El 22 de noviembre de 1949, a través de un decreto, Juan Domingo Perón estableció la gratuidad universitaria en Argentina. Este hecho fue fundamental porque, por primera vez, permitió el acceso de los hijos de los trabajadores a una formación superior. En 2023, con la posibilidad de que Javier Milei llegue a la presidencia, las universidades nacionales, un signo distintivo del país en la región y en el mundo, podrían arancelarse. El rayo privatizador del candidato libertario apunta en todas las direcciones sin distinción: aunque maquilla sus propuestas de novedad, sus ideas combinan los resabios más oscuros del neoliberalismo sordo y recalcitrante. Ante la amenaza, el sistema de educación superior exhibe anticuerpos y se organiza.
La semana pasada, representantes estudiantiles de todo el país nucleados en la Federación Universitaria Argentina se congregaron bajo una consigna urgente: "No a los vouchers". Referentes del oficialismo organizaron una campaña para apoyar al actual sistema educativo, frente al riesgo creciente que supondría la llegada del libertario a la Rosada. En paralelo, a través de redes sociales, diferentes universidades nacionales pusieron en circulación cupones de pago para advertir cuál sería el costo mensual que deberían afrontar los alumnos si se aplican las ideas de Milei: 230 mil pesos. Si se calcula por doce meses y se le suman costos de matriculación y derechos a exámenes, esa cifra se incrementaría y podría acercarse a los 3 millones de pesos anuales.
El costo de cursar una carrera en una universidad pública, de esta manera, se parecería bastante al de hacerlo en una privada. Si bien la comparación resulta engorrosa porque muchas instituciones no publican sus aranceles, o bien, estos dependen de variables como el turno en que se cursa y la cantidad de materas en simultáneo, Página 12 pudo acceder a algunos ejemplos que pueden servir de parámetros. Hay carreras como Negocios digitales, en la Universidad de San Andrés, que rondan los 280 mil pesos; todas las carreras de la Universidad Di Tella cuestan 310 mil por mes; en la UCA, para estudiar abogacía hay que pagar un derecho de inscripción de 260 mil pesos y cuotas mensuales de 179 mil, y para Medicina 159 mil y 319 mil respectivamente; en la UADE, carreras como Recursos Humanos o contador, salen un promedio de 75-100 mil.
Los montos que en el presente cobran las entidades privadas se asemejan a los que en una entrevista luego de las PASO compartía el titular de la Secretaría Administrativo-Financiera de la Universidad Nacional de San Juan. En agosto, Ricardo Coca estimaba que el arancel anual, en caso de que ganase Milei, sería del orden de los dos millones de pesos para las públicas que hoy son gratuitas. La idea de mostrar con cifras cuál sería el impacto real de un gobierno como el del libertario sigue la línea de otras acciones como el hecho de exhibir cuánto saldría el transporte público, o bien, los medicamentos si el líder opositor encarase la privatización del sistema de salud.
Ante el terror, la micromilitancia
En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA fueron más allá y no solo se quedaron con la campaña en redes sociales. Un grupo de profesores, graduados y estudiantes realizaron un video en el que representan cómo sería una clase cualquiera en 2024 si Javier Milei triunfara en las elecciones. “Bienvenidos al proceso de reorganización institucional”, en un escenario atravesado por vouchers y el protagonismo del mercado como organizador de relaciones mediadas por empresarios y clientes, en vez de docentes y estudiantes.
Así, en diferentes pasajes de la ficción, en su rol de empresarios-docentes les ponen precio a las materias y proponen jugosas ofertas para que los estudiantes abonen la cursada de la manera en que prefieran. Un punto a destacar es la “oficina de comercio biológico”, por intermedio de la cual aquellos estudiantes que no puedan abonar con dinero pueden ofrecer sus propios órganos como moneda de cambio, en alusión al comercio de órganos que desde La Libertad Avanza anticipan como política de gobierno. El video, que finaliza con la apertura a consultas por parte de los docentes y la falta de respuesta del lado de los alumnos, concluye: “Así nos gusta, estudiantes obedientes que puedan ser parte de este proceso de reorganización institucional”.
