“Desde 1951 que voto y nunca me gustó tanto hacerlo como lo voy a hacer ahora. Costó muchísimos años poder votar, principalmente a las mujeres, y quiero cumplir mi deber de ciudadana hasta el final". La que habla es Magdalena Fanny Córdoba tiene 104 años, y un sueño que cumplirá el próximo 19 de noviembre: votar por trigésima vez en su vida.
Magdalena trabajó mucho tiempo como asistente social en el municipio de Berazategui, "siempre junto a los más necesitados", dice, reivindicando las "enseñanzas de Evita y Perón”, a quienes reconoce como sus máximas referencias políticas.
Como se desprende de sus palabras, cuenta que siempre sintió orgullo por su vocación política y que más de una vez tuvo problemas con las autoridades por decir lo que pensaba. “Me han detenido y preguntado a dónde iba y yo decía que iba a defender a mi General, y no me importaba quién estaba en frente, nunca temí a lo que me pudiera pasar”, asegura a la vez que vuelve a sus recuerdos para remontarse a 1973, cuando los militares le "tiraron un tanque encima", en los momentos que participó de la multitud que marchó hasta Ezeiza para recibir a Perón, que volvía de su exilio español.
"Casi me pisan, me salvaron las compañeras que estaban conmigo”, reconoce.
Nació en Bolívar, pero vive en Berazategui desde 1955, donde llegó para que sus hijos pudieran estudiar. Votó siempre que los vaivenes de la política democrática argentina se lo permitieron, y cuando no, luchó activamente para hacerlo.
Solo faltó en las PASO y las generales de este año por una Ley que ni ella ni su familia conocían. “Resulta que para depurar el Padrón, a la gente mayor de 103 años le dan de baja automáticamente, pero nosotros no sabíamos”, cuenta su nieta, Elizabeth Sibulka, de 51 años y estudiante de ciencias políticas, que junto a su hermana, Marcela, siempre fueron las encargadas de buscarla en los listados y llevarla a la escuela. “Cuando no aparecía no sabíamos cómo decirle, porque para ella votar es una fiesta, se prepara la ropa, se levanta temprano, es el día que más espera”, cuenta la nieta.
Enseguida empezaron a investigar cómo podrían hacer porque “ella quería estar en el balotaje si o si”, así que Marcela decidió hacerle un video y enviarlo a la cámara electoral, para que vean su caso, además de realizar el reclamo mediante la página de la Justicia Electoral.
En la grabación se ve a la señora en su casa pidiendo a la jueza a cargo de su pedido que le permita emitir su sufragio. “Desde que se decretó el voto femenino en 1951 que nunca falté a una votación y que prometí hacerlo como argentina y ciudadana hasta el último día, si usted pudiera ayudarme, desde ya muy agradecida. Buenas tardes”, asevera entre emoción y convicción. A los pocos días se resolvió hacer lugar al reclamo y la incorporaron en un listado especial, ya que los padrones ya estaban cerrados.
Para Magdalena, la próxima elección es “una de las más importantes de la historia” y le pidió, principalmente a los más jóvenes “el compromiso necesario para no perder los derechos obtenidos”. “Los chicos si tienen amor por su patria y su país tienen que ir a votar, es nuestra forma de defender nuestro suelo”, subraya en diálogo con BuenosAires/12.
Nacida el 28 de junio de 1919 “Chonita”, como la conocen todos, fue madre de 4 hijos, abuela de 12 nietos, y ya tiene 22 bisnietos y 13 tataranietos. Pero además siempre fue una persona comprometida políticamente y siempre desde el peronismo. “Desde que escuché en radio a Evita y Perón, su causa me quedó penetrada en el corazón y prometí defenderlo hasta el último día de mi vida”, asegura.
Los consejos de Evita
Magdalena es de un pequeño pueblo de Bolívar llamado Pirovano, al que reconoce que “lleva en su corazón” y donde fundó la primera Unidad Básica. “Ahí fue cuando me reuní por primera vez con Evita,nos decía todo lo que teníamos que hacer, y nos mandaba guardapolvos, útiles y cosas para que los chicos estudiaran”, rememora.
Otra anécdota que tiene son los recuerdos de regalos que le hizo la pareja presidencial a partir de la cual empezó a movillizarse políticamente. “Una vez tuvimos una charla informal mi marido y yo con el General Perón. Hablamos de política y de la vida y antes de irnos le dice a mi marido: 'toma llevate esta corbata de recuerdo'. A mi Evita me regaló unos guantes de cabritilla marrón preciosos, otra vez que nos vimos. Las dos prendas son un tesoro para la familia”, cuenta orgullosa.
Magdalena asegura que “antes de Perón los trabajadores no tenían ningún derecho” y remonta su recuerdo al momento en que ella era chica, vivía junto a sus siete hermanas. "Mi papá trabajaba en el campo y lo hacían dormir en una cama de chapa, los patrones en sus camas y él en una chapa, como si no fuéramos todos iguales para la Patria", señala. "Cuando se enteró Evita mandó a ponerle unas camas, con almohadas, sábanas y todo, y le devolvió la dignidad de un ser humano. Por estas cosas los peronistas nunca vamos a retroceder”, subraya.
“En tantos años no retrocedí un solo paso. Incluso en tiempos de dictadura o en los que el General estaba proscripto", dice la mujer de 104 años que pide abiertamente a "población que no nos dejemos sacar de las manos lo que nos dio Perón”. “Pensa en todo lo que nosotros vinimos con mi marido a Berazategui para que los chicos pudieran estudiar, ese era nuestro sueño, y hoy los más jóvenes tienen hasta universidades públicas", señala.
La mujer añora sus años de lucha y militancia como algo que la hizo “muy feliz a pesar de las dificultades”. “Ser peronista es algo que solo entiende el que lo vive, y una vez que lo sos, lo sos para siempre”, asegura.
Con una lucidez que sorprende “Chonita” se da lugar para entre risas y anécdotas analizar los hechos políticos de los últimos días, pasando por el debate. “Este señor Milei no está preparado, no tiene los conocimientos necesarios para ser presidente. ¿Viste lo que dijo de que tosían? Como puede ser que a él lo asusten con una tosecita y a mi me quisieron pisar con un tanque de guerra y nunca tuve miedo”, cierra entre risas.