El 6 de noviembre se cumplieron 50 años del Aguilarazo, uno de los hechos históricos del movimiento obrero de Jujuy que encabezaron los mineros de El Aguilar. En Humahuaca, como cada año, hubo un acto para recordar esa lucha e invitar a continuar en el camino de reivindicación de derechos laborales. 

El Aguilarazo fue una protesta obrera que si bien terminó en represión, con ocho trabajadores heridos y uno muerto, también logró que la patronal otorgara un 70% de aumento salarial y se comprometiera a avanzar con leyes laborales y a no tomar represalias contra dirigentes y trabajadores, aunque después ese compromiso fue desconocido por la empresa, decisión que fue avalada por el Ministerio de Trabajo de la Nación.

"La epopeya del 6 de noviembre, el famoso Aguilarazo, es triste y hay cosas que aun están ocultas pero están floreciendo y conocemos más profundamente. Por esa fecha el pueblo trabajador estaba cansado, oprimido de tanta injusticia y que no veía desarrollo para esa zona", memoró en el acto realizado el sábado último en la Plaza Mineros "Avelino Bazán" de Humahuaca, uno de los actores de aquellos hechos, Rubén Cari, que era secretario adjunto del Sindicato Obrero Mina Aguilar (SOMA). 

Cari destacó "la organización, el sindicato, la unidad y la fuerza de los trabajadores que han sabido entender y el momento en que se iba a destacar este movimiento", y recordó la "inmediata, triste" respuesta de la empresa, "porque ha habido gente herida como el compañero Espinoza y otros más, un fallecido Adrián Sánchez, gran minero. La reacción minera fue inmediata provocada por la violencia de la empresa, no entendían que queríamos vivir con dignidad, con acciones sociales, viviendas para esa comunidad en un pueblo asentado”, rememoró.

Después de describir la furia de la pueblada ese día en El Aguilar, donde se levantaron los mineros y también las mujeres, Cari recordó que después de acordar con Eduardo López, representante de la empresa, procesado por delitos de lesa humanidad, sentían que habían ganado, pero el ministro de Trabajo (de la Nación) anuló todo lo conseguido. Sin embargo, “No nos quedamos con que habíamos perdido", "hicimos valer nuestros derechos sobre ellos haciéndoles costar y reivindicar al obrero en su asunto salarial y están de testigos mis compañeros Efren Guzmán, Mariano Rodríguez, Roberto Troncoso, Anastasio Colmenares, Asunción Cruz, Bruno Díaz, Juan Bejarano, Roberto Valeriano y otros más cuya memoria debemos honrar. Seguimos luchando con estos actos, reivindicamos la lucha de los mineros”, afirmó Cari.

El Aguilarazo fue el punto cúlmine de un conflicto que se inició en febrero de 1973, cuando la empresa decidió suspender las horas extras. El 5 de noviembre, en asamblea secreta, los trabajadores aprobaron un plan de lucha y el 6 de noviembre empezó una huelga activa, los trabajadores tomaron la usina y cortaron las comunicaciones. Cuando obreros y mujeres se manifestaban la Gendarmería reprimió y dejó a ocho obreros heridos y mató a Adrián Sánchez. Recién al final de ese día comenzó la negociación, de la que participó también el entonces director de Trabajo y ex dirigente obrero Avelino Bazán. 

El Aguilarazo tiene también un antecedente más lejano, la huelga de 33 días que realizaron los mineros en 1964, también en reclamo de mejoras salariales y mejores condiciones de trabajo. 

Las actividades para recordar la gesta obrera fueron organizadas por la Comisión de “Conmemoración de la Marcha Heroica de los mineros - 8 de mayo de 1964“, integrada por ex mineros, presos políticos, residentes mineros de Humahuaca, y la municipalidad humahuaqueña. Los actos centrales se realizaron en la Plaza Mineros en el histórico pueblo de la Quebrada, donde asistieron los mineros testigos del Aguilarazo, y familiares, vecinos y vecinas.

Brígido Gutiérrez, ex minero de El Aguilar, con su ropa de operario naranja, estuvo en el acto recibiendo a sus compañeros. Vive en barrio 23 de Agosto en Humahuaca y junto a otros mineros cuida la Plaza “Avelino Bazán”.

