El año comienza a despedirse para Boca con sensaciones diversas. En primer lugar, por lo poco que ofrece el equipo desde lo futbolístico, y en segundo, por la incertidumbre de lo que pueda ocurrir desde lo político con las elecciones presidenciales del mes próximo.
La derrota en la final de la Copa Libertadores repartió distintos escenarios, y el inicio de un nuevo ciclo es inevitable. El cargo que dejó Jorge Almirón todavía busca un dueño definitivo, y el nombre se conocerá después de que se confirme el nuevo presidente.
La Copa de la Liga lo encuentra lejos de los puestos de clasificación, y más allá de que tiene chances matemáticas de acceder a la Copa Libertadores por la sumatoria anual, la Copa Argentina es la alternativa más viable.
La actualidad del plantel no es favorable, y a lo largo del año son muy pocos los encuentros que tuvo un rendimiento destacado. Los nombres que arribaron a mitad de año tampoco pudieron revertir el mal presente, y la expectativa que generó el uruguayo Edinson Cavani no fue colmada aún.
Los más aplaudidos en en encuentro ante Newell's fueron Nicolás Figal y Miguel Merentiel. A ambos le reconocen el esfuerzo que hicieron en la final ante Fluminense. El delantero fue el más incisivo frente a los rosarinos, y terminó convirtiendo el gol de la victoria en el final.
El nivel exhibido volvió a ser regular, y el público se fue impacientando sobre todo en el segundo tiempo. Para colmo, Newell's tampoco ofreció variantes tácticas para romper esa monotonía, y el espectáculo era decepcionante.
Lo más destacado ocurría en las tribunas, con la gente que cantaba y saltaba como si el equipo le habría otorgado un título. Eso no sucedió en este 2023, y sólo podría darse en la Copa Argentina.
El arquero Sergio Romero tapó con acierto cuando May estaba en una buena posición para convertir. Eso sucedió recién cerca de los 30 minutos de la segunda etapa.
La falta de gol de Boca es asombrosa. Las pocas opciones que genera no son resueltas con efectividad por los hombres de ataque, y todo queda supeditado a algún remate de media distancia, o alguna acción detenida.
El final volvía a ser frustrante para el local, pero una jugada por la izquierda finalizó con una infracción en el área a Merentiel. El penal fue convertido por el uruguayo, con un derechazo que llegó a ser rozado por Hoyos. Los tres puntos al menos apaciguaron un poco el nerviosismo de los hinchas.
La despedida de la cancha de Boca finalizó con festejo, cuando hace una semana el dolor por la pena ante los brasileños era enorme. Las próximas semanas serán cruciales para Boca para la proyección de su futuro.