A pocos días del balotaje, Unión por la Patria quiere apuntar a la búsqueda de votos bonaerenses en el interior de la provincia de Buenos Aires. Según informó un dirigente del Partido Justicialista a Buenos Aires/12 con pedido de reserva de identidad, la mira está puestas en tres estratos del electorado: los desencantados o arrepentidos de haber elegido en primera vuelta La Libertad Avanza, la porción del PRO que no apuesta al pacto de Acassuso de Mauricio Macri con Javier Milei, y el radicalismo. Los discursos de Axel Kicillof que pretenden visibilizar las contradicciones de Milei, las expresiones de referentes de Juntos por el Cambio que estuvieron con el larretismo, y los pronunciamientos de la UCR dan curso a esta estrategia.
Luego de una década, una fuerza política compuesta mayoritariamente por peronistas supo interpelar al electorado del interior bonaerense, el cual tiene fuertes raíces vinculadas al campo y, de este modo, triunfar en cuatro de las cinco secciones electorales que lo componen. La última vez había sido Sergio Massa a través del Frente Renovador en 2013. Hoy, caminando juntos, el objetivo es dejar atrás los coletazos de la 125, fortalecer el vínculo productivo con el ruralismo y evitar el desplazamiento de votos hacia el liberalismo para ampliar los casi 800 mil votos obtenidos en el interior.
Parte de este trabajo empieza a visualizarse y en los últimos días, centenares de dirigentes radicales liderados por Federico Storani, Raúl Alconada Sempé y Juan Casella, tres dirigentes históricos que colaboraron estrechamente con Raúl Alfonsín, llamaron a votar a Massa. Lo mismo ocurrió referentes peronistas, del PRO y varios partidos que integraron JxC en el conurbano bajo la bandera del larretismo pidieron votar a UxP. En las últimas horas lo hizo Roberto Costa, ex titular del bloque de senadores cambiemita en la Legislatura.
Incluso, a partir de algunos comunicados y conversaciones con este medio, se sabe de parte de legisladores libertarios que los bloques en ambas Cámaras pueden comenzar su aventura en los recintos con fracturas internas. El descontento tiene un único motivo: el acuerdo Macri-Milei que desdibuja el discurso anti casta del economista.
Un pasado con idas y vueltas
Previo a los triunfos de Cambiemos en 2015, el peronismo tenía una relación consolidada con el electorado del interior que se vio opacada por el conflicto sobre los derechos de exportación en 2008.
En el 2003, con el arribo de Néstor Kirchner a la presidencia, ganó en todas las secciones menos en la séptima, donde la Unión Cívica Radical quedó a la cabeza por 2 mil votos. Dos años después, en 2005, el triunfo del FPV fue unánime y se consolidó el kirchnerismo en la contienda entre Cristina Kirchner e Hilda “Chiche” Duhalde.
Para 2007, la historia sería la misma, con victorias abrumadoras del peronismo en las cinco secciones del interior, dejando en segundo lugar a la Coalición Cívica por más del doble de votos. El FPV obtuvo más de 45 puntos en todas las secciones, y más de 50 en la segunda y en la cuarta. Luego llegó el 2008, y la Resolución 125 acompañada del voto “no positivo” de Julio Cobos trazó un antes y un después para la relación del peronismo con el agro.
En 2009, la provincia tendría un alto componente amarillo en su mapa por primera vez, a partir de un salto cuantitativo que osciló entre cinco o seis veces más de votos para el PRO respecto al 2007. Eso le permitió triunfar en dos secciones, la segunda y la quinta, mientras que las otras tres fueron para el Acuerdo Cívico y Social de la UCR y la CC. El Frente Justicialista para la Victoria quedó en el tercer lugar del podio en las cinco secciones del interior bonaerense con cerca de un 40 por ciento menos de votos respecto a 2007.
El 2011 fue un oasis de triunfalismo en el peronismo. La reelección de CFK y Scioli trajo consigo un acompañamiento muy alto del electorado del interior bonaerense. Hubo un promedio de 50 puntos para el FPV, contra la Unión para el Desarrollo Social (UDESO) que finalizó segundo en todos los casos con un radicalismo asociado a Francisco De Narváez.
De lo más lejos a lo más cerca
La ola amarilla que llevó a Mauricio Macri a la presidencia y a María Eugenia Vidal a la gobernación enfrentó a un peronismo que seguía partido, con la ventaja de que, en esta ocasión, el PRO volvió a competir con fuerza en la provincia y sumó a la UCR junto a la Coalición Cívica. Bahía Blanca de la sexta, General Pueyrredón de la quinta, Olavarría de la séptima, y Junín de la cuarta, las ciudades cabeceras de sus respectivas secciones, quedaron en manos del PRO.
En 2017, el mapa del interior de la provincia fue similar al 2015, con cinco de cinco para Cambiemos. Recién en 2019 la reorganización del peronismo, la unificación de los espacios que comulgaban con CFK, Massa, acompañados por diferentes ramas del sindicalismo, construyó una victoria a nivel provincial y nacional que pusieron fin a los cuatro años de gobierno de Macri y Vidal.
De todas maneras, la performance de Kicillof en la provincia no fue suficiente para torcer la empatía del sector agropecuario para con la coalición que pasaba a ocupar el rol opositor. Lo que se puede rescatar es que el FDT consiguió, al menos, ganar en la segunda sección, donde se ubicó cerca de dos puntos por encima de JxC.
En las últimas elecciones legislativas de 2021, aún inmersos en la vida pandémica, en pleno proceso de vacunación contra el COVID-19, la descomposición de la economía mundial trajo aparejada una nueva derrota uniforme para el peronismo en las cinco secciones del interior.
Este 2023, el peronismo volvió a ser la principal opción en el interior y buscará ampliar los números empatizando, tal cual lo afirman sus autoridades, con sectores del radicales y el PRO que militó para Horacio Rodríguez Larreta y menguar la escalada libertaria.