En agosto del año pasado, con curaduría de Jimena Ferreiro, se inauguró en la Fundación Federico Jorge Klemm la muestra Dórico, jónico, corintio: La historia del arte después del derrumbe de la norma. En un chim-púm muy oportuno, enlazando con astucia académica la canción viral “HDA, Historia del Arte” del dúo femenino español que nos visita en pocas horas, a las columnas derribadas por Sasón en los fotomontajes de la última producción artística de Klemm en el 2002, la curadora tomó el estribillo de la canción “penes con pincel”, el espacio y la producción del artista fetiche, según el catálogo, “como metáfora de una vocación por desnaturalizar los dispositivos discursivos formateados por la historia del arte cuyos principios estuvieron fundados en valores masculinos, estables y progresivos”. Las Bistecs y Klemm como eje para leer las obras exhibidas de Malena Pizani, Adriana Minoliti, Laura Códega, Mauro Guzmán (entre otros) fue una acertada propuesta para abordar el imaginario ético y estético de un tiempo de disidencia artística que puede resultar corto o estar durando lo justo y necesario.  

Si “Despacito” es el inusual e incomprensible número uno de los charts musicales de la Historia, “HDA” es el hit más extraño en las pistas de baile queers y hasta sus haters pueden admitirlo. Novedoso para algunos, poco original para otros, las mostras tuvieron la canción y los memes que necesitaban para bailotear, snobear, coreografiar, celebrar, parodiar y hasta hacer voguing. Desfachatez, espíritu bitch sarcástico y ese tipo de referencias que crean comunidad, la canción y el postergado disco debut Oferta fue la manera ideal de ir despidiéndonos de lo mejor que nos dejó el Tumblr. 

Estas dos chicas no sólo crearon un disco histórico dentro de la veta electroclash hispano (tontipop o electrospain, como se llamó el célebre compilado del sello Subterfuge, bailado hasta el hartazgo en fiestas como la Divas y Divos) sino que decidieron crear un nuevo género musical: el electro-disgusting. 

Desde Latinoamérica resultó difícil diferenciarlo de propuestas que habían llegado hacía casi una década, como las perlas del sello Austrohúngaro (Les Biscuits Sales o Feria) y otras, lanzadas en su mayoría desde el Festival FEA, como Alma-X, Putilatex, Superputa o Que Out (los mejores exponentes locales) pero dio igual, cayeron en el momento ideal para su revival e incluso y ya tiene un legado que se puede apreciar en cada show de jóvenes proyectos musicales-performáticos del circuito como Keity Moon y Lxs Reales con su canción “Posmo posmo posmo (hay glitter en mi chongo)” o, más específicamente en uno de sus integrantes, Gregorio Rubio, sus hijos prematuros porteños que tendrían que estar abriendo su “Malgusto Tour 2017”.

Las Bistecs tienen buenas ideas y miradas filosas. ¿Qué más podemos pedir que una canción con un estribillo que rece “móvil, cartera, tabaco, llaves”? Altas mostras. “Galicia”, el son más fogonero, es un guiño delirante a “Diva” de Dana International. Es fácil burlarse de las blogueras y la Semana de la Moda pero no conocemos antecedentes musicales que estén a la altura de sus versos o canciones como “Problema”, tan hipnótica y tarareable, ajustable a cualquier necesidad de la dama, el caballero u otrxs. “Señoras Bien” retrata con exactitud “neobarata” a las fachas de ambos continentes y “Dj Bicha” nos gana el corazón al confesar que quiere ser “la Miss Kittin de la Gran Vía 2”. Es mentira que no saben cantar.