Desde San Pablo
Jair Bolsonaro ya no se ríe diariamente como lo hacía cuando ocupaba el Palacio de Planalto, cuando prometía que sólo lo sacarían muerto de allí. No fue así. Después de perder las elecciones, dejó Brasilia lloriqueando frente a las cámaras y con la voz quebrada antes de embarcar hacia Florida, Estados Unidos, desde donde monitoreó el golpe de estado fracasado contra Luiz Inácio Lula da Silva.
Los gobiernos latinoamericanos, y Washington, deploraron la aventura del capitán que hoy enfrenta un aislamiento internacional prácticamente absoluto, del que sólo podría rescatarlo Javier Milei si fuera electo dentro de una semana. A ese vacío diplomático se suma la delación de su ex edecán, bastante comentada en los medios brasileños este fin de semana, que agravó su situación ante la justicia.
La promesa de Bolsonaro
Aparentando optimismo, Bolsonaro le prometió en un video a su correligionario Milei que irá a Buenos Aires para su eventual "toma de posesión" el 10 de diciembre, en el que sería su primer viaje a la capital argentina en los últimos cuatro años, durante los cuales se ocupó en insultar periódicamente a su colega Alberto Fernández.
Los agravios comenzaron en julio de 2019, cuando el ahora presidente saliente visitó a Lula mientras estaba preso en Curitiba y purgaba una condena firmada por Sergio Moro. El juez, artífice del "lawfare", también respalda al candidato de La Libertad Avanza (LLA).
En el primer turno electoral argentino del 22 de octubre, Bolsonaro envió una misión encabezada por su hijo, el diputado federal y policía Eduardo Bolsonaro, responsable de las relaciones exteriores de su padre y emisario informal del publicista norteamericano Steve Bannon, conocido por haber asesorado a Donald Trump y ser el inspirador de una "revolución" derechista global.
Cerimedo y el fraude
En octubre de 2022, Eduardo Bolsonaro visitó Buenos Aires. Fue entre las generales y el balotaje en Brasil. Aquella vez cenó con Milei y Victoria Villarruel. También recorrió el gran Buenos Aires y se reunió con el marketinero Fernando Cerimedo, a quien conoció hace años en Estados Unidos antes de volver a cruzarlo en Brasil en durante la campaña de Jair Bolsonaro en 2018 ( según declaraciones del argentino al Centro Latinoamericano de Investigación Periodística) .
Todo indica que el año pasado el diputado instruyó a Cerimedo para que divulgue en Argentina y América Latina la noticia falsa sobre un fraude en perjuicio de su padre, mientras la misma operación se divulgaba en Brasil y alimentaba la ira de los bolsonaristas acampados en el cuartel general del Ejército, desde donde partieron para invadir el Planalto exigiendo la renuncia de Lula.
Propaganda
La presunta influencia bolsonarista en la propaganda mileísta, donde la polea de transmisión sería Cerimedo, podría explicar los recientes comentarios sobre un riesgo de fraude en el balotaje argentino del 19 de noviembre. Hipótesis de la que habló el propio candidato de LLA durante una entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly, bastante popular en el público hispanoparlante de Estados Unidos.
Otra especulación, igualmente plausible, es que la alarma disparada por los libertarios sobre la adulteración de los votos coincide con la supuesta asesoría que estarían recibiendo de Roger Stone, un colaborador de Trump conocido por su inescupulosidad, de la cual él mismo se vanagloria.
La entrevista en la que Milei imitó a Bolsonaro al calificar a Lula como "corrupto" y "comunista" estuvo más cerca de ser una pieza de propaganda que un producto periodístico. El programa fue editado de forma benévola, para disimular los raptos autoritarios y machistas del candidato, según lo declaró Bayly, de conocida simpatía por el ultraderechista argentino. Y de antipatía, también, por todo lo que huela a peronismo.
Lula guarda silencio
Desde el gobierno brasileño se evitó amplificar los dichos de Milei, considerados como una "bravata" por fuentes del Planalto. A este ninguneo no se lo debe interpretar como indiferencia frente al duelo entre el postulante de LLA y Sergio Massa.
Lula llegó a expresar su preocupación ante el ascenso del libertario durante un discurso pronunciado ante su colega estadounidense, Joe Biden, en Nueva York y en la cumbre del grupo BRICS en Africa del Sur. Ambos realizados en setiembre.
