Independientemente del resultado de las elecciones que se avecinan, las ideas libertarias han sido derrotadas. Fueron negadas una y otra vez en este último tramo electoral. En el caso de la eliminación de los subsidios, por ejemplo, Javier Milei ha dicho abiertamente que no se van a suprimir, negando afirmaciones recientes en el sentido opuesto.

En el caso de la compra y venta de órganos, el candidato limitó su alcance al decir que son sólo “discusiones filosóficas”. Como si la filosofía de un presidente de la Nación no fuera importante. Con uno u otro argumento, lo cierto es que las ideas libertarias se han esfumado, pero sin embargo Milei sigue sosteniendo que es libertario.

En el centro de este pensamiento está la acusación al Estado de los peores pecados posibles. Ese mismo Estado que ahora los libertarios no quieren eliminar o siquiera reducir. Los libertarios argentinos ocultan también la reducción del Estado que está haciendo Nigeria, que tiene una presión fiscal (impuestos recaudados sobre PBI) de sólo el 5,5 por ciento, llegando a ser el valor más bajo declarado a nivel mundial.

Nigeria es el país que menos “te roba” con los impuestos, pero también es uno de los países con peor índice de Desarrollo Humano (puesto 163 sobre 191). Tampoco mencionan al país con la motosierra más grande del mundo, Somalia, que tiene un gasto público de apenas 8,8 por ciento sobre el PBI, el más bajo del mundo, teniendo también uno de los PBI más pobres.

Quedó bastante de lado en esta contienda electoral el “principio de no agresión” que supuestamente profesan los libertarios. En cambio, el nivel de violencia utilizado para expresar sus ideas no tiene registros dentro de la democracia. Fueron tantos los actos violentos que escondieron debajo de la alfombra que destruyeron su propio principio.

Limitaciones

En el último debate, también quedó expuesta la limitación que en la práctica tienen las meras elucubraciones pseudoteóricas de esta corriente, que piensa que todo puede ser comercializado, que todo es un mercado.

El candidato presidencial sostiene que, de existir brecha salarial según el género, se demandaría más trabajo a las mujeres, debido a su menor salario y la búsqueda de lucro por parte del empresariado. Esto es teoría de oferta y demanda en su máximo esplendor, como si las trabajadoras y los trabajadores fueran bienes.

La explicación resulta incompleta porque no tiene en cuenta las condiciones sociales de determinados grupos, como por ejemplo el cuidado de los niños en el caso de las mujeres, ni tampoco la predisposición en los tomadores de decisiones a elegir, por cuestiones culturales y sociales, a hombres por sobre las mujeres en los rangos jerárquicos más altos. Esto no puede verlo ningún libertario porque su modelo no incluye variables no mercantiles.

En definitiva, quedaron solo ideas vacías o frases hechas. Tal vez sólo queda en pie una oposición a la praxis peronista, desprovista ya del atractivo inicial a un electorado seducido por las “ideas disruptivas” formuladas al principio.

Sobre el tramo final, los libertarios sostuvieron afirmaciones de absoluta falsedad, como “no se puede estar peor”. Claro que se puede pagar más de transporte, se puede tener que pagar educación y salud o bien se pueden perder los derechos laborales conquistados, entre tantas otras cosas. Todas medidas que afectan al salario directo, pero fundamentalmente al indirecto.

* Economista, miembro de Fundus