Son múltiples las voces que se manifiestan en contra del arancelamiento a partir de acciones de micromilitancia. Desde aquí, se multiplicaron las imágenes en pizarrones que rezaban frases como: “Me quedan 10 materias para recibirme. Necesito la universidad gratuita. ¡No votes a Milei!”; o bien, un estudiante que se animaba a pegarlo en el edificio donde habita: “Soy Nicolás, del 2° B, estoy estudiando Ingeniería en la Universidad Pública de Lomas. Me faltan 3 años para terminar y no puedo pagar una universidad privada. Por favor ayúdame a terminar la carrera. ¡No voten a Milei!”.
Este miércoles, en un teatro Gran Rex colmado, Sergio Massa habló ante la presencia de más de 50 rectoras y rectores de universidades nacionales, y presentó las 10 políticas de Estado que propone para su futuro gobierno. En esa ocasión, el candidato de Unión por la patria remarcó que casi el 80 por ciento de la sociedad argentina acordó la "necesidad de defender un sistema educativo desde los cuarenta y cinco días hasta la universidad, público, gratuito, de calidad, inclusivo y con tecnología. Ni vouchers ni aranceles: público, gratuito, de calidad e inclusivo". En Argentina y el mundo no rifar la educación parece ser un consenso; un acuerdo que, sin embargo, Milei insiste en romper.
Las cifras de las públicas y las privadas
De acuerdo al informe Síntesis de Información Estadísticas Universitarias 2021-2022 confeccionado el Ministerio de Educación, del total de 2.549.789 estudiantes, 2.065.115 concurren a instituciones estatales y 484.674 a privadas. Se distribuyen en 57 universidades públicas (y 4 institutos universitarios) y 50 de carácter privado (y 14 institutos universitarios).
Además, como buena parte de las instituciones privadas se concentran en provincia y ciudad de Buenos Aires (39 de las 64), adquiere más sentido la emergencia de las públicas, con el objetivo de ofrecer una cobertura que pueda responder a la demanda de los distintos territorios. En octubre, gracias a la iniciativa de legisladores del oficialismo, se sancionaron las normas para la creación de cinco nuevas universidades nacionales. Ezeiza, Pilar y Delta (ubicadas en Buenos Aires), Madres de Plaza de Mayo (en CABA) y Río Tercero (en Córdoba) se unieron al listado que hoy componen las 57 instituciones de educación superior, para ampliar la oferta de estudios a lo ancho y a lo largo del territorio.
Una lógica que se contrapone con la exhibida por la oposición en los últimos años. Todavía resuena la desafortunada frase de la exgobernadora María Eugenia Vidal en 2018: “¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”.
Para el modelo de país exclusivo que planteaba Juntos por el Cambio hace cinco años y que propone Milei en el presente, algunos merecen formarse y otros no. El relato meritocrático, una vez más, esconde lo esencial: la desigualdad de oportunidades que el mercado garantiza.
La mano visible del Estado
A las universidades públicas acceden las personas de menos ingresos. Basta con pisar una institución del conurbano para advertir que la democratización de las condiciones de acceso a la educación superior en Argentina está garantizada por la mano del Estado y no la del mercado. Por eso es que Argentina constituye un país al que llegan miles de personas sin acceso a la educación superior pública y de calidad en sus naciones de origen.
De acuerdo a datos provistos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Argentina es el país de la región con mayor cantidad de alumnos internacionales. Desde 2006, según el ministerio de Educación, la cifra de alumnos foráneos se cuadruplicó, tanto que hacia 2021 el número llegaba a los 118 mil. El 96 por ciento de los que arriban en busca de una oportunidad son latinoamericanos y la carrera más popular es Medicina. La vidriera es atractiva: llegan en masa porque, a diferencia de otros países, como Brasil o Chile, conseguir cupo en instituciones estatales es mucho menos engorroso.
Argentina es reconocida en el mundo por su sistema de educación superior de calidad, gratuito y público. Lo que por estos días causa mezcla de bronca y tristeza es que en 2015, cuando el expresidente Macri estaba de campaña realizaba promesas con el único objetivo de conseguir votos y escondía sus cartas. Hoy Milei juega las propias a mazo descubierto. Nadie podrá esgrimir en los años siguientes que desconocía sus ideas mientras lo apoyaba en las urnas. Afortunadamente, la historia todavía no está escrita y el peronismo aún se reserva un as bajo la manga. Lo mejor del peronismo son los peronistas.