La vida y la obra del popular cantante de tango Roberto “Polaco” Goyeneche se erige con voz propia y desde aportes de familiares, colegas y amistades en Las formas de la noche, un documental donde su sobrino nieto, el cineasta Marcelo Goyeneche, consigue reponer con admiración y cariño a quien define como “un personaje único de una noche porteña que ya no existe”.
“Siento que el corazón de la película está en la esencia de su ser, en su forma Goyeneche de vivir”, arriesga el realizador combinando dosis de realismo y poesía como en la propia existencia del notable intérprete que fuera puntal de las orquestas de Horacio Salgán y Aníbal “Pichuco” Troilo.
Pero, además, y en apenas 68 años de vida, el “Polaco” fue una de las voces escogidas por Astor Piazzolla, y hacia el final de su camino musical logró tender fecundos puentes entre la menguada escena tanguera y las nuevas generaciones musicales cercanas al rock.
A partir de unas cintas de audio donde Goyeneche cuenta en primera persona algunas de sus decisiones estéticas, mojones del camino, aventuras cotidianas y algunas travesuras, su pariente construye un perfil cercano y valioso en torno al gran e influyente vocalista nacido el 29 de enero de 1926 en el barrio porteño de Saavedra, definitivamente su lugar en el mundo.
El barrio, Platense, la música y la noche trascienden la pantalla en un fresco de época donde se incorporan testimonios íntimos (de su esposa Luisa Mirenda y sus hijos Roberto y Jorge, entre ellos), de artistas (como por ejemplo Adriana Varela, José Colángelo, Litto Nebbia y Néstor Marconi) y de quienes pueden dimensionar su obra (Gustavo Varela, Gabriel Soria y Jorge Boccanera, por citar a algunos). El collage se completa con material de archivo de momentos televisivos (destacándose la interpretación de “Naranjo en flor” en el living del programa de Juan Carlos Mareco que conmovió al bailarín Jorge Donn), fragmentos de películas (fundamentalmente Sur, de Pino Solanas), pasajes de actuaciones nunca vistas y algunas filmaciones caseras.
Sobre ese rescate, el autor de otros seis largometrajes que rodó entre 2004 y 2021 (El día que bombardearon Buenos Aires, Carne viva, SMO, el batallón olvidado, Las enfermeras de Evita, Por amor al arte y El largo viaje de Alejandro Bordón), reflexiona que “es muy triste que nuestro país continúe sin tener una cinemateca nacional, un lugar donde preservar el patrimonio audiovisual”. “Que nuestro acervo cultural dependa de la voluntad de alguien de querer o no compartirlo, habla a las claras de lo poco que hemos hecho por preservar nuestra cultura de manera colectiva”, alerta Marcelo Goyeneche.
Roberto Goyeneche, las formas de la noche se exhibirá desde el jueves 16 en salas porteñas del Gaumont y el Cosmos, el 17 se verá en Cine del Paseo de Mar del Plata y en la misma ciudad costera se proyectará el 21 en Paseo Aldrey. Otras salas donde podrá reencontrarse la leyenda del "Polaco" serán, desde el 23 el Espacio Incaa-ATE de la Ciudad de Buenos Aires y partir del 30 el Cine York de Vicente López y el Cinema La Plata.
-¿Cuándo decidiste hacer esta película sobre tu célebre pariente?
-En 2019, cuando se cumplieron los 25 años de su fallecimiento. Desde la familia sacamos una solicitada anunciando que íbamos a realizar la película y a quienes quisieran colaborar con el proyecto le pedíamos que nos enviaran material del Polaco: fotos, videos, entrevistas. Así fue como apareció mucho material que la gente generosamente nos hizo llegar. Entre todo ese material se encuentra una entrevista que el poeta y periodista Jorge Boccanera le había hecho a Goyeneche en 1988 en el Bar San Quintín. Esa entrevista se convirtió en una pieza esencial de la película.
-¿Qué impresiones sobre el Goyeneche artista se reafirmaron al hacer la película y cuáles aparecen como una revelación?
-Fue reencontrarse con un tipo sencillo, de barrio, con códigos y con un inmenso amor por su profesión, sus amigos, su club Platense y sus pájaros. Pero además, y fundamentalmente, encontrarnos con una persona que no tuvo prejuicios a la hora de acercarse a los jóvenes y tender puentes entre varias generaciones.
-En el relato hay hallazgos y ponderaciones sobre sus distintas etapas artísticas (con Salgán, Troilo, Piazzolla y como solista). ¿Qué destacás de cada una de ellas?
-El “Polaco” transitó más de cuatro décadas de nuestra historia reciente en el tango. Fue en cada una de ellas protagonista junto a esas grandes orquestas y esos artistas únicos. Lo que destaco es que Goyeneche supo reinventarse en cada etapa, para darle su impronta.
-¿Qué te pasa hoy a vos con el género y con el legado del “Polaco”?
-El tango forma parte de nuestra identidad, como el rock argentino, el folklore, y todas nuestras músicas que están ahí esperando para ser descubiertas y disfrutadas. Con el “Polaco” me pasa que voy a buscarlo cuando lo necesito. Voy a alguna de las cientos de grabaciones que nos dejó y me sorprendo siempre con esas interpretaciones únicas e irrepetibles.
-Teniendo en cuenta la agitada vida nocturna del Polaco, ¿qué recuerdos tenés de cómo se observaba esa actividad en el seno familiar?
-Era una forma de vida: la noche y el tango son inseparables. No era sencillo para la familia acompañar a una persona que “vivía al revés de todos”, pero se acomodaban. Y Luisa, su compañera de toda la vida, fue el gran sostén de la familia. Hoy siguen dando vueltas en el living de la casa del Polaco en la calle Melián esas juntadas hasta el amanecer donde podías encontrar a tipos como Troilo o Stampone escuchando música, tomando whisky y filosofando de la vida. Lo que hubiera dado yo por estar en alguna de esas reuniones…
-¿Hubo alguna voz que te hubiera gustado sumar para completar este retrato?
-Sí, ¡Pino (Solanas)! Hablé con él en julio de 2020, quedamos en juntarnos en diciembre cuando volviera de Francia. Estaba muy contento con la película y quería formar parte de ella. Pero no se dio, falleció poco antes. Está en la película, contando algunas anécdotas de la grabación de Sur, pero me hubiese gustado tenerlo más.
-¿Cuánto sentís que se lo extraña al Polaco tanto en el tango como en la familia?
-Se lo extraña mucho, como a Troilo, personajes entrañables e irrepetibles. Los tendremos para siempre en el recuerdo de una época que no volverá, pero están sus obras. El inmenso legado que dejaron, solo hay que escucharlo para tenerlo un poco más cerca.
-¿De qué manera creés que se liga Roberto Goyeneche, las formas de la noche a tu filmografía?
-Esta película existe gracias a que tenemos al Incaa. Sin políticas públicas de fomento al cine nacional no podría haberla realizado. El cine independiente, tanto documental como de ficción, necesitan de ese apoyo. Mis películas hablan de la historia, la vida política y cultural de nuestro país, a través de su gente. Algunos anónimos, otros conocidos. Y el cine tiene una relación estrecha con el concepto de identidad, por eso es fundamental continuar ejercitando la soberanía audiovisual. Esto quiere decir que nosotros podamos seguir contando nuestras historias y garantizar que el público tenga acceso a ellas.