"Milei no puede hacer esto impunemente sin ningún costo, porque lesiona la moral de los ex combatientes, sus familiares, los jóvenes y de aquellos que murieron en la guerra", dice Rodolfo Carrizo, veterano de Malvinas e integrante del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata. "Además de un repudio enfático, reivindicamos la memoria de nuestros compañeros y hacemos un llamamiento a la toma de conciencia colectiva para que los argentinos digamos fuertemente 'No a Milei'", afirma a este diario.
En el debate del domingo, el candidato a presidente de la extrema derecha ultraliberal confirmó su admiración por primera ministra inglesa en tiempos del conflicto de 1982, Margaret Thatcher. La comparó con los jugadores de los Países Bajos Johan Cruyff y de Francia Kylian Mbappé. A primera hora del lunes, el CECIM de la capital bonaerense repudió sus dichos y sentenció al pie del documento: "Nuestro voto es para Sergio Massa".
“En la historia de la humanidad ha habido grandes líderes, y la señora Thatcher lo fue", afirmó Milei.
"Nos generó una gran indignación. Uno no debería extrañarse de que Milei, el hombre de la motosierra que ha dicho tantas barbaridades con tanta impunidad, lo hiciera de esta manera y elogiando a Margaret Thatcher, la principal responsable del hundimiento del General Belgrano", dice Carrizo a BuenosAires/12. Para el ex combatiente, aquella tragedia en la que fallecieron 323 argentinos "constituyó un crimen de guerra atroz", ya que ocurrió fuera de la zona de exclusión del conflicto bélico. Remarca que pese a que "no está juzgado en ninguna corte internacional, está juzgado en la memoria colectiva de los que fuimos a Malvinas y de todos los argentinos".
"Fue un crimen de guerra de una potencia colonial de la cual Thatcher era la principal responsable", acentúa.
Además de la guerra, Carrizo subraya la relación económica que vinculaba a la Primera Ministra de aquel entonces con las Islas Malvinas. "Su vínculo es económico y militar. Hay que recordar que su marido (Denis Thatcher) era el principal accionista de Malvinas, lo que la convertía a ella en gran propietaria de todos los negocios y las inversiones que hay en las Islas. Ella gestó la guerra y es responsable de la muerte de todos nuestros compañeros", afirma Carrizo.
En el documento, los ex combatientes resaltan que la alianza de extrema derecha "pone en cuestión los acuerdos básicos de convivencia democrática". Apuntan también contra la candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel porque dicen encontrar en ella "un denominador común que es el odio y el desprecio a toda persona que no coincida con sus ideas y expresiones políticas".
"Es un personaje siniestro y negacionista", dice Carrizo. "Villarruel niega los crímenes de lesa humanidad que han ocurrido en Argentina y no reconoce a los 30 mil desaparecidos".
En el debate, Milei nombró al padre de Villarruel como "combatiente de Malvinas". Para Carrizo "son parte de la misma matriz". Explica: "Hay que recordar que las Fuerzas Armadas Argentinas, en la dictadura y en la guerra, también fueron las que torturaron a nuestros propios compañeros. Allí también hay que tener una lectura crítica, porque Villarruel tiene un papá que fue militar carapintada que jamás denunció las torturas a su propia tropa. No está bueno comerse la curva con que el papá es un veterano de Malvinas, porque es un militar de la dictadura con todas las letras".
"La brutalidad con la cual quiere avanzar esta fuerza de tarea antidemocrática merece el mayor de los compromisos de los sectores populares. Defendemos una Argentina soberana y con un amplio sentido social", rezó el comunicado de los platenses, palabras antes de expresar su apoyo a Massa. Carrizo explica a este diario que, al tratarse de una elección de dos alternativas, "le decimos 'si' a Massa en tanto y en cuanto reivindica las posiciones de 'memoria, verdad y justicia', a las cuales nosotros les incorporamos 'soberanía y paz'".
"Si Massa asume, pretendemos que se profundicen esas políticas, y que no queden solo en promesas", advierte Carrizo. Y extiende: "Massa será el responsable de que dejemos de tener una mirada de la Argentina territorial que desprecia el mar, en la que no pensamos en la construcción del canal Magdalena, en el desarrollo de los puertos, o en la que no denunciamos en la ONU un sistema colonial que ocupa la Isla", explica.
