Tan parecido fue el año de Independiente y Banfield que su duelo de este domingo por la noche no podía terminar en otra cosa que un empate. Ambos hicieron un muy mal primer semestre -donde también igualaron sin goles-; arrancaron la Copa pensando sólo en salvarse del descenso y, luego de una muy buena campaña y la permanencia asegurada, apuntan a clasificarse a cuartos de final. Con 23 puntos, el Rojo está muy cerca de lograrlo. Mientras que el Taladro, que suma 20 y llegó a un invicto de ocho juegos, por ahora se queda afuera por diferencia de gol. En la última fecha, Independiente visitará a Talleres mientras que Banfield será local de Gimnasia.
El equipo de Tevez fue lo que comúnmente se denomina como una máquina de tirar centros. La opción preferida fue la banda derecha, con el chileno Mauricio Isla, verdaderamente incansable a la hora de subir -aunque no tanto para bajar- a sus 35 años. Pero más que peligro, lo que generaron los centros rojos fueron un sinfín de protestas en busca de algún penal que nunca llegó -ni sucedió-, acaso la única manera de que haya un gol en Avellaneda.
Y si Independiente se la pasó tirando centros fue por dos razones, principalmente. Primero porque sus jugadores mostraron llamativas imprecisiones en los pases cortos, lo que imposibilitó una generación de juego más prolija. Y segundo, porque Banfield quiso que esa se la vía de ataque rojo.
El Taladro se paró tan pegadito, tan cerrado y con tan poca distancia entre sus líneas que Independiente no pudo resistir la tentación de las bandas. Hasta pareció tener algún jugador menos por momentos, dado lo comprimido de su esquema. Aún así, sin disimular la búsqueda del punto, Banfield tuvo ocasión de llevarse un premio inmerecido cuando, en el segundo tiempo, el lateral Emanuel Coronel se mandó una patriada y quedó cara a cara con Rodrigo Rey. Pero el arquero local fue otra vez imbatible, sumando su sexta valla invicta en los últimos ocho partidos.
Como para destacar a algún jugador de campo de Independiente, se puede mencionar al volante central Kevin López, quien hizo lo que pudo para clarificar los caminos en una zona que estaba destinada a la intrascendencia.
En la parte final del encuentro se abrió una luz de esperanza para los espectadores con los ingresos de acaso los jugadores más prometedores de uno y otro plantel, el enganche Santiago Toloza por Independiente y el extremo Gerónimo Rivera por Banfield. Pero al 10 rojo lo buscaron poco, mientras que al banfileño sólo pudo inquietar con su velocidad -notable por cierto- y no con sus gambetas.