“Lo primero que hice el día que cumplí dieciocho años fue afiliarme al radicalismo”, abre la charla con Buenos Aires/12 Felicitas Cabretón, concejal mandato cumplido de Necochea y ex candidata a senadora provincial por la quinta sección electoral, para explicar su condición de “radical histórica, de la lista 3”.

Cabretón, una de los 200 dirigentes de todas las líneas internas de Juntos por el Cambio que el sábado pasado firmaron un comunicado llamando a votar por Sergio Massa en defensa de la democracia, cuenta que será la primera vez, en sus 51 años de vida y más de 30 de militancia, que vote a un candidato peronista.

En estas líneas, cuenta cómo y por qué llegó a esa decisión, su evaluación de la experiencia de Juntos por el Cambio y su preocupación por lo que representa la candidatura presidencial de Javier Milei, con el  del apoyo inconsulto de Mauricio Macri.

—¿Te sorprendió el pacto de Acassuso entre Mauricio Macri y Javier Milei?

—La verdad que no, para nada. En el último tiempo, Macri se sintió más cómodo con él que con Juntos. Al punto que las principales figuras de la coalición le pedían algún guiño a favor de la que era nuestra candidata, Patricia Bullrich. Para nosotros y para todos los argentinos es una gran frustración, una más, porque tenemos muchos interrogantes sin responder. Macri nos debe muchas explicaciones, especialmente de cómo terminan juntos después de todo lo que se dijeron Milei y Bullrich.

—La historia de Macri con la UCR, que acaba de terminar, empezó en 2015, con la convención de Gualeguaychú. ¿Qué evaluación hacés de este proceso, de los ocho años?

—Esta coyuntura tiene algo en común con la de 2015, cuando el partido estaba dividido en dos posiciones antagónicas. Yo entonces estaba a favor de conformar la alianza con el Pro porque entendía que era lo que había que hacer para lograr la alternancia, que para nosotros es un valor fundamental, y no reniego de esa posición. Volvería a hacer lo mismo. Esperábamos que ese acuerdo fuera el principio de un proceso virtuoso que finalmente nunca ocurrió. La convivencia entre las dos fuerzas nunca fue buena, siempre fuimos furgón de cola del Pro, nunca nos integramos realmente al gobierno, simplemente lo acompañamos.

—¿El Pro es un partido en sentido estricto?

—Es bastante particular. A diferencia del radicalismo, el Pro no tiene una estructura orgánica, no tiene ámbitos de debate ni discusión, no está claro cómo son sus procesos de toma de decisiones ni de elección de autoridades partidarias. Es más, en muchos casos, especialmente en el interior de la provincia, ni siquiera tiene figuras propias de relevancia, por eso va a buscarlas a otros espacios. A modo de ejemplo, la lista de senadores que yo integré hace unos años la encabezaba el periodista Franco Bagnato.

—¿Y cómo llegaron a la decisión de votar a Massa?

—Debatimos mucho dentro de mi espacio, la Corriente de Opinión Nacional, porque la decisión para nosotros fue extremadamente compleja. En principio, ninguno de los dos candidatos refleja nuestras convicciones, pero entendemos que el momento requiere una cuota de responsabilidad porque la propuesta de Milei nos lleva al abismo. Milei pone en riesgo el pacto democrático que la sociedad argentina suscribió con Alfonsín en 1983. Alfonsín es el padre de la democracia, por algo cuando falleció en 2009 todo el país estuvo de luto. Él acuñó el concepto de que teníamos que nacer, crecer, vivir y morir en democracia. Eso es justamente lo que peligra, porque Milei construye a partir del odio. Y Victoria Villarruel niega las conquistas de las mujeres, no sólo de estos años, sino de las últimas décadas. Yo podría haber sido neutral, mantenerme en silencio, pero es demasiado lo que hay en juego.

—¿Y el afiliado acompaña la decisión?

—El afiliado entiende cuando hablamos, pero le cuesta decidirse. Las mayores objeciones tienen que ver con la marcha de la economía, con la inflación, con el daño a los ingresos. Hoy estuve con una militante social que tiene en su barrio un comedor desde hace 30 años. Hay familias que llevan varias generaciones comiendo en los comedores.

—¿No creés que una cuota importante de la responsabilidad económica es del gobierno anterior?

—Si, claro. Nosotros como partido hicimos varios planteos, manifestamos nuestra disconformidad con el rumbo de la economía, pero no fuimos escuchados. Esto es de público conocimiento.

—Sin embargo, hay radicales que aún acompañan al PRO. ¿Cómo sigue eso?

—Ahora lo que viene es una etapa de reconfiguración de alianzas de todo el sistema político. No sé cuántos son en porcentaje los radicales que todavía están con Macri, sé que son pocos y que lo hacen a título personal, en abierta contradicción con la posición del partido.

—¿Tuviste algún contacto con gente de Unión por la Patria?

—No, ninguno. No tenemos un acuerdo político, no pedimos nada a cambio. Hice público mi voto y estoy dispuesta a decírselo a quién me pregunte y explicarle mis razones, pero eso es todo. A partir del 10 de diciembre, gobierne quien gobierne, nosotros los radicales vamos a ser oposición.