En la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, Carrizo se desempeña como docente del seminario "Malvinas, Comunicación y Nación". Al ser consultado sobre cómo se le llega a los jóvenes con estos temas, el ex combatiente señala que "no hay una sola fórmula", pero que "la mejor prédica, en este caso, es mostrar la historia, poniendo en evidencia lo que fue la guerra de Malvinas". "Los medios de comunicación deben hablar de Malvinas, porque la gente por sí sola quizá no se detiene a revisar, pero los medios tienen la responsabilidad de comunicar qué fue aquello."
"Muchos jóvenes pueden no saber lo que pasó en 1982, pero los medios tienen la fuerza de transferir la historia en presente, contar qué pasó, y hacer público lo que está invisibilizado", dice Carrizo. "En la medida en que Malvinas sea un debate más grande, donde la política lo tome y desarrolle, nuestros jóvenes se nutrirán de conciencia e interpretarán de manera más simple esto que fue un crimen de guerra", sentencia.
Rodolfo Carrizo, su vida y el CECIM
Carrizo nació el 26 de noviembre de 1954, en la provincia de San Juan. Cuando finalizó la escuela secundaria en la región cuyana, eligió continuar con sus estudios terciarios en la capital de la provincia de Buenos Aires. En La Plata, a fines de 1974, cursó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional. El servicio militar obligatorio se hacía a los 20 años, pero al ser estudiante tramitó la prórroga universitaria durante seis años. Concluido ese plazo, en marzo de 1981 Rodolfo acudió a realizar la práctica obligatoria de las Fuerzas Armadas, y se sumó a la famosa “clase 62”. La mezcla de la décima brigada de la infantería, creada como una brigada voluntaria, estaba compuesta por “los viejos” de la clase 54 como él y los jóvenes de 18 años, que ni siquiera habían finalizado el servicio militar.
Tras ser reclutado en La Plata, y luego de cinco días, fue trasladado junto al cuerpo de la décima brigada a la base aérea de El Palomar. De allí, aún sin información oficial, fueron llevados a Río Gallegos. En Ushuaia, Rodolfo y sus compañeros se subieron al Hércules que finalmente los trasladó a las islas. Al bajarse del avión, la confirmación de lo imaginado se posaba sobre el cartel que decía “Airport Falklands Islands”. En la llanura de la isla, con las bajas formaciones rocosas y acompañados de un intenso viento, él y sus compañeros lucharon sin parar.
“El CECIM se creó en Malvinas. Durante los días de la espera, algunos compañeros que eran muy inquietos lo pensaron como un lugar recreativo, lúdico y que te juntarías a rememorar la época de la experiencia en Malvinas. CECIM nace ahí y ahí tiene sus primeros antecedentes”, detalla Carrizo. Con el conflicto armado ya finalizado, entre los grupos de excombatientes comenzaron a comunicarse generando encuentros, charlas, rememorando el pasado y construyendo un fuerte vínculo entre ellos. Con el correr de los días, los meses y los años, desde el CECIM visibilizaron un fuerte incremento en las problemáticas que vivenciaban los compañeros.
“El CECIM pasó a tener una necesidad de contención y resistencia. Generamos lazos de solidaridad con compañeros que estaban mal emocionalmente, con problemas con el estudio, carentes de oportunidades laborales y que acarreaban con todas las secuelas posteriores. Fueron situaciones muy angustiantes” remarca Carrizo, a la vez que subraya que el eje central del CECIM era y es el “ser solidario con los compañeros que tenían y tienen problemas”. “Empezamos a ver que los problemas se iban incrementando y Estado no brindaba respuestas. Había una actitud negacionista y las fuerzas armadas tampoco hicieron absolutamente nada para que los soldados se reinsertaran. Así como crecieron las necesidades, creció nuestra consciencia crítica”, remarca el excombatiente.
“El CECIM siempre ha sido una organización que decidió militar por los de Derechos Humanos y querelló por los casos de torturas a las fuerzas armadas. Tras comprobarse las torturas en Malvinas, llevamos 176 denuncias hechas con 120 militares denunciados y recién hubo 4 convocados a indagatoria. Con el Estado nos relacionamos en el trabajo legislativo, hemos hechos leyes que tiene que ver con los derechos de los soldados y en el plano de los derechos humanos” enumera Carrizo, que destaca el accionar del centro de excombatientes durante más de cuatro décadas.