“Venimos a recordar una gesta heroica de nuestros abuelos, nuestros padres. Ellos trazaron una senda para defender la actividad sindical que tienda a servir al trabajador. Donde se pueda vivir democráticamente, y no en una burocracia sindical que se somete a los intereses de una empresa. Más aún cuando no se encontraron los responsables económicos y políticos de la detención y desaparición de Avelino. Hemos suplicado a la familia minera que no se apague la lucha sindical minera, herida que sigue abierta, mientras no haya justicia hay impunidad y no se puede fortalecer la democracia, las relaciones laborales”, sostuvo en el acto Donato Cachambi, docente miembro de la comisión organizadora. 

También destacó que la represión “no fue un actividad de tres o cuatro empresarios y militares, sino que fueron operativos sistematizados bajo el terrorismo de estado vivido en Jujuy. Nunca más un golpe de Estado, porque eso será que vuelvan las desapariciones, las humillaciones, la expulsión”, resaltó. 

En ese tenor la docente Laura Paredes leyó una carta de la hija de Avelino, Mirta Bazán, en nombre de la familia y de su madre, Olga Ovalle de Bazán: “El 6 de noviembre de 1973 nos debe movilizar para tener presentes a nuestros héroes mineros que aquel día, superando dificultades, renovando fuerzas, bregaron por un salario justo y leyes de trabajo", destacó. Recordó que fueron "encarcelados y luego expulsados, acusados, asesinados, como Adrián Sánchez". Y que esa represión siguió luego con el golpe militar del 24 de marzo de 1976, "un golpe genocida que hizo desaparecer injustamente a Avelino Bazán, mi padre". Destacó que además de recordar aquel día de protesta y represión, este acto también permite "parar en nuestros hechos cotidianos para reunirnos, sentir que estamos juntos armonizando nuestros esfuerzos al servicio de los ideales de nuestros padres y decir que siempre los tendremos presentes: memoria, verdad y justicia”.

Entre los presentes estuvieron varios ex mineros, y miembros de la comisión directiva del SOMA, entre ellos Efrén Guzmán, que era secretario general en 1964, ex preso político, detenido en 1976 junto a otros ocho mineros gremialistas que fueron trasladados a la cárcel de Villa Gorriti en la capital jujeña y luego llevados a la Unidad Penal N° 9 de La Plata en octubre de ese año y liberados meses después.

“Hemos vivido momentos difíciles, hemos tenido problemas con una multinacional con mucho peso y hasta ordenaba al gobierno nacional de hacer cosas", memoró antes de recordar a Avelino Bazán. "Cuando los compañeros entendieron un poco pudimos hacer movilizaciones que costaron dolor. Así son las luchas, se gana o se pierde. Nosotros perdimos mucho, siempre seguimos luchando", afirmó. Y tras recordar la represión que sobrevino con el golpe de Estado, pidió que no se olviden estos hechos. 

El SOMA estaba adherido a la Asociación Obrera Minera Argentina. En las medidas de fuerza se pudo visualizar la unidad, la organización sindical y la fuerza de las bases mineras para exigir mejores condiciones de trabajo y de vida social en una mina a más de 4000 metros sobre el nivel del mar en la Puna jujeña.

Avelino Bazán inició su carrera sindical en la mina El Aguilar, donde comenzó a trabajar a los 17 años. A los 28 años fue elegido secretario general del SOMA e integró también la Asociación Obrera Minera Argentina. También fue electo diputado provincial. En 1973 fue designado director de Trabajo de Jujuy. Fue detenido dos veces en la última dictadura, la primera vez estuvo en la cárcel de Gorriti y en La Plata, de donde fue liberado, pero fue nuevamente detenido el 25 de octubre de 1978 y fue desaparecido. Su hermana Rosa Bazán dedicó gran parte de su vida a exigir justicia por este crimen, pero falleció este año sin saber dónde está su hermano.

Con la dictadura, la represión se enseñoreó en la Compañía Minera Aguilar, de intereses extranjeros, hubo mineros detenidos, y cientos fueron expulsados arbitrariamente y sus familias desalojadas. Los secuestrados pasaron por la Comisaría de El Aguilar, luego por la de Humahuaca, los llevaron al Penal de Gorriti, desde donde algunos fueron liberados. Otros nueve fueron trasladados el 7 de octubre de 1976 a la Unidad 9 de La Plata, de donde fueron liberados meses después.