Una calle de Mar de las Pampas recibirá el nombre del escritor Juan Forn a raíz de una iniciativa presentada por vecinos, amigos y colegas, para hacerle homenaje a dos años de su fallecimiento. La ordenanza fue sancionada por el Concejo Deliberante de Villa Gesell el pasado 6 de noviembre.

"Nombrar una calle en su nombre es nuestra forma de agradecerle por su arte y también por su hermosa presencia en nuestro pueblo", escribía la periodista y crítica literaria Flavia Pittella en el diario local El Chasqui de Mar de las Pampas, en un emotivo texto que convocaba a renombrar "Juan Forn" a una de las calles de la localidad costera. 

"Y así --continuaba Pittella--, que transcurra el tiempo y que se nombre Juan Forn casualmente, sin solemnidad, como algo dado. Nos encontramos en la esquina de tal y Juan Forn. Las calles de un pueblo cuentan su historia, narran su presente y su pasado".

Luego de juntar más de 1500 firmas en adhesión a la propuesta, el 6 de noviembre de 2023 el Honorable Concejo Deliberante de la Municipalidad de Villa Gesell sancionó una ordenanza para que se realice el cambio de la calle Juan de Garay a la de Juan Forn de la ciudad de Mar de las Pampas. 

El documento toma en consideración el decreto que declara al escritor como Personalidad Destacada por el intendente municipal, su vocación como editor, la "extraordinaria pluma" de sus muchas publicaciones, así como de las contratapas de los viernes en Página 12.

"Ha enaltecido nuestro partido a partir del año 2002 instalándose con su familia en Mar de las Pampas, haciendo de ese lugar su elección de vivienda definitiva", señala el expediente. La iniciativa de este reconocimiento fue llevado adelante principalmente por la Sociedad de Fomento de Mar de las Pampas junto a dos vecinos y amigos del escritor, Pitella y Juan Pablo Trombetta, editor de El Chasqui.

Forn no era oriundo de Mar de las Pampas, pero adoptó aquella ciudad de bosque, arena y mar para bajar los decibeles de su vida. La decisión fue producto de una recomendación médica, luego de que fuera diagnosticado de pancreatitis. Allí pasó los últimos años de su vida, aprendiendo a dejarse ablandar por la brisa costera y el vaivén de las olas.

“El mar tiene esas cosas. Los poemas más horribles y las frases más inspiradas. Todo depende de la entonación, de la sintonía que uno haga con él. Hay quien dice que el mar te lima. A mí me limpia, me destapa todas las cañerías, me impone perspectiva aunque me resista, me termina acomodando siempre, si me dejo atravesar, y es casi imposible no dejarse atravesar. Cuando viene el invierno, cuando el viento impide bajar a la orilla y hay que curtir el mar de más lejos, se pone más bravío, para acortar la distancia, para que lo sintamos igual que cuando lo curtimos descalzos y en cueros. Llevo ocho años bajando cada día que puedo a caminar por la orilla del mar, o al menos a verlo, cuando el viento impide bajar del médano. En los últimos tres, cada semana de las últimas ciento cincuenta, cada contratapa que hice, la entendí caminando por la playa, o sentado en el médano mirando el mar”, escribió en una de sus entrañables contratapas de los viernes para Página 12.