En el encuentro de johannesburgo el líder del Partido de los Trabajadores (PT) propuso el ingreso de Argentina al BRICS, moción aceptada por el organismo formado por las principales potencias emergentes. Además recibió y le deseó suerte a Massa en Brasilia a la par que respaldó un préstamo de la Comunidad Andina de Fomento para Argentina.
A las decisiones de Estado a favor de la administración Fernández, que en rigor fueron espaldarazos para Massa, se alía el envío de un equipo de especialistas en propaganda electoral para asesorar a los estrategas peronistas sobre como lidiar con la eficaz tecnología de la mentira desarrollada por el bolsonarismo. Vale mencionar la creación de Gabinete del Odio durante el anterior gobierno brasileño, una cartera informal dotada de hartos recursos para divulgar falsedades y amedrentar adversarios.
Diplomacia
Según trascendidos el silencio de Lula ante el embate de Milei en la entrevista, también sería una forma de restarle protagonismo a Bolsonaro.
De acuerdo con esta lectura, el militar está urgido por obtener algún triunfo en el plano internacional y para ello pretende capitalizar una eventual victoria de Milei. Que indicaría el inicio de un nuevo ciclo conservador en la región.
Las ambiciones de política externa de Bolsonaro no acaban por allí. Para antagonizar con Lula, la semana pasada se reunió con el embajador israelí, Daniel Zohar Zonshire, un diplomático que criticó en público al gobierno petista e insinuó la tolerancia brasileña con planes, por lo pronto solo conjeturales, de Hezbollah para atentar contra predios de la comunidad israelita.
En el ring
A fin de cuentas las elecciones argentinas colocan una vez más Lula y Bolsonaro, len el centro del ring , como ocurrió en octubre de 2022 cuando se enfrentaron cara a cara, a pocos centímetros de distancia, en el último debate por la presidencia brasileña.
Hace un año, Lula con menor estatura y alcance de brazos, diez años más viejo que su adversario, resultó vencedor en el combate frente al atlético capitán y profesor de educación física, que por momentos pareció quedar al borde del nocaut.
Paralelismos
Bolsonaro, al igual que su socio argentino Milei, es competente para las frases de efecto y el uso de la mentira como método. Sin embargo ambos le temen a choque de ideas. En el caso del militar brasileño esto se hizo patente contra Lula hace un año, y ya había sido advertido hace cinco años. En la campaña de 2018 sufrió una puñalada de una gravedad que algunos, incluso Lula, han puesto en duda.
Lo cierto es que gracias a la internación y a laudos médicos no siempre confiables, el entonces candidato de derecha tuvo un pretexto para estar fuera de los debates ante el resto de los candidatos. En el único debate del cual tomó parte, antes de ser herido en el abdomen, el candidato fue vapuleado por la entonces postulante ambientalista Marina Silva.
¿Asilo?
Junto a las razones políticas y diplomáticas que justifican su apoyo a Milei, Bolsonaro también podría estar interesado en contar con un aliado en caso de ser condenado en alguno de los varios procesos que se le instruyen en el Supremo Tribunal Federal. Jueces de esa corte dijeron bajo anonimato que creció la probabilidad de que sea ordenada su prisión, algo que meses atrás parecía inaudito.
Advertido de su destino incierto, pese a que mantiene una considerable popularidad, Bolsonaro habría iniciado los trámites para obtener la ciudadanía italiana, siguiendo los pasos de su hijo, el diputado Eduardo.
Esa posibilidad repercutió negativamente en Italia donde a fines de octubre, pocos días después de la primera vuelta argentina, la Cámara baja aprobó por amplia mayoría, un proyecto que impide conceder ciudadanía a descendientes de italianos envueltos en "terrorismo y conspiración contra el Estado de Derecho".
Si las puertas del exilio en Italia se cerraron algo similar podría ocurrir en Estados Unidos, donde el Departamento de Justicia autorizó que el FBI investigue al ex gobernante, sus cuentas y propiedades. Las sospechas son por lavado de dinero y otros delitos investigados con la colaboración del arrepentido ex edecán, teniente coronel Mauro Cid. El viernes pasado se filtró a la prensa que Cid confirmó que Bolsonaro ordenó vender en Estados Unidos joyas y relojes de lujo recibidos de gobiernos árabes cuando era presidente, las cuales debieron permanecer como patrimonio estatal tras su salida del gobierno.