encontré eso." En junio de 2023, la productora y DJ española fue noticia en Argentina tras incluir el track en su set en el festival electrónico belga Tomorrowland. "Antes los probé dos veces, y explotó entre la gente", evoca.
Cuando reflexiona sobre el lugar que ocupa en la escena global de DJs, no duda en afirmar que el atrevimiento es su marca registrada. De hecho, fue lo que la llevó a hilvanar un sonido propio que mixtura el beat fuerte del techno con los bajos del psy trance. "Creo que fui la pionera", atesta la pilota de los 125 bpm. "La nueva generación lo consume, lo que lo volvió comercial. La definición de mi sonido es como la buona cucina en Italia."
De sus 13 años de carrera, los últimos cinco los dedicó a este híbrido. Mamó el goa trance gracias a su padre, un Médicos Sin Fronteras cuya pasión eran las bandejas hasta que en una misión en India conoció a su madre, de origen italiano. Tras rebelarse, cutió el techno y el house. Pero decidió volver a las raíces. A sus 31 años, la artista representa a una nueva avanzada de DJs que supo jugarle de tú a tú a una escena dominada históricamente por los hombres.
Para muestra está el track White Horse, firmado al lado de su par rusa Nina Kraviz, lo que revolucionó las pistas de baile desde su aparición este marzo. "Tanto ese single como el remix de Mercedes Sosa no los hice con la intención de empoderar a la mujer", advierte. "No formo parte de la corriente extrema del feminismo. Yo respeto al hombre, de la misma forma que ellos deben respetar a las mujeres. La misión de mi carrera fue crear un sonido. Si bien es cierto que el patriarcado estuvo, siempre me sentí una más. Aunque para serte honesta soy un poco una loba solitaria."