La conducción de la CGT decidió desactivar, al menos por ahora, la convocatoria a un paro nacional. Una decisión que está atada al nuevo canal de negociación que mantiene con el gobierno nacional a través del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Ayer, en una reunión de mesa chica ampliada, donde incluso participaron sectores del moyanismo, se acordó realizar el Comité Central Confederal que incluirá un plan de acción cuya vehemencia será directamente proporcional al resultado de un encuentro oficial que mantendrán con el funcionario la próxima semana.
El hecho que de que todos los sectores que integran el Consejo Directivo conciliarán esta nueva estrategia le permite al castigado triunvirato recuperar su cuota de poder interno. Por supuesto que todo depende del resultado de las negociaciones con el gobierno que incluye, desde el lado gremial, el retorno de funcionarios cercanos o por lo menos no refractarios al sindicalismo en el Ministerio de Trabajo y en la Superintendencia de Servicios de Salud. Un reclamo enmarcada en la reacción del Ejecutivo tras la marcha del 22 de agosto cuando despidió a Ezequiel Sabor y Luis Scervino. El listado incluye el cese de las intervenciones a sindicatos, el respeto a los Convenios Colectivos de Trabajo, paritarias, el fin de las cesantías, las suspensiones, las importaciones, mejoras para los jubilados, el Impuesto a las Ganancias y,sobre todo, el financiamiento de las obras sociales. Todos ítems que la CGT considera como el límite para poder avanzar en un diálogo y sólo si el gobierno no brinda respuestas acorde a las necesidades sindicales entonces recién justificarán una reacción acorde a un paro nacional.
El punto que la central sindical puede llegar a aceptar es el sistema de blanqueo de trabajadores que pretende el gobierno y que consiste en que los empleadores inscriban a sus trabajadores no registrados sin tener en cuenta la antigüedad y las cargas sociales correspondientes. Entre sus pretensiones, el gobierno espera que la CGT “flexibilice” su combatividad y allí entra la desactivación de medidas de fuerza.
La reapertura del canal de diálogo benefició a los intereses de los sectores más dialoguistas, valga la redundancia, donde participan gordos e independientes pero también al moyanismo. Luego del encuentro de este lunes con Triaca la conducción de la CGT mantuvo contactos con Hugo Moyano quien acordó bajar los decibeles con el Poder Ejecutivo. Si bien en la mesa chica ampliada que ayer se realizó en la sede de la UOCRA no participó Pablo Moyano, el detalle que confirmó el cese provisorio de las tensiones internas la dio la participación del titular de La Fraternidad, Omar Maturano, quien antes del encuentro manifestó la existencia de un consenso generalizado en el Consejo Directivo (del que es miembro) sobre el diálogo con la Casa Rosada. El único triunviro que no fue de la partida fue el barrionuevista Carlos Acuña pero sí estuvo el gastronómico Argentino Geneiro. Los otros dos triunviro, Héctor Daer y Juan Carlos Schmid fueron quienes condujeron el encuentro donde también estuvo Francisco “Barba” Gutiérrez (UOM), entre otros.
En este marco la agenda de la CGT incluye una nueva reunión con Triaca prevista para la próxima semana. En esa oportunidad esperan avanzar en la negociación con el gobierno porque, según confiaron fuentes gremiales, el ministro regresará con una respuesta más clara y concreta sobre los puntos que están en el listado presentado por los trabajadores. Si todo va bien el próximo 19 se reunirá el Consejo Directivo. Ese día los dirigentes deberán elaborar el orden del día del Comité Central Confederal (CCC).
La fecha prevista para el CCC es el 25 de septiembre. Ayer Schmid, que ofició de vocero del encuentro, aseguró que esta fecha es inamovible y que allí se “delineará el plan de lucha”. Sin embargo, existe la posibilidad de que se postergue para el 3 de octubre. Miembros del CD reconocieron que hay que tener una fecha alternativa por si las conversaciones con el gobierno se extiende. Ahora bien, también se puede leer como una forma de acercar el Confederal a la fecha de las elecciones y, por lo tanto, cualquier medida de fuerza que se puede imponer será siempre después de los comicios. Para evitar cualquier susto, la conducción cegetista prevé una Confederal acotado a los delegados sin la presencia de barras que presionen a dirigentes de un carácter más débil.
Al Confederal irán todas las federaciones y eso incluye a la Corriente Federal de Trabajadores que ayer emitió un comunicado donde ratifican la necesidad de que el CCC defina un plan de lucha que incluya el reclamo del cambio de la política económica, la emergencia laboral y social, medidas de protección a la industria nacional, la exigencia de la aparición con vida de Santiago Maldonado y también un paro